Al calor de la industria
Unido a la historia de la factoría siderúrgica avilesina, este núcleo de carácter urbano y de difícil ordenación deja al margen al poblamiento rural tradicional
Trasona, como Llaranes y otros barrios próximos del distrito metropolitano avilesino que refuerza Corvera, está unida en vida e historia a la gran factoría siderúrgica. También a otras empresas industriales, como la fábrica de fertilizantes, de forma que ha ido alargando sus áreas de viviendas en paralelo a las instalaciones de Arcelor y Enfersa, de Oeste a Este, hasta alcanzar Tabaza y la moderna y compacta acería LD-III, instalada en territorio del vecino concejo de Carreño y a través del que avanza la conexión definitiva con el área siderúrgica de Gijón, Zalia mediante.
Surgida en una época de transporte difícil, de escasas y deficientes infraestructuras públicas y que apenas conocía la difusión del automóvil privado para las clases trabajadoras, la cercanía entre el centro de trabajo y la residencia era una exigencia sistémica, como lo era la acuciante necesidad de vivienda para los miles de nuevos trabajadores. Ambas razones determinaron esa proximidad, tal uso promiscuo del espacio, tan alejado de lo que hoy aceptamos como adecuado en el área metropolitana. Las poblaciones sufrieron el aire sucio y pesado, los ruidos y el paisaje industrial, atraídas por los mejores salarios y la vida urbana. Era la modernidad.
Así se fueron extendiendo los barrios de Trasona, como continuación de la barriada de Llaranes, construida en términos de Avilés y residencia de los nuevos trabajadores de Ensidesa. Del mismo modo que Las Vegas y Los Campos aprovecharon para su crecimiento la carretera Avilés-Oviedo, aquí es la Avilés-Gijón la que cumple ese cometido de vía de apoyo para la nueva ciudad lineal, construida apresuradamente y en la que se entremezclan criterios higienistas en una atmósfera de industria pesada, que hace convivir urbanizaciones y áreas industriales y empresariales durante varios kilómetros, en los concejos de Avilés, Corvera y Carreño, y cuya integración-saturación está creando un espacio retroportuario en la tendencia del que se está haciendo presente en los grandes puertos del mundo al soldar las áreas industriales-portuarias de Avilés y Gijón. Grandes infraestructuras de la civilización industriosa globalizada al servicio de las cuales algunos países emergentes ponen todo el territorio y otros, más viejos y más expertos, intentan complementarlas con la pretensión de excelencia territorial, hipótesis obligada para no desatender las obligaciones con las poblaciones locales, que quedan dentro de la retícula trazada en su localidad por las grandes infraestructuras y que en aquellas localidades que desde la vieja industria intentan seguir siendo punteras en el nuevo contexto de competencia global aún requiere de una ordenación del territorio más afinada, como es el caso metropolitano de Asturias que ahora nos ocupa.
El crecimiento metropolitano sigue colmatando los espacios intersticiales entre las ciudades especializadas preexistentes. La estructura lineal, crecida al calor de la instalación de la empresa siderúrgica, tiene en La Marzaniella (656 residentes, 747 al inicio de la década) su principal referencia, barrio urbano continuación de Llaranes, que dejó al otro lado de la autopista los pequeños barrios de Favila y Fafilán. La construcción, en la década de 1970, de la autopista estrechó el margen de crecimiento urbano de Trasona, impulsando aún más su desarrollo longitudinal, salvo en el paso hacia el embalse siderúrgico, donde se localizan los núcleos de Overo y El Palacio, junto a la presa. Y más recientemente la moderna urbanización de Los Balagares, en Truyés.
La Marzaniella se extiende hacia el Este, sin interrupción, por los barrios de San Pelayo, El Pedreru, Gudín, Rovés (factoría de Enfersa) y Silvota. La parroquia, en conjunto, ha pasado de 2.177 residentes al principio de siglo a 2.054 en la actualidad, dejando clara la dificultad de modernización de las barriadas de residencia obrera, concebidas en la época de mayor necesidad de mediados del siglo XX. Que se ajustan con mucha dificultad a los estándares y demandas actuales de vivienda en el ámbito metropolitano.
Las últimas décadas han estado marcadas por la construcción del centro comercial Parque Astur, junto a Tresmonte, la apertura consiguiente de su enlace con la autopista y por la ocupación del suelo rural entre Trasona y Las Vegas para la urbanización Los Balagares, de vivienda unifamiliar, sobre el núcleo de Truyés. Esta urbanización se situó al Oeste del embalse industrial, que ha venido teniendo un intenso uso deportivo y de actividades de ocio y que ha servido de reclamo residencial con la construcción del campo de golf. La nueva urbanización ha venido a colmatar el suelo disponible y a poner en relación directa las distintas áreas urbanas de Corvera, que tienden a formar un único núcleo urbano, directamente unido al de Avilés. Y revela de nuevo la necesidad de actualizar el listado oficial de núcleos de población del Nomenclátor, de raíz preindustrial y totalmente inadaptado a la realidad del poblamiento actual en todo el ámbito metropolitano, que no se ve reflejado en la información geográfica y estadística oficial.
A la vertebración de la ciudad en Corvera se oponen el trazado de la autopista, las instalaciones industriales y la insuficiencia crónica de las infraestructuras de relación entre sus componentes, algo tan habitual en la región y en el área metropolitana que casi pasa desapercibido. Y que da como resultado una ocupación lineal del suelo de las vegas y áreas bajas y semillanas, apoyándose en las carreteras, vías de ferrocarril y en las inmediaciones de las factorías y polígonos industriales. Mundo urbano de difícil ordenación, inacabado y de paisaje duro, que retrae el crecimiento de población, salvo cuando se trata de áreas de nuevo cuño y perspectivas. Y que deja al margen, incomprendido, al poblamiento rural tradicional.
La villa siderúrgica
Trasona se alarga siguiendo las instalaciones fabriles de la antigua Ensidesa, sobre el eje de la carretera Avilés-Gijón, constreñida entre las instalaciones industriales y la autopista. Las barriadas se suceden de Oeste a Este, sin interrupción, entremezcladas con las áreas empresariales. La modernidad metropolitana vino de la mano del centro comercial y de la nueva urbanización unifamiliar con campo de golf, con el embalse como centro de atracción. Difícil reordenación y actualización de un modelo urbano desarticulado que debe mejorar la relación entre sus componentes y la integración paisajística con el modelo industrial de grandes factorías.
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