En toponimia menor se encuentran también topónimos del tipo L’Óligu, L’Oliu, El Ulio, incluso lo que podría ser un colectivo Oleiru, que quizá se refieran a un ave marina, oliu ‘garza real’, oliancu ‘especie de ave de rapiña’ cuyo origen acaso estaría en el conjetural derivado de ¯ORAM ‘borde, orilla (EM) —> *ORICUM ‘de la ribera’, ‘de la orilla’ (286 p. 8).
Por mi parte prefiero relacionarlo todo con el adjetivo lat. OLIDUM ‘que huele mal’ (OLD) que puede justificar los términos anteriores y que resulta aceptable fonéticamente sin necesidad de recurrir a términos conjeturales. Olgu (Cn) podría guardar relación con cuanto antecede. Lo mismo podría decirse del incrementado Oyanco (Ay) si no guarda relación con la antroponimia (cap. 9).