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La peregrinación

En íntima relación con la religiosidad tradicional encontramos referencias a desplazamientos de gentes hacia santuarios locales que presentaban algún tipo de atractivo y que la pequeña historia local descubre y analiza continuamente.

En este sentido El Pelegrín (Uv) puede toponímicamente ser un recuerdo. Pero a veces eran lugares alejados los que constituían el punto de referencia de los movimientos de los peregrinos. En concreto Jerusalén provocó el gran movimiento medieval que conocemos con el nombre de las cruzadas; Roma es responsable de que los peregrinos se llamen también romeros y de que de vez en cuando todos vayamos de romería80; Santiago fue punto de importancia primordial, precisamente desde que el reino asturiano fue regido por nuestro monarca Alfonso II.

Los peregrinos foráneos se sentían en la obligación, a la ida o a la vuelta, de desplazarse al solar de los ástures donde la Iglesia de San Salvador, la Catedral de nuestros días, custodiaba muy estimadas reliquias. Por eso encontramos en nuestra tierra numerosas vías que llevan el nombre de El Camín Francés (cap. 12) seguido por los peregrinos ultrapirenaicos que hicieron propio el refrán de que quien va a Santiago y no va a San Salvador, visita al criado y olvida al Señor. Otros topónimos, como el citado más arriba La Manxoya (Uv), no resultan transparentes en su interpretación aunque los han pretendido relacionar con las peregrinaciones. Tampoco en este sentido es fácil explicar los citados Mengoyu y Mogoyu (p. 61).

Llavapiés (cap. 10), en las afueras de la capital asturiana, podría asociarse con ritos peregrinos de ablución al avistar el santuario a su retorno de Compostela, pero también podría explicarse con actuaciones relacionadas en las inmediaciones de la malatería o leprosería de Paniceres (462 p. 230).

Es cierto que no todo lo que se refiere a movimientos de gentes medievales se resume en las peregrinaciones pues hay numerosos influjos culturales medievales (318 p. 283).

Otros elementos de manifestación de la religiosidad popular nos lo ponen de manifiesto topónimos del tipo Cruz, Cruceiru, etc. a los que ya nos hemos referido en un capítulo anterior. Es posible que en alguno de los términos así aludidos pueda haber referencias religiosas o míticas pues en ocasiones se levantaban piedras como conmemoraciones, recuerdo o tributo reli gioso. No cabe duda de que muchos límites, sagrados o no, se señalaban amojonando el terreno, poniendo cruces, erigiendo cruceros, costumbre vigente, en parte, en la actua lidad.

Frecuentemente es necesario distinguir dos núcleos de pobla ción que se denominan del mismo modo. Por eso aparecen topóni mos compuestos con un segundo elemento añadido desde la capital administrativa para evitar homonimias enojosas.

Ese es el caso, por ejemplo, de dos pueblos que llamándose Tremáu, en el mismo con cejo de Cangas del Narcea, se les diferencia añadiendo a cada uno un segundo término localizador y así se alude a Tremáu Carbachu1 y a Tremáu del Coutu2 con lo cual ya no cabe posibilidad de equi vocación. Los vecinos de uno y otro lugar difícilmente pronuncian el compuesto porque para ellos la realidad inmediata, su propio pueblo, no precisa mayor determinación; pero en la villa de Cangas decir sólo Tremáu puede ser insuficiente porque, si el contexto no ayuda, ignorarán a cuál de los pueblos se hace la referencia.

Otro tanto ocurre a nivel asturiano cuando aludimos a Cangas del Narcea o a Cangues d’Onís. Si tuviéramos un mayor conocimiento y respeto de la topo nimia podríamos prescindir de los segundos términos porque Cangas, en realidad, sólo es la de Narcea (en otro tiempo y hasta el primer tercio del siglo XX llamada “de Tineo”)3; la otra, la de Onís, se llama Cangues pero el lenguaje administrativo4 reinante precisa de la aña didura como elemento distintivo.

Estos segundos términos de relación pueden ser de diverso signo y casi siempre, como los que citamos, de tipo administrativo; así observamos que unas veces buscaron las que se refieren al territorio (“Corvera de Asturias”), a la región (“Villanueva de Oscos”), al concejo (“Belmonte de Miranda”), otras a la parroquia, otras a cualquier accidente del terreno...; en todo caso son precisiones que puede necesitar el forá neo pero muy pocas veces el natural de la tierra, a no ser que se trate de núcleos muy próximos, de barrios de un mismo pueblo...

En todo caso bien está decir que esta conducta no es una novedad de nues tros días sino que se detecta desde mucho tiempo atrás en nuestra documentación medieval y ya en la misma antigüedad cuando Roma, por ejemplo, se veía precisada a distinguir el LUCUS ASTURUM (Llugo de Llanera) del LUCUS AUGUSTUM (Lugo de Galicia).

A veces se señala el sitio preciso donde se sitúa el lugar al que hacemos referencia; así continúan el latín UBI ‘donde’ (EM) lugares menores de nuestra toponimia como:

Uñaz (Rs) ‘donde nace’.

Uporquera (Co) ‘donde está Porquera’.

La Uprida (Gr) ‘la (posesión) donde Prida’.

Similares, aunque ahora originados en el latín UNDE ‘donde’ (EM) son los topónimos teberganos Onde se Reza la Salve (Tb) lugar desde donde se avista una iglesia al ir de camino y que llevaba al viandante a rezar una oración.

Pero en ocasiones el elemento distintivo es sencillamente una partícula locativa que señala proximidad, altitud, lateralidad, etc. A la aparición de algunas de estas partículas queremos hacer breve mente referencia, apuntando sólo algunos ejem plos ilustrativos.

Unas veces se puede lograr tal distinción mediante la oposición arriba o riba (latín AD RIPAM) frente a abaxu o baxo (latín AD BASSUM) así:

La Villa Riba (Pi), La Villa Riba (Vd) ‘la casería de arriba’.

La Villa Baxu (Pi), La Villa Baxu (Vd) ‘la casería de abajo’.

En ocasiones uno de los puntos de referencia puede darse por sobreentendido, así Morea Riba frente a Morea (Ay).

Otro ejemplo lo encontramos en la parroquia de lleitariegos, en el concejo de Cangas, donde dos pueblos próximos pero situados a distinta altura reciben los nombres de Brañas d’Arriba y Brañas d’Abaxu. Otros ejemplos pueden ser: Caranga d’Arriba y Caranga d’Abaxu en Proaza, Cuañana d’Arri ba y Cuaña d’Abaxu en Teber ga, La Rumía Riba y La Rumía Baxo, Xomezana Riba y Xomezana Baxo en llena, etc.

El elemento en oposición puedo ser un antiguo nombre adverbializado, esto es, cima (latín CYMA) frente a abaxu:

Velgaicima (Gs) ‘vega de arriba’, Ribadecima (Vd) ‘ribera de arriba’.

Vega de Baxo (Xx) ‘vega de abajo’, Ribadebaxu (Vd) ‘ribera de abajo’.

Aunque cima puede aparecer como primer ele mento como un verdadero adverbio, así:

Cimagráu (Gr) ‘encima de Grau’, Cima villa (Vv, Xx5, Uv6), Cimalavilla (Llg, Mi), Cimavilla (An), Cimalavilla (Ll), Cima devila (Vn) ‘encima de la villa o casería’.

A su lado son posibles otros similares:

Encimalavilla (Na, Lr), Encimalavilla (Ll), Enci mallugar (Llv), etc.

La documentación medieval recuerda estos usos cuando, a veces, localiza un determinado lugar como en el caso siguiente contraponiendo la parte de abajo, o del fondu, a cima:

“Et per cima de illa texera, et per fondos de Coua Gudina, et per fondos de la concha de iusana de illos fusellos, et per cima de illo orto de Martino Uerres” (SV a. 1158, p. 413).

Al lado de la oposición vista se detecta también en toponimia la correspondiente cimeru ‘el más alto’ frente a fonderu ‘el más bajo’:

Muñón Cimiru (Ll) / Muñón Fondiru (Ll).

Canga Cimera (Mi) / Canga Fondera (Mi).

Penacimera (Cn), Brañacimera (Ay), etc.

Muriellos Cimeiru (Qu) / Muriellos Fon deiru (Qu).

En realidad este sistema es ya antiguo e idéntico al que nos refle jan los derivados de SUPER ‘arriba’, ‘sobre’ (OLD) > sobre —> sobro —> sor(u) —> so- frente a SUB ‘bajo’, ‘debajo’ (OLD) > so que observamos en:

Sobrescobiu7 (Sb) ‘sobre el escobiu’.

Sobrelesvegues (Mi) ‘sobre las vegas’.

Sobrecastiello (Ca) ‘sobre el castillo’.

Sobrecueva (Co) ‘sobre la cueva’.

Sobrepiedra (Pa) ‘sobre la piedra’.

Sobredaveiga (Ss) ‘encima de la vega’.

Con la variante subu o sobro ‘sobre’ encontramos muestras como:

Suburriba (Sl) ‘sobre la ribera’.

Sobroveiga (Gr) ‘sobre la vega’.

Sobrobio de Baxo (Mi), Sobrobio Cimiru (Mi).

Con la expresión más desgastada sor- o sur- se constatan:

Sorbeyu (Po) ‘sobre el beyu’.

Sorfoz (Po), variante de Sobrefoz (318 p. 103) ‘sobre la hoz’, ‘sobre el desfiladero’.

Sorvilla (Tb)’sobre la villa o casería’ (235 p. 313).

Surupeña (Gr) ‘sobre la peña’.

En cuanto a los topónimos que empiezan por so-, en un primer momento podríamos considerarlos a todos ellos derivados de SUB ‘debajo de’ opuestos a los que empiezan por su-, probablemente derivados de SURSUM > S¯USUM (OLD) ‘arriba’; sin embargo, la tendencia al cierre vocáli co que se observa en posición átona en amplias zonas del asturiano, occidental sobre todo, pudo llevar en muchos casos a una confusión de resultados entre SUB > so- y SURSUM > su-, SUPER > so(bre), e incluso a ultracorrecciones que sólo la observación del terreno nos permite descubrir (235 p. 305). Son ejemplos, en consecuencia, que merecen una atención individualizada:

Soberrón (Lln), Sucarral (Cn), Sucarrera (Ti), La Socarrera (Sr), Socolina (Sl), Sograndiu (Pz), Sogran dio (Uv)8, Solaiglesia (Ll), Sulailesia (Av, Cd), Sola llonga (Sr), Solapeña (Sg), Solescampes (Sr), Sope ñes (Vv, Cñ), Sorribes (Pa, Pi, Vv), Sorribas (Ll), Surribas (Gr), Sorribero (Llg), Sorriego (Sr), Surrodiles (Cn), Sovilla (Mi), El Somuertu o Somuortu (Ni), Surriba (Pr, Ti), etc.

Una nueva variante debido a una disimilación podemos encontrar la en expresiones que empiezan por se- , incluso por su variante más cerrada si- como:

Sebarga (Po) ‘debajo de la barga’, esto es, ‘debajo de la cuesta’, expresamente socumentadoi como “Subuarga” en 926 (DCO p. 95, c. XII).

Següencu (Co)9 ‘debajo del cuencu’.

Secuesta (Sb) ‘debajo de la cuesta’.

Situiza (Tb) ‘debajo de Tuiza’, nombre de una braña de Teberga (305 p. 310).

Los derivados de SURSUM > S¯USUM (OLD) > susu (> sus > su) ‘arriba’ son tónicos cuando aparecen en segundo lugar (235 p. 311); un ejemplo clásico es el nombre de una de las partes del antiguo concejo de llena denominado por los documentos “Lena de Suso”, Cuerres de Susu (Co), El Puertu Sus (Po).

El caso que nos presenta Susacasa (Go), “Alfonso Alvariz cavallero de susa casa” (SP I, a. 1289), parece que aconseja partir de SURSUM CASAM ‘sobrecasa’ o ‘la casa de arriba’ (94 p. 92), o bien como *SURSUM IPSAM CASAM ‘sobre la casa’. Se trata de un topónimo similar a Susañe (León) pueblo situado sobre el río Sil y que exige una etimología SURSUM AMNEM. La nominalización de SURSUM la encontramos en El Susu (Cl) ‘el de arriba’.

La correspondiente expre sión reducida todavía aparece hoy en lugares como en el tebergano La Villa o La Villa de Su o Villadesú ‘la casería de arriba’ (con relación a Parmu), que una mala escritura generaliza “Sub” precisamente en dirección totalmente contraria al buen sentido etimológico.

Frente a SURSUM ‘arriba’ oponía el latín DEORSUM ‘abajo’ (OLD) > jusu > ju > xu ‘abajo’ distinción que guarda nuestra lengua medieval (460 p. 193). Son continuadores toponímicos de DEORSUM los del tipo:

Outardexú (Cn) ‘outar de abajo’

Cuanxú, también Cuaixú o Cunxú (Gr), esto ‘cuaña de abajo’ (79 p. 444)10.

Pero a ellos hemos de añadir en el centro-oriente de Asturias algunos ejemplos encontrados como:

La Vegadiosu (Cl).

Tarañosdiós (Co).

El Campudiós (Cl).

Brañadiós (Ay).

En estos casos -diós debería considerarse como un resultado previo a la inflexión de la tónica del latín DEORSUM > *joso > *jos(u) ‘de abajo’. El resultado “-diós” no es sino una muestra de la adaptación de la palatal que debió de dudar, dado su contexto, entre realizaciones del tipo [Šz], [y], [dj] (460 p. 193 ss)11. El paso evolutivo posterior *josu —> yus, lo observamos en El Ríu Bocayús (Lln)} , que también pervive en la región oriental y que tiene un paralelo documentado en “Lena de Yuso”.

Por su parte el topónimo La Soterraña (Ll) parte directamente del término latino SUBTERR¯ANEAM ‘que está debajo de la tierra’ (OLD). En Mieres encontramos una antigua mina de mercurio denominada La Soterrana que exige partir de un étimo sin yod. Los topónimos que empiezan por Soto-, Sotu- podrían entenderse con un primer elemento derivado del latín SUBTUS ‘debajo’ (OLD) pero la confluencia fónica con los continuadores del latín SALTUM > Soutu > Sotu (p. 300) no nos permite aclararlo taxativamente.

A la zona más alta se alude también con la expresión nel picu, al picu que no ha dejado resultado toponímico pero que se detecta en la descripción medieval:

“una in pico et alia incima de Uimpnedo (...); et terra del piko iacet iusta sua terra de Corenia” (SV a. 1163, p. 448).

Algo parecido a lo que ocurre con CYMA, nombre que se adverbializa a veces en toponimia, sucede con derivados de SUMMUM ‘lo más alto’ (EM) (p. 41) que sospechamos que podrían aparecer en ejemplos como:

Son Xerra Pequeña (Ca) ‘lo más alto de la sierra pequeña’

Sonllanu (Cl) ‘lo más alto del llano’ o ‘el llano más alto’.

En sentido contrapuesto, acaso con usos muy próximos a fondera debió de funcionar el término imera del que nos queda un recuerdo en La Imera (St) lugar a la misma orilla del Nalón. Se formó sobre el latín ¯IMUS, A, UM ‘en la parte más baja’ (EM) > ast. imu ‘cada uno de los leños que se ponen en el suelo para mover sobre ellos la embarcación’ y de ahí imera ‘zona ligeramente inclinada donde se colocan los imos’ (286 p. 7). Sin embargo a esta interpretación podría contraponerse el hecho de que en 1900 se nos documenta “La Bimera” (411 p. 72) que podría obligarnos a relacionar nuestro topónimo con un abundativo del lat. vimen (p. 318) esto es *VIMINARIAM ‘lugar abundante en varas o mimbres’.

En nuestra lengua puede aparecer en oposición a cimeru, a, o ‘el más elevado’, fonderu, a, o ‘el más bajo’ y caberu, a, o ‘el más alejado’, palabra ésta en relación con CAPUT ‘cabeza’, presente en nuestros topónimos menores pero no entre los nombres de nuestros pueblos.

A la idea de ‘más allá’, además de referirse con construcciones del tipo ILLINC DE ya vistas en un capítulo anterior (cap. 11), o TRANS que veremos más bajo, también se alu día gracias a los compuestos del tipo (a)cullá hoy sólo presentes en la toponimia menor como Cullafrisnu ‘más allá del fresno’, Cullapalacio ‘más allá del palacio’, etc. (302 p. 24).

No he encontrado tampoco en la toponimia mayor ningún testimonio de la formación efectuada sobre (a)cullá —> lo cullaero ‘lo más alejado’ aunque se mantiene al menos en la lengua oral en la cuenca del Nalón.

Lo extremo o alejado se manifestaba en latín con palabras como EXTR¯EMUS, A, UM (OLD). La lengua asturiana puede dar muestras fehacientes de su uso gracias a la formación del verbo estremar ‘separar’, ‘diferenciar’ y tremar ‘desperdigar’ que todavía perviven y dieron lugar a formaciones deverbales (DGLA). Toponímicamente podemos mostrar no sólo los citados más arriba del tipo Tremáu (Cn, Ti), Tremao (An), que supone partir del participio, sino otros como La Treme, La Triema, etc.

Lo más alejado puede ser también ‘lo último’ en una sucesión. En toponimia encontramos un derivado del latín ULTIMAM (EM) que, como hemos dicho (p. 76), se recuerda probablemente en:

Penurme (Ll) ‘la peña última’.

Lóutima (Tr) ‘la última’, expresión con un notable arcaísmo que se manifiesta por la presencia del artículo de tipo asturiano sin reducción de la líquida como actualmente ocurre en el habla local de Taramundi.

A Estierna (Ib) debe de interpretarse desde EXTERNAM (OLD) ‘la externa’, y continúa una formación *ILLAM EXTERNAM aplicado al hecho de tra tarse de la parroquia más oriental de Ibias y con diferencias geo gráficas, língüísticas y culturales con el resto del concejo. A Estierna ofrece la realización diptongante propia de la zona oriental del concejo, la de lengua netamente asturiana. Frente a esto, el nombre hoy oficial “Sisterna” ofrece la realización no diptongada propia del centro y occidente del concejo que habla gallego-asturiano. Una diferencia histórica separa también A Estierna de Sisterna: en el primer caso el artículo está formado sobre el latín ILLAM, como hoy es general; en el segundo el artículo originario es IPSAM, de donde *IPSAM EXTERNAM > “Sisterna” (cf. 381), el mismo artículo posteriormente desechado que aparece en otros topónimos asturianos como Salime, Samuñu etc. (460 p. 329)12.

Pero terciando entre los extremos arriba / abaxo, sobre / so, su / xu apa recen topónimos que hacen referencia a lugar intermedio gracias al derivado del latín MEDIUS, A, UM (EM) (235 p. 317); en unos casos aparecen en una expresión semiculta:

El Barriu’l Mediu (Gr).

La Quintana’l Medio (Uv).

El Mediu la Braña (Ce, Vd).

El Prau Mediu (Pm).

En otras ocasiones se trata de resultados que parecen de raigambre popular como podría ser el caso de Peñamea (entre Llaviana y Ayer) ‘la peña que se encuentra entre otras dos o en el medio (de los concejos)’.

También por vía popular se originan los derivados de MEDIANUS , A, UM:

Les Meanes, conocido barrio de Avilés que ha de interpretarse como ‘las (tierras) que se encuentran en el medio’.

Villamiana (Uv) que, ade más de poder considerarse la VILLAM de un posesor de nombre MEDIANUS (Kajanto) (p. 447), podría entenderse como la VILLAM que es MEDI¯ANAM (EM), esto es, situada entre otras dos, a diferencia de Mediavilla (Rd, Lln) donde seguramente antecede el adjetivo para aludir a ‘la mitad’ o quizá a la ‘zona media de la villa’.

Un derivado MEDI¯ANUM (EM) puede ser responsable no sólo de los apelativos mezán ‘tipo de sobeo’ y mianu ‘película entre la castaña y su cáscara’ sino, quizá, de los topónimos menores del tipo Mayán (Xx). El término aparece documentado en 1787 como “punta de maián de tierra” y “punta de maián de fuera” señalando, tal vez, el lugar de la costa gijonesa donde habría unos postes indicadores para orientación de los marinos (cf. 445 p. 110). Pero, en otro sentido, no sería imposible admitir como hipótesis que mayán pueda relacionarse con el verbo asturiano mayar ‘golpear’ refiriéndose en este caso, quizá, al rompiente de las olas.

Diferentes de los topónimos anteriores, en que mediu se refería a algo que ocupa una posición mediana, tenemos topónimos como Peña Mediudía (Llv), Xerru’l Mediu (Llv), El Picu Mediudía (Lln) que reciben este nombre precisamente por servir de medición horaria cuando los rayos de sol llegan a cierto punto que coincide con las doce del mediodía (EPA). Algo por el estilo lo había anotado hace ya unos cuantos años en Teberga donde topónimos del tipo L’Edráu señalaban lo mismo gracias a la sombra, del latín ATER ‘negro’, que en la peña se iba configurando a esa misma hora (p. 341).

La idea de ‘detrás de’ se expresa frecuentemente por medio del adverbio (a)trás, de donde se siguen ejemplos tónicos como: Atrás (Av), La Collá Tras (Si), etc.

En cambio es frecuente el uso del derivado del latín TRANS ‘detrás de’ como preposición. Unas veces la expresión es bastante conservadora:

Trasdelcuitu (Si) ‘detrás del cuetu’.

Traslacruz (Ll) ‘detrás de la cruz’.

Trasmonte (Cn) ‘detrás del monte’.

Traxardón (Cb) ‘detrás del xardón’.

Pero en la mayor parte de los casos podemos encontrar un cierre de la vocal átona dando lugar a resultados del tipo tres- (235 p. 325):

Tresali (Na) ‘detrás de Ali’13.

Tresmonte (Rs, Pa, Lr, Uv, Sr) ‘detrás del monte’.

Trescases (Cb) ‘detrás de las casas’.

Trescares (Pm) ‘detrás de El Cares’.

Trescastru (Cn) ‘detrás del castru’.

Tresmonte (Rs, Pa, Cr, Lr, Pz, Sl, Cn, Gs, So) ‘detrás del monte’.

Tresmuria (Gr) ‘detrás de la pared’.

Treslavilla (Pz) ‘detrás de la villa’.

Treslailesia (Cr) ‘detrás de la iglesia’.

Tresona (Cr) ‘detrás del Ona, detrás del río’.

Trespena (Pz) ‘detrás de la peña’.

Trespando (Si) ‘detrás del pandu’.

Trescañéu (Lr) ‘detrás de cañéu’.

Tresucio (Si) ‘detrás de Ucio’.

Tresdevilla (Vv) ‘detrás de de la villa’.

Tresvilla (Pm, Po, Vv) ‘detrás de la villa’.

Trestaraniellu (Tz) ‘detrás de El Taraniellu’, etc.

Treslaponte (Sd) ‘detrás del puente’.

Es posible la pérdida de la -s en algunos contextos como en:

Trecorral (Tb) ‘detrás del corral’.

Trexerra (Cl) ‘detrás de la sierra’, etc.

Incluso puede aparecer un nuevo cierre en la primera sílaba TRANS —> tres —> tri-, como en Tristichéu (Tb) ‘detrás de Tichéu’, Trisierra (Qu) ‘detrás de la sierra’, etc.

Hay ejemplos arcaizantes donde el derivado de TRANS es seguido del artículo palatalizado y del apelativo:

Trillapeña (Gr) ‘detrás de la peña’.

Trellacueña (Bab) ‘detrás de la cueña’.

Tellacuendia (Md) ‘detrás de la cuendia’.

Trellasierra (Md) ‘detrás de la sierra’.

Trillaunaz (Llg) ‘detrás de donde nace (la corriente de agua)’.

Trillurru (Tb) ‘detrás del hórreo’.

El Trillurríu (Sl) ‘el que está detrás del río’.

Trillucastru (Gr) ‘el que está detrás del castru’.

Treillumatu (Tb) ‘detrás del matorral’.

Trelluteiru (Bab) ‘detrás del otero’.

Trellosantos (Qu) ‘detrás de Los Santos’.

Trellosmorteiros (Tb) ‘detrás de Los Morteiros’.

En Triucantu (Gr) ‘detrás del cantu’ estamos ante la misma composición aunque con la pérdida de la palatal, posiblemente después de una realización centralizada.

En la zona de habla gallego-asturiana también se dan este tipo de construcciones con la presencia del artículo de tipo asturiano:

Trellopico (An) ‘detrás del pico’.

El Trollobargo (Ef) ‘el de detrás de la cuesta’.

Trellamozca (Bu) ‘detrás de la muesca’.

Trellatorre (Bu) ‘detrás de la torre’.

La vocal de la primera sílaba puede modificarse por su carácter átono al pervivir la tónica con la que se combina; este es el caso de Trubia (Xx, Uv) < *TRANS UPIA ‘detrás del río’.

En muchas ocasiones los topónimos que empiezan por tres- deben interpretarse como acaba de decirse ‘detrás de’ pero no podemos olvidar que, en algún caso, puede tratarse de un numeral TR¯ES (EM); ocu rre así en el nombre de El Picu Tresconceyos que, efectivamente, recibe el nombre por dividir las tierras de Mieres, Llaviana y Samartín del Rei Aurelio (274 p. 18) y, otro de idéntica expresión, por separar los de Ayer, Llaviana y Mieres (cap. 11). El Pico los Tres Obispos, también llamado Pata d’Horriu, está en el límite de Ibias (Asturias) y los Ancares leoneses y gallegos por lo que supone una divisoria de tres circunscripciones diferentes.

También podría aparecer el mismo numeral en otros como:

Trevías (Vd), señalado anteriormente (cap. 12), a no ser que remonte a un INTER VÍAS ‘entre caminos’.

Tribiertu (Po), en cambio, se ha explicado pensando en un étimo indoeuropeo, quizá céltico *TRI-WERTO ‘que tiene tres curvas’ en referencia “al encuentro de los ríos Semeldón y Ponga que formaban tres amplias curvas en las orillas de sus cauces” (cf. 376).

No sé si Teberga presenta un primer elemento derivado de TRANS > Tres con pérdida de /r/ al ir en un contexto con otra líquida, *Treberga —> Teberga, en cuyo caso Teberga significaría ‘detrás de la fortaleza’ (p. 554), en referencia probablemente a la que se erigía al lado de la actual calzada romana de La Mesa en el lugar llamado El Bringadoriu en la parte superior de la cárcuba o El Muru, cerca de la braña de Funfría (Tb) (p. 556).

La lateralidad se designó en numerosos casos con derivados del neutro latino LATUS, -ERIS ‘flanco’, ‘costado’ (EM) con probables seguidores en El Llau (Ct), llau (Ti, Vd), Llau (Pm, Pa, Is), aunque ha de preverse que, en ocasio nes, tienden a confundirse continuadores de L¯ATUS, A, UM ‘ancho’ (EM) o de LACUS, -US ‘depósito de agua’ (EM).

Relacionados con el primero podrían estar Los Lladeros (Po), y tal vez lladréu (Cn), Lladreo (Mi).

Algunos topónimos menores presentan una expresión del tipo lladrón, lla drona, así Fechaladrona (Llv), Cuevalladrona (Tb), que han de entenderse entre los continuadores del neutro plural de LATUS, -ERIS ‘flanco’, ‘costado’ (EM), esto es, LATERA con incrementación de sufijo -ón(a): no son debidos a pretendidas his torias de ladrones sino a la situación lateral del lugar al que hacen referencia (235 p. 323).

Rellayu (Ce) en vez de considerarlo, como alguna vez, un AGRUM DE LALLIO parece que resulta más adecuado interpretarlo desde el apelativo asturiano rellayu ‘ladera pequeña’, acaso un derivado de LATUS > lladu > llau con una -y- antihiática y un refuerzo inicial re- al igual que ocurre con concu —> recuencu.

A éstos podríamos añadir La Banda (Ct) ‘el lateral’, palabra germánica presente en la toponimia peninsular (193 p. 5).

La proximidad al lugar se indicó también, como en nuestros días, por medio de la preposición PER. Hay abundantes muestras en los documentos medievales escritos en latín. En algunos casos todo hace sospechar que cuajó toponímicamente como sería quizá el caso de:

Pervaca (Mi) ‘junto a *Vaca’.

Pervera (Cñ)14 ‘a la vera del río’.

Pravia15 ‘junto al río’ (p. 172).

Perviyao (Vv) ‘junto a Viáu’.

Perlín (Uv) ‘junto a *(L)lin’.

Perlleces (Co) ‘junto a Lleces’ (p. 462).

Perlluces (Ti) ‘junto a (la casería de) lluces o de LUCIUS’ (p. 462).

Perllunes (Sm) ‘junto a (la case ría de) llunes o de LUNUS16.

Perdones (Go)17 podría ser una combinación de PER y el antropónimo DONIUS (Solin).

Dudamos acerca de La Riela Parandones (Cn), acaso explicable (p. 513) como combinación de la preposición y el antropónimo ANDO, -ONIS (cf. 382).

Pelluno (Ay) no ha de separarse para su interpretación de la denominación hasta ahora oficial “Pelúgano”, documentada ya en 1486 (MSMV p. 459), y que podría llevarnos a postular un *PER LUCANUM ‘junto a Lúgano’, aunque la acentuación pudiera alejarnos del conocido antropónimo que lleva LUCANUS, autor de La Farsalia. Ciertamente, en la documentación medieval de Asturias aparece un lugar en el valle de Tudela denominado “Lugani” (SV p. 150, a. 1080), “Lugane” (SV p. 182, a. 1089) aunque nada podemos decir tampoco de su acentuación.

Es posible que un caso similar nos lo presente Peliceira (Ib)18 que, a la vista de la existencia de un topónimo Liceira (So), consideramos formado de PER- seguido de un posible antropónimo derivado de LICIUS (Solin) o LICCIUS (Solin), tal vez LICYRIUS (Solin).

Una metátesis o cambio en el orden de las unidades de la primera sílaba la encontramos en:

Premoño (Lr) PER MONNIUM (Solin) (p. 453).

Prioutu (Gr) PER ALTUM ‘junto al alto’ (27 p. 109).

Presimir (Mi) PER (villam) SISMIRI ‘junto a (la casería) de Sismiro’.

Prieiru (Sl) *PER AREUM ‘junto al eiru’.

Prieres (Ca) PER AREAS ‘junto a las eras’.

Priesca < *PER ESICAM ‘junto al esca, junto al río’ (p. 188).

Algunas modificaciones de la preposición PER debidas a su posi ción átona pueden justificar lugares como Pruvia (Lla) * PER UPIAM ‘junto al río’ fenómeno similar al que observamos líneas más arriba con *TRANS UPIA > Trubia (Uv, Xx). Con todo, Pruvia no ha de confundirse con La Pruvía (Mi, Ay) que podría tratarse de un compuesto de PER VIAM ‘por el camino’, ‘junto al camino’.

La combinación de PER + artículo dio lugar a combinaciones como Pela braga (Llg) ‘junto a la cuesta’, Pelamanta (Vv); también a otros como:

Perlora (Cñ)19 < *PER ILLAM ORAM (MARIS) ‘junto a la orilla del mar’ (p. 141).

Perlavia (Uv)20 < *PER ILLUM APIAM ‘junto al río’ (p. 173).

Pervís (Am) ‘junto a Vis’ (p. 493).

Parlleiru (Vy) < *PER ILLUM AREUM ‘junto al eiru’.

En ocasiones ha pervivido un continuador de la preposición locativa PER > per ‘al lado de’ que, como acabamos de ver, aparece como primer elemento de algunos compuestos; en otros casos encontramos en su lugar la preposición PRO > por- (cf. 235 p. 330) pues sabi do es que la oposición per / por sólo pervive en el asturiano centro- oriental. Quizá valgan ejemplos como Porllovar (Tb), Pormenande (Ef), etc.

Al pie, al piei o al pía (del latín AD PEDEM) son expresiones con las que se quiere dar idea de proximidad o cercanía (235 p. 317); son equivalentes, por tanto, a otras del tipo xunto a, a la vera de y hasta debaxo de. En tal sentido aparecen en:

El Pieloro (Cñ)21 ‘(al) pie de L’Oro’.

Piarrobla (Sm) ‘(al) pie de Robla’.

El Pía la Braña (Vd) ‘(al) pie de la Braña’.

El Pía Gallineiru (Vd) ‘(al) pie de Gallineiru’.

El Pía’l llugar (Ce) ‘(al) pie del lugar, del pueblo’.

El Pía’l Ribáu (Vd) ‘(al) pie de El Ribáu’.

Pielasierra (Lln) ‘(al) pie de la sierra’.

El Pie la Braña (Ce) ‘(al) pie de la braña’.

El Pielorru (Co) ‘al pie del horru.’

El Pie’l Valle (Sm) ‘(al) pie del valle’.

Piloña ‘(al) pie del oña’, ‘(al) pie del río’ (p. 198), etc.

Pigüeña (Sm) ‘junto al río’.

En otros topónimos como Piagüé (Po), Piepotru (Ci), no resulta fácil saber si han de entenderse como ‘al pie del buey’ o, más bien , como si se tratara de una metáfora ‘el pie del buey’, etc. Beisapía (Ti), documentado “Besapedem” y “Besapea” (LRC p. 159-160), ha de traducirse como ‘besa pie’, acaso usando besar como ‘estar junto a’, aunque ignoro la motivación exacta que ha de dársele a la expresión.

Creo que ha de interpretarse de manera distinta, pese a las apariencias fónicas, Piantón (Ve) si, como parece, se documenta como “Sancti Ste phani de Priantono” (DCO a. 1079, c. XII). De hacer caso a nuestra documentación tal vez podríamos estar ante un primer elemento PER seguido del antropónimo Antón lo que llevaría a entender Piantón como ‘junto a (la posesión de) Antón’.

El Picu Píapandoute (Tb) ha de entenderse como ‘el pico que está junto al pandu alto’.

Otras veces puede ser que la proximidad se exprese gracias al término vera ‘orilla’ y oriella ‘orilla’, así La Vera’l Camín (Mi), acaso Prevera (Cñ) ‘junto a la vera, junto a la orilla’, que aparece documentada ya en el siglo X: “in Obonio ecelesiam Sancti lohannis de Preuera” (CDC0 p. 62 a. 905, c. XII)22. El asturiano vera ‘orilla’, ‘cobijo natural’ probablemente sea palabra que se explique desde el céltico BERIA ‘llanura’ (TLG 27).

La variante masculina de vera es asturiano veiru —> veru ‘borde’, ‘orilla’ que también tiene el significado de ‘lugar para guarecerse’ con una posterior diversidad semántica. Sobre veiru se formó el verbo aveirase —> averáse ‘acercarse a la vera’ —> acercarse’ y también ‘acercarse al veiru’ —> ‘resguardarse’. Los topónimos del tipo L’Averu (Uv), L’Aviru (Mi), o L’Aviru Xuanín (397 p. 100) han de entenderse en esta dirección.

Al lado de los citados derivados de ¯ORAM ‘orilla, borde’ (EM) hemos de citar los del diminutivo que aparece en: Oriella (Mi), La Oriella’l Río (Cñ) (cf. 244 p. 57), La Uliella (Ti). Con una nueva incrementa ción masculina se formó Orilleiru (Tb), pequeño lugar a la orilla de Carrea (235 p. 334).

Pero si vera presenta una formación analó gica masculina, ve(i)ru, también es posible que, de modo similar sobre ora se haya formado *oru, lo que nos explicaría algunos posibles topónimos como Priorio (Uv) < *PER ¯ORUM ‘junto a la ori lla (del río)’. Esa interpretación tiene el inconveniente de que algu nos consideran que los topónimos de acabados en or(i)u, oria podrían deberse al latín AURUM ‘oro’ o AUREUM (EM) ‘de oro’, o bien a algún antropónimo (cap. 9), o en otro caso, a algún término prerromano de tipo hidronímico (cap. 6 & 9). Priorio se ha interpretado, así el prof. Narciso Santos, incluso, como un derivado del latín PRAET¯ORIUM ‘gran residencia’ (OLD), lo que no sería del todo desacertado ante la proximidad de una zona de aguas termales situada en Les Caldes (Uv). También ha de tenerse presente que sería posible admitir su origen antroponímico pues Solin constata PRAETORIUM.

Otra manera de hacer referencia a la proximidad es gracias al término CAPUT que puede pervivir en usos preposicionales cabo (o cabe) > cau > cou > co posible en nuestra toponimia menor, aislado o con artículo:

Coperi (Pb) ‘junto a (lo) de Pedro’.

Copiñuelu (Lln) ‘junto a (lo de) Piñuelu’.

Cubia (Gr)23 ‘junto al ubia’, ‘junto al río’.

Colaiglesia (Pi) ‘junto a la iglesia’.

En este último caso, cuando sigue artículo, puede confundirse con la contracción de la preposición con y el artículo el (col) o femenino (cola) resultando, a veces, difícilmente distinguibles.

En ocasiones CAPUT conserva su valor nominal (p. 49-50):

Covalles (Ca) < CAPUT VALLIS ‘cabeza del valle’24, etc.

Cupuertu (Cn) ‘cabeza del puerto’ debe de entederse en esta misma dirección y responde a los usos que nos descubre la documentación medieval cuando escribe ”ad caput de ualle Salzeto” (DCO a. 912, c. XII), o “a capite portus Lectaregi” (DCO a. 1090, c. siglo XII).

Algunos de los topónimos que empiezan por Co- pueden ser fruto de un compuesto cuyo primer elemento es la preposición CUM > con; sería este el caso de algunos ya citados en capítulos anteriores como: La Conforcá (Ay), Conforcos (Ca, Mi, Ay), La Conhita (Lln).

La presencia de la preposición AD ‘hacia’, ‘junto a’ (OLD) para referirse a determinados lugares está documentada en latín y en textos medievales de nuestros dominio (460 p. 322); esto nos indica que puede mantenerse en algunos topónimos donde la comparación con otros de expresión próxima nos permite detectarla; serán, quizá, ejemplos como Abangu (Md) frente a Bangu (Cr), Abayu (Vv)25 frente a Bayu (Gr), Axuyán (Uv) frente a Santuyano (Uv) (318 p. 160), etc.

El latín INTER ‘entre’ (OLD) deja una serie de resultados en compuestos como Entrepeñes (Uv)26, Entrepenes (Cg), Entreviñas (Av), Entre puentes (Ra), Entrevíes (Cr), Enterríos (Mi, Dg, Ei), Entrexerres (Na).

Pero en ocasiones se da un cruce de INTER ‘entre’ y ANTE ‘enfrente’, delante’ (OLD) ‘delante de’ que lleva a que ente pueda adquirir dos significados diferenciados y, a veces, no fácilmente diferenciables (235 p. 321):

El primero, ente ‘entre’, lo encontramos en topónimos del tipo Entepenes (Ay), Entepenas (Tb, Ti), Enterriegues (Am), Enterríos (Mi, Sl, An, Ei), Entesierras (Ay), etc.

El segundo ente ‘ante’, ‘delante de’, lo cual queda de mani fiesto en ejemplos del tipo: Entelailesia (Ll, Mo, Gr, Pr, Vd), Entelaiglesia (Uv), Entelafuente (Ll), Entelafonte (Gr, Ib), Entelarmita (Na), Entelfrisnu (Ll), Entelnocéu (Md), Entelasquisa (Ll), etc.

Hay otros ejemplos que atestiguan también, desde el punto de vista fonético, tal cruce siendo posible la pérdida de la primera sílaba por asociarla a la preposición en, dando lugar a expresiones del tipo *ente Rozadas —> Terrozadas (Tb).

Por influjo cultizante puede mantenerse algún ejemplo del tipo Ante lailesia (Mi), Antelamuria (Pz).

En la toponimia menor es asimismo frecuente que aparezcan en combinación INTER + AMBOS en casos como en: Entrambasaguas (Ll, Cn), Entram boscastros (Gr), Entrambospuertos (Ll), Entrambosríos (Gr), Tram ba rrigueras (Tb) ‘entre ambos arroyos’, Trambarroxos (Tb) ‘entre ambos arroyos’ (235 p. 318), etc.

Es posible que Ambasmestas, prado en Cuevas (Md), pueda entenderse en sentido paralelo al citado INTER AMBAS AQUAS y como acon seja la realidad misma, *(INTER) AMBAS MIXTAS ‘confluencia de aguas’, aunque quizá convenga entender AMBAS como ‘aguas’ quizá viejo término prelatino según anteriormente dijimos siguiendo a Corominas (p. 259).

También el término latino INTR¯O ‘en el interior’, ‘al lado’ (OLD) pudo haber dejado descenden cia en lugares como Antromero (Go)27 y quizá Troméu (monte de Tb).

En la toponimia menor al menos se mantiene algún resulta do de la combinación DE INTR¯O > dientro, así La Vega d’Adientru en Sobia (Tb) frente al inmediato en el espacio La Veiga d’Afuera (Tb) (235 p. 324).

Pese a que en otro momento consideré que los topónimos del tipo La Siniestra (Tb) podían explicarse con una perspectiva orientadora en el terreno con un significado de ‘(lado) izquierdo’ hoy entiendo que sería mejor ver su origen en una variante del lat. genistam, esto es, GENESTRA (EM) en cuyo caso debería estudiarse en otro capítulo (p. 341).

También es posible detectar la presencia de la preposición IN (OLD) > en conservada en algunos casos como: *IN ATAULIO —> Natahoyo (Xx) (318 p. 147).