Al terreno comunal apropiado particularmente para convertirlo en tierra de labor se le conoce en algunos concejos con el nombre de caváu o cavada, nombre que sin duda alude a la acción de cavar, del latín CAU¯ARE ‘cavar’ (OLD) que sin duda manifestaba la posesión. Probablemente desde el participio débil se forma el apelativo la cavada origen del topónimo La Cavada (Cñ), La Cavá (Na) (242 p. 59).
Del participio fuerte se formó el deverbal cava ‘una medida agraria’, probablemente equivalente a lo que se consideraba que podía cavar en una jorna da un cavador trabajador del viñedo. Toponímicamente aparece en La Cava (Mi) aunque permite pensar que se puede tratar de una nominalización de la variante femenina de CAVUS, A, UM ‘ahuecado, cóncavo’ (EM).