¿Cómo ha llegado el templo hasta nuestros días?
Santullano fue construida fuera del núcleo fundacional de Oviedo. Hoy, el crecimiento de la ciudad hacia el Norte, ha rodeado este templo enclavado en lo que tuvo que ser un delicioso valle de La Vega. Levantada en un nudo de comunicaciones de origen romano, se encuentra a unos 800 metros del paño de la muralla ovetense y formaba parte de un conjunto arquitectónico, quizá con palacio y baños, que ha desaparecido. Los restos de este legado de Alfonso II, aún sin excavar, podrían encontrarse bajo las instalaciones de la cercana Fábrica de Armas.
Santullano ha llegado a nuestros días tras un viaje de 1.200 años y, desde el exterior, sorprende por sus notables dimensiones (33 metros de largo por 29 de ancho) y por el delicado equilibrio de volúmenes, algo que caracteriza a todos los edificios del Prerrománico Asturiano. Por desgracia, sorprende también por su entorno pues, pese a los distintos planes y propuestas de los expertos, la autopista “Y” sigue pasando a escasos metros de las paredes de esta joya.
Con todo, el verdadero tesoro de Santullano se encuentra en su interior. En sus paredes puede contemplarse el mayor conjunto de pintura mural altomedieval de Europa.