Acerca del nombre de nuestro país, Asturias o Asturies, se han emitido diversas hipótesis interpretativas. Es lógico el interés que despierta un nombre cuyos remotos orígenes aparecen oscurecidos por la exigüidad de datos estrictamente fiables y objetivos. Muchos piensan en un origen preindoeuropeo, etrusco en opinión de Schulze y otros (cf. Schulten 426 p. 87), basados en la expansión mediterránea de topónimos y antropónimos que parece que presentan algún tipo de parecido lingüístico con Asturias y en la posibilidad de fijar un cierto parentesco con algunas palabras pirenaicas o euskéricas. Desde Humboldt se piensa así y autores como Hubschmid (59 p. 471; 106) admiten una formación explicable por esa lengua en un compuesto del tipo AITZ-URA ‘agua que brota entre rocas’, esto es, de asta ‘risco’ y ura ‘agua’, explicación que llevaría a entender Asturias como ‘tierra rica en torrentes de montaña’ (cf. 218; 102 p. 25; 361 p. 187; 391 p.85; 387 p. 391)2.
Sin embargo es cierto que se pueden encontrar explicaciones muy diferentes pues si nos fiamos del parentesco con el vascuence veríamos que hay otros términos que guardan un cierto parecido fónico en palabras como asto ‘asno’ o astorki ‘pipirigallo, esparceta’ o en determinados apellidos (103 nº 104, 105, 201). Y si vamos a ver no falta nunca algún tipo de razón para la propuesta porque país de agua es Asturias, país de rocas es Asturias y no digamos nada de la patria que se enorgullece del famoso asturcón ‘el caballo del ás tur’, para poder sospechar que el nuestro podía ser el país de los asnos.
Pero no parece que vayan las cosas exactamente por ese camino ni tampoco por el de la simplificación. Hay quien piensa en dirección contraria, acaso con menos fundadamento, que Asturias podría explicarse desde elementos indoeuropeos como *AST(H) ‘duro’ o incluso con los emparentados con el latín ASTRUM o ASTUR ‘azor’ (104 p. 342; 185 p. 219).
Se ha querido, igualmente, incidir modernamente en el origen céltico del topónimo dada la expansión de hidrónimos, posiblemente emparentados, diseminados por el sur de Gran Bretaña y por zonas de actual lengua alemana. Llama la atención la frecuencia de los hidrónimos de tipo Stura en el Piamonte italiano donde además pervive el nombre de la ciudad Asta (cf. 406 y 407).
Documentación antigua
Para hacer sugerencias etimológicas conviene apoyar los datos de que se disponga en la documentación antigua y medieval, pues así cobrará más verosimilitud la propuesta efectuada. En nuestro caso tomamos como punto de referencia ASTURES, ASTURIA, ASTURA, tres elementos que aparecen escritos en la época de la conquista romana y que hacen referencia, respectivamente, a un pueblo, al país que habita y a un río importante que riega sus tierras. No sabemos si Astures precede a Astura o viceversa pero en todo caso no cabe plantear duda acerca de su interrelación lingüística.
Empecemos nuestras observaciones por el nombre del río. Hasta ahora los más convincentes relacionan el ASTURA con el Esla (León) pues no hay objeciones serias ni desde el punto de vista histórico ni geográfico ni lingüístico3. Ello implica que la realización de la que debemos partir sería esdrújula, esto es ástura, al igual que pronunciarían, muy probablemente, ástures, aplicado a los primitivos habitantes de sus riberas (cf. 106; 59 p. 47l; 391 p. 85). El nombre de ástures se extendía no sólo a los pobladores de la tierra llana o augustanos sino también a la gente del lado norte de la cordillera, esto es, los ástures transmontanos (cf. 197)4, similares a los sureños y que ocupaban un territorio casi igual al de la Asturias actual. Los ástures, al margen de las precisiones que puedan hacerse (cf. 427 p. 29), habitaban desde el mar hasta el Duero en un amplio país de unos 20.000 kilómetros cuadrados, según Schulten, que se extendería por la mayor parte de las tierras del actual Principáu d’Asturies y por las provincias de León (desde el Cea a todo el occidente), zona norte-occidental de Zamora, franja norte-oriental de Portugal5, tercio oriental de Ourense6 y borde oriental de Lugo en torno a la Serra do Caurel7.
El nombre de los ástures, plural de ástur, es el responsable de que los romanos llamaran al prin cipal núcleo sureño de su asentamiento y eje administrartivo de su dominio, ASTURICA (augusta), “urbs magnifica” según Plinio (Nat. Hist. III, 28), de donde se originó por evolución popular el actual nombre de Astorga. Esto pone de manifiesto otro dato lingüístico más, que la u tónica tenía una cantidad breve pues sólo así se justica la /o/ moderna del citado topónimo.
También se documenta en la antigüedad lo que parece una formación efectuada sobre Ástura, esto es ASTURIA8, el país de los ástures. En la Edad Media se escribe la expresión plural, “Asturias”, como una referencia no siempre étnica sino geográfico-política dada la importancia expansiva que cobra la primitiva Asturia y el reino que nace en su solar. Así se explican las denominaciones de las “Asturias de Oviedo”, “Asturias de Santiyana”9 en el occidente de la actual Cantabria, también las “Asturias de Transmiera” más al oriente. En nuestros días el nombre de Asturias o Asturies designa la tierra que conforma el Principáu d’Asturies (Principado de Asturias) que coincide en sus límites occidental y oriental con la circunscripción medieval que, explícitamente, sitúan los documentos “inter Oue et Deua”, esto es, entre los ríos Eo y Deva10. Los confines sureños de Asturias fueron recortados por la geografía difícil pero, sobre todo, por los intereses de administraciones civiles y eclesiásticas cuya última conducta cesarista pudo observarse en la reducción de la diócesis de Uviéu a los límites actuales debido al concordato de 1954 entre el Estado español y el Vaticano.
Otra cuestión es saber si el macrotopónimo Asturias deriva por vía popular del documentado y antiguo ASTURIA o por vía culta. Nuestros razonamientos tienen este carácter: si la u tónica es breve, como acabamos de decir, ASTURIA(s) debería haber evolucionado a *Astoria(s) y no a Asturia(s), en cuyo caso la expresión Asturias sería un cultismo y, por consiguiente, al margen de la antigua evolución popular.
Frente a esto podría oponerse, en sentido contrario, que Asturia(s) es un resultado esperable popularmente debido al comportamiento del sufijo -URIUM que se observa en la evolución histórica de nuestra lengua. En efecto, tal sufijo presenta evolutivamente una notable inseguridad como muestra el triple resultado que ofrece un ejemplo similar debido al lat. *STATORIUM > estandoriu /* estadoiru —> estadueñu ‘estaca’/* estadoiru —> *estadui(r)u —> esta(n)duyu11.
Esa misma inseguridad evolutiva es la que deberíamos ver en los resultados actuales del antiguo ASTURIA(S):
a) *Astoria(s) o *Estoria(s) no documentado entre nosotros, pero sí lo que sin duda es su equivalente, el hidrónimo de llena La Fuente las Istodias ‘la fuente las aguas’.
b) *Astoira(s) o *Estoira(s) —> *Astoera —> Astuera nombre de un arroyo y casería en Llastres (Cg).
c) Asturias, junto a su equivalente Las Estudias ‘las aguas’, un manantial en términos de Llanes; y acaso junto a lo que podría resultar similar, el abundativo Laguna Asturiega, al occidente de Santa María del Páramo en tierras que fueron de los ástures augustanos.
Este triple comportamiento (Las Istodias / Astuera / Las Estudias) es plenamente concordante con la diacronía de la lengua asturiana y nos permite admitir que Asturias o Asturies pueden considerarse resultados populares aunque coincidentes con los que ofrecería la tendencia cultizante. Esas diversas tendencias explican los nombres que se dan a los naturales de la tierra, asturianos12, y a su propagación toponímica por algunos territorios repoblados como es el caso de Asturianos, en Palencia (345 p. 156), Asturianos, en Senabria en documento de 977 (12 p. 442). A su lado Estorâos, dos parroquias y un lugar en Portugal (Piel: RPF 4, 195 1, pp. 197)13, exigen partir de una realización *esto(i)ranos. Finalmente Astureses, en Ourense, está formado sobre un adjetivo en -ENSE.
El problema de Estora y Estorâos
Pero al lado del citado esdrújulo AST(U)RA > Esla, podríamos sentirnos inclinados a admitir una expresión similar llana o paroxítona, pues así parece aconsejarlo el topónimo asturiano Estora, nombre actual de unas fincas situadas a la orilla misma del río Seya junto a la iglesia de Santianes del Agua (Rs), es decir, la conocida históricamente como de “Sancti Iohannis de Stola” de un documento de 1147 (MSVO) y que vuelve a aparecer como “Stora” en 1153 (MSMV p. 8). La vocal tónica evidencia, una vez más, el carácter breve de la u etimológica. Sin embargo es mejor admitir que Estora ha de interpretarse como un derivado más de ASTURIA > *Esto(i)ra, con acentuación sobre la velar tal y como exige la presencia de la yod (la i) después perdida. Ése sería el origen de Estora, testimoniado hoy en el oriente de Asturias, y del etnónimo Estorâos testificado en Portugal.
Asta y ura
La documentación nos testimonia, por otro lado, la existencia de dos variantes fónicas equivalentes, ast- y est-, que no plantean ninguna objeción seria a nuestro trabajo. Parece, como venimos diciendo, que semánticamente ASTURA se refiere originariamente a una realidad hidronímica; pero lo que no queda claro es si la alusión al agua se debe sólo a lo que parece un segundo elemento de la composición, -URA, o a lo que podría ser el primero, ASTA-, o a la unión de ambos. Nuestra observación nos permite afirmar:
a) Hay toda una serie de topónimos, asturianos y no asturianos, que parece que portan un elemento prerromano *UR ‘agua’. Son topónimos como Valledor (An), Río Órbigo (León) Puente Orugu (Babia), Uría (Ib) y, quizá, alguno de los del tipo Ouru, etc. (cap. 6).
b) Hay topónimos que portan el elemento *ASTA y que parece que también hacen referencia al agua; son casos como Rebaste ‘el río asta’, riachuelo que baja de Valdediós, en Villaviciosa; “la fuente de Vardasta” en los límites del monasterio de Fano (Xx)14; acaso Valdabasta (León), junto al Esla (cf. 258).c) Hay topónimos en que parece que el conjunto ASTURA se utilizó para referirse al agua; en este caso -URA sería simplemente un viejo sufijo que, como a veces ocurre con los también átonos -ara, -ana, no haría sino dar un mayor cuerpo fónico al primitivo AST-.
A favor de la interpretación hidronímica para el conjunto ASTUR(I)A actúa la traducción que se nos ha transmitido al generalizar Santianes del Agua por lo que el documento medieval conoce como “Sancti Johannis de Stola”15. En la misma dirección trabajan los citados La Fuente las Istodias (Ll) y Las Estudias (Lln) que resultan inequívocamente hidrónimos que pueden traducirse también por ‘aguas’.
El país del agua, el país de los ástures
Como en su momento expusimos (cf. 258), creemos que se encuentra el mismo elemento hidronímico ASTUR(I)A tanto al norte como al sur del viejo país de los ástures, donde casi se dan la mano en su nacimiento el antiguo Estora y el Esla. No deja de tener interés que en los confines orientales de los ástures, tanto al norte como al sur de la cordillera, dos corrientes de agua lleven el nombre del mismo pueblo, acaso porque este pueblo recibe su denominación de tales aguas. El Esla al sur y el Estora (esto es, el actual Seya), al norte, eran ríos plenamente ástures y, acaso, explicables por la misma lengua de los ástures. Sus aguas eran, para los que venían desde el este, las primeras corrientes de gran entidad que encontra ban en tierra ástur. Lo que por otro lado se testifica al norte es que el nombre más antiguo hoy conocido de esa corriente era el posiblemente preindoeuropeo ASTURIA (> Estora) al que se superpuso el indoeuropeo SALIA (> Seya) y, aunque sin éxito, el latino FLUVIUM ‘río’ (> Lloviu). Sus continuadores actuales Estora, Seya y Lloviu son, en consecuencia, tres puntos de referencia de profundo interés que dan cuenta de la gran entidad lingüística que encierra nuestro país.