A otros barrios creados en tiempos modernos, en que se accedía al disfrute de un piso gracias a algún tipo de selección o concurso público, se les conoce popularmente con el nombre de Tocote (Xx, Mi, Tb) fiel reflejo de la pre gunta (¿Tocóte?) con que amigos y vecinos inquirían a quien había solicitado una casa de protección oficial.
En algún caso pudo haber pervivido algún barrio de nombre Tocarate que era la expresión de consuelo que se decía a quien no había sido agraciado en la primera ocasión.
Otras veces los nombres que recibían las llamadas “casas sociales” se ajustaban a las particulares circunstancias de cada caso dando lugar a denominaciones como Les Cases Barates (Xx), Les Cases Amarilles (Xx), Les Cases de los Maestros (Xx), etc.
A otra barriada, ahora en Trubia, se le denominó, y todavía conserva el nombre, Cataluña o Los Catalanes, sospecho que por alguna incidencia de tipo humano en relación con gentes llegadas a trabajar a la Fábrica de Cañones. La Catalana era también un conjunto de casas situadas al final de la calle Marqués de Casa Valdés, en Xixón, que parece que se remontaban al siglo XIX (445 p. 41).
Debidas a la inmigración obre ra de tipo andaluz, acaso sea alguno de los lugares llamados Triana (Rs, Cl, Co, Pi, Vd)112.
A algunos inmigrantes se les llamó popularmente cazurros, cartagineses, fenicios, turcos... pero ninguno dejó descendencia toponímica. Sí la dejaron los coreanos venidos en torno a los años 50 del pasado siglo; sin duda la difícil adaptación social de los obreros recién llegados y algunas fotografías dadas a conocer por los reporteros de la guerra que entonces se libraba en el otro extremo del mundo, en Corea, contribuyó a la fijación del mote y al arraigo toponímico de algún barrio conocido como Corea, en Trubia (Uv).
Algo por el esti lo, pero sin referencias migratorias, ocurría hace todavía pocos años en Campiellu (Tb) donde a uno de los barrios tradicionales empezaron, por las disputas de algunos veci nos, a denominarlo El Viesnán, aunque sin éxito para el futuro, en comparación a la guerra del Viet-Nam todos los días presente en los informativos radiofónicos. Probablemente Catanga (Pi) recuerde hechos africanos contemporáneos.
En otros casos pueden haberse producido asociaciones varia das de épocas pasadas con situaciones o con episodios de las campañas de guerra; así:
La Cábila (Lln, Xx, Mi), Tetuán (Av, Sr), Zeluán (Go), Cavite (Sr).
Un número no desdeñable de montes se denominan El Gurugú (Co, Mi, Tb, Sm, Ni) o Grigú (Sl), que quizá hayan pervivido en relación con el Gurugú norteafricano. En sentido contrario, sin embargo, bien está tener presente que, aunque muy minoritariamente, todavía hoy gurugú se define en asturiano como ‘picacho alargado, elevado y picudo’. Este tipo de topónimos se documentan hasta bastante más al sur del dominio como Gurugú (Aliste).
Por otro lado ofrecen un posible parentesco con los del tipo Gurrión (Qu, Tb), El Gurrietu, Gurruetos (Tb) que parece que hacen todos referencia a elevaciones del terreno, no sé si en relación con ast. gurria, engurria ‘joroba’ o con gorra.
En Samartín del Rei Aurelio “parte de los caseríos situados en la carretera que cruza este concejo, recibieron sus nombres cuando la construcción de aquélla durante la guerra de África y así se sorprende el viajero al oír citar, Tetuán113, La Generala, Sierra Bullones y El Serrallo” (411 III, p. 126).
En realidad Sierra Bullones es el nombre de la fuente que se encuentra junto a El Serrallo, barrio populoso de Sotrondio; quizá unas coplas famosas del siglo XIX114 tuvieron parte de importancia para que hayan quedado fijados estos lugares toponímicamente:
A tus ojos llaman Sierra-Bullones115
que pelean por ellos
los españoles
y con sus rayos
iluminan y alumbran
hasta el Serrallo.
En las antípodas estéticas aparece Versalles (Av) pero representa, quizá, un mismo tipo de motivación lingüística aunque de diferentes referencias sociales.
También Villalegre (Av) “bellísima parroquia (...) más poblada y con más señales de riqueza que las otras por su caserío” como escribió Jovellanos (412 p. 4000).
Un nuevo acontecimiento social, ahora la Exposición Universal de Sevilla, llevó a que una nuevas casas prefabricadas situadas entre Güerres y La Isla (Cg) recibieran el nombre popular de La Espo.
De la época de la explotación de la minería del carbón son algunas denominaciones dadas a las nuevas minas como Fortuna (Mi), Mariana (Mi), que podían llevar nombre femenino, a veces simplemente adjetivador, y que con el tiempo pasaban a denominar los barracones de las inmediaciones posteriormente convertidos en núcleos de poblamiento continuado.
Cerilleru es un barrio de la Calzada (Xx) que recuerda la vieja instalación de una fábrica de cerillas.
El Discu (Mi) debe su nombre a la señal ferroviaria de sus inmediaciones (DGA). Algunos núcleos denominados La Estación se llaman así por la circunstancia de ser lugares de espera para tomar un medio de transporte, especialmente el ferrocarril.
De la misma manera alguno como L’Estancu (Pi) pudo haberse formado por haber sido lugar donde se estableció un almacenamiento. La inventiva popular encuentra motivos numerosos para la denominación toponímica, en unos casos movida por la burla, la comparación, el chiste, la presencia de un local comercial, asistencial, etc. Quien, por ejemplo, dé un rápido repaso al nombre popular de muchas calles o pequeños barrios de Xixón (cf. 445) podrá comprobar fácilmente este aserto.