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Uviéu / Oviedo.

Resulta sintomático y aleccionador que el nombre de las dos poblaciones más populosas de Asturias (Uviéu, Xixón) permanezcan sin aclarar plenamente desde un punto de vista filológico. Quizá esté bien por que, en caso contrario, no faltarían entonces argumentos etimológi cos que añadir a los títulos nobiliarios y milenarios que las enorgu llecen. Sin embargo, no por baldíos los esfuerzos han sido pocos. Desde antiguo se ocuparon los estudiosos, y otros menos estudiosos, en desentrañar el significado de una y otra ciudad. Respuestas hubo para todos los gustos y casi diríamos, en ocasiones, cada cual quiso encontrar la contestación que ya iba buscando. Fijémonos en las explicaciones que se dieron para Uviéu, algunas ya indicadas en el siglo XVII por el Padre Carvallo (216 p. 141) y posteriormente por Jove y Bravo (411 I p. 60):

URBS VETUS ‘ciudad vieja’, dirían los partidarios de su nobleza, sin haber reparado que URBS era femenino y VETUS neutro y que no cabe hablar de una *ciu dad viejo, a no ser que se trate de urbs considerado como algo no contable. La similitud con Orvietto de Italia no deja de presentar interés.

Para otros (Floriano Cumbreño, Recio García) se trataría de OVIS + -ETUM ‘lugar abundante en ovejas’ aunque esto no parece muy fundamentado. UBI EDO ‘donde como’ asegurarían los conocedores de los hábitos culinarios de la ciudad pero poco dotados para el arte de averiguar el origen de las palabras. También se propuso una etimología euskérica, OBIETA ‘sitio de cañadas’ (Sánchez Calvo, García Berlanga, Sánchez -Pagín) o bien oba ‘pastizal’ (442 p. 10), pero no resulta fácil explicar lo nuestro por el vascuence.

Otros pensaron que la primera referencia “ovetense” debería mos verla en Plinio cuando se refiere al plomo negro “iovetano”. Como se considera que iovetano es adjetivo de Iove ‘Júpiter’ se dedujo que podría, quizá, haber sido este territorio un antiguo lugar de veneración a Júpiter21 (Escobar García, Vicente José González). También se propuso una explicación céltica desde OB-, OP- ‘arce pequeño’ (442 p. 10). Hace poco tiempo quiso verse en nuestro topónimo un compuesto de AQUA ‘agua’ (para justificar la O-) y el céltico BEDUS ‘fosa, río, canal’ (cf. Martino: 433 p. 23) sin haber percibido que la e tónica de BEDUS era larga como demuestra su continuador asturiano beyu ‘garganta profunda o encañonamiento de un río’.

Ni unas ni otras elucubraciones parecen convincen tes. En realidad la única posibilidad para hallar una explicación aceptable tiene que apoyarse en las documentaciones medievales y en la pronunciación popular. Y esto... da poco de sí. Ante las primeras y poco frecuentes documentaciones “ovetdao”, “ovetao” (con acento necesa riamente en la e) cabe preguntarse si pretenden reproducir la pro nunciación de la época (cosa posible pero no segura) o si por el con trario hay un intento de latinizar el nombre popular (cosa probable), como ocurre posteriormente cuando los documentos se refieren a “ovetum”22. Esta documentación, “ovetum”, probablemente oculte lo que en la Edad Media sería popularmente Oviedo o Uviedu, acorde con lo constatado después como Ubiedo y, posteriormente, Oviéu, Uvieo, Uviéu.

En todo caso tanto la tradición gráfica como la oral parece que presentan una notable constancia en la estructura de la palabra; constante es la presencia de la grafía “u”, “v”, aunque no faltan ejemplos con “b” que sin duda testifican su antigua confusión; y constante la existencia de un antiguo elemento oclusivo manifestado por las grafías “td”, “t” que tendrá un segui dor en la “d” que aparece en todos los intentos cultizantes posterio res y que se perdería oralmente en torno al siglo XVIII-XIX.

Algunos sospechan (Menéndez Pidal, Gil) que la presencia de la terminación docu mentada “-ao” nos debería llevar a pensar en una etimología con la presen cia de un elemento átono -ago todavía presente hoy en una serie de palabras (20 p. 69). Pero nada hace que debamos admitirlo así y más cuanto que sería un tanto llamativa la pérdida de la -g- en la documentación temprana. En sentido contrario, consideramos que ambas vocales combinadas (“ao”) pueden usarse a veces como grafía ultracorrec ta de una vocal velar átona, fenómeno manifiesto en otros ejemplos coetáneos como “Pautes” (CDCO a. 921, c. XII), “Paotes” (CDCO c. XII, p. 360) para el actual Podes (Go)23, etc.

La escritura “Ouetao” también podríamos intentar interpretarla acercándonos al posible adjetivo “ouetano” que aparece en documentos del siglo X; en este caso la pérdida de la -n- podría entenderse como una simple problema gráfico que llevaría a hablar de un influjo gráfico galleguizante, cosa que debería precisarse para saber si tiene algún fundamento. En todo caso quedaría en la obscuridad el primer elemento ovet- no satisfactoriamente explicado por nadie hasta la fecha (cf. 107, 108, 109, 110, 285, 336, 339, 340, 341). Entiendo, entonces, que “Ouetao” no es sino una manera de grafiar lo que popularmente se pronunciaría *oviedo - *ubiedu, prontamente sustituida por otra, “oueto”, que acabará generalizándose. Pero otro problema sin resolver incide en que no resulta aceptable admitir como válida la presencia del sufijo abundativo -¯ETUM como origen de “-iedo” > -iéu pues no es convincente ver un diptongo ie como continuador de una e tónica larga24.

Modernamente Manzanares (cf. 372 p. 7) propone explicar el nombre de la ciudad partiendo del lat. *ALBETUM ‘blanquecino’ por “el aspecto que habría ofrecido el suave montículo” sobre el que se habría erigido el primitivo lugar apropiado por los monjes pobladores de Uviéu. Lo curioso del caso es que ese aspecto blanquecino, que parece corresponderse con la descripción que de Uviéu hace el Padre Carvallo en 1695 (216 p. 142), nos llama la atención profundamente por lo que puede seguirse para nuestra interpretación etimológica. Según Carvallo “el sitio es enjuto, por ser todo de peña blanca; y, por ser recuesto, despide con facilidad las aguas de las lluvias”. De considerar relevante el dato, de estar asentado el primitivo “Ovetum” sobre peña blanca, la propuesta de Manzanares cobraría una fuerza inusitada pues estaríamos ante un lugar caracterizado por el cromatismo de la piedra. Dos dificultades nada más; la primera que se trata de una palabra conjetural, no documentada; la segunda que desde el sufijo -¯ETUM no puede seguirse el actual -iéu.

Tres posibilidades interpretativas

Lo que yo entiendo es que las posibilidades interpretativas de “Ouetum”, “Oviedo” —> Uviéu, en lo que se refiere a su primer elemento, entrañan las mismas dificultades que las que afectan a los topónimos del tipo oubiu —> obiu, aparezcan aisladamente o en compuestos y a los que nos referiremos más extensamente en el cap. 2. En síntesis creo que el nombre de la ciudad podría intentar explicarse según estas tres posibilidades:

1. Si nos inclinamos por la interpretación cromática es cierto que no puede justificarse la expresión actual ni desde el latín ALBUM ‘blanco’ ni desde el conjetural *ALBETUM, pero sí sería posible partir de una variante esdrújula, el lat. ALBIDUS, A, UM ‘blanco’, ‘blanquecino’ (OLD) que sería responsable de un derivado *ALBEU —> *ALBIU. Con *ALBIU se habría combinado el abundativo -¯ETUM, dando lugar a la formación *ALBI-ETUM > *Oubiédu > Obiedu > Ubiéu, proceso que no admite objeciones serias a quien conozca mínimamente las leyes evolutivas de la lengua asturiana. Acaso en este sentido la combinación *ALBIETUM > Uviéu indicaría un intento de denominar un ‘conjunto de peñascos rocosos y blanquecinos’.

2. Pero bien porque desde la idea de ‘blanco’ aplicado a un monte pueda pasarse a la acepción de ‘monte, elevación’ (porque muchas veces los montes elevados son de piedra blanca), o bien porque se trate de una confluencia de palabras originariamente distintas, lo cierto es que los lugares denominados oubiu —> obiu, en toponimia se refieren, a veces, a una elevación del terreno; en este sentido creo que podrían relacionarse con una raíz de posible origen prerromano, *ALP- ‘monte’, ‘altura’, presente en el vasco albo, alpi ‘cuesta, flanco’ y en zonas medite rráneas (204 p. 40) y, en ocasiones, en el mismo latín de nuestros documentos que hace “alpes” sinónimo de ‘montes altos’. Nuestros ejemplos con *ALB- no parecen prerromanos pues en tal caso deberían haber vocalizado la l, como ocurrió al lat. ALBUM ‘blanco’ > -oubu > -obu siguiendo el conocido proceso evolutivo de la primera latinización. En el mismo sentido, los continuadores de *ALP, en principio, deberían ser continuados en la actualidad según este proceso evolutivo (*aup > *oup- > *op-) que no explica el resultado Uviéu a no ser que se trate de un caso, poco frecuente, en que se sonoriza la oclusiva sorda precedida de una nasal o líquida.

Ello es lo que nos llevaría a resultados en *ob-, en cuyo caso Uviéu significaría algo así como ‘conjunto de colinas’. En este punto los teóricos seguidores de *ALP- podrían haber confluido con los continuadores del lat. OPPIDUM ‘lugar fortificado’. El único problema, no pequeño, es que esta palabra parece que no cuenta con descendientes entre nosotros25. Si aceptamos como cualificada la variante OPIDUM, de la que afirman varios diccionarios que se constata en alguna inscripción26, podríamos encararnos con la posibilidad de que alguno de los topónimos haya pasado por una fase OPIDUM > *obi(d)u > obiu. En este caso Uviéu podría significar ‘zona de fortificaciones’, propuesta que no parece muy avalada por la arqueología.

3. Pero si en lugar de fijarnos en la primera observación cromática de Carvallo nos atenemos a la segunda en que afirma que el monte donde se sitúa la nueva ciudad, “despide con facilidad las aguas de las lluvias”, igual cobra fuerza otra realidad, que el primitivo “Ouetao” era un lugar de muchas aguas, esto es, que se trataba de un ALVEUM + -¯ETUM > *ALVIETUM > *Ouviedu > Oviedu > Oviéu —> Uviéu. Con esta perspectiva la documentación “Ouetdao”, “Ouetum” etc. sería, como en el caso de *ALBIETUM, una simple latinización del término popular que, al igual que en la propuesta primera, oculta el diptongo ie, real en la lengua asturiana preliteraria pero inusual en el latín que intentan escribir en la Alta Edad Media. Tienen ambas propuestas, por otro lado, la gran virtualidad de no necesitar partir de una diptongación anómala de la e tónica larga. De ser factible partir de *ALVIETUM, Uviéu querría decir ‘lugar abundante en arroyos’.

Parentesco

Creemos, finalmente, que Uviéu es portador de un elemento común con alguno de los topónimos asturianos de este tipo: Picu l’Oubiu (Tb) ‘pico del monte’ o ‘pico del monte blanco’; lo mismo pero con metafonía El Picu l’Ubiu (Sr); Montobiu (Ca) ‘monte de la elevación blanca’27; tal vez Ovies ‘elevaciones, colinas’ en Verdicio (Go)28. No deja de llamarnos la atención El Picu la Oubietina (Vy), llamado también Picullongu por su disposición alargada, acaso el mismo topónimo que otros sitúan en el concejo de Navia y escriben Ouvetina (cf. 402), donde Oubietina presenta un primer elemento oubia ‘blanca’ o ‘elevación’, seguido del diminutivo -et- (el mismo que campeta con relación a campa) y combinado con lo que parece un diminutivo en -ina. En este sentido estaríamos ante ‘el pico de la (peña) blanquecita’, ‘el pico de la elevación peñascosa’. Quizá esta explicación pueda reforzarse con otros topónimos como El Miuviéu (Gr) que acaso pudiéramos traducir como ‘el monte Uviéu’ o ‘el monte de peñas blancas’.

Fuera de Asturias, y al margen de algún “Oviedo” debido a los conquistadores de tierras americanas, se encuentran topónimos que presentan una aparente expresión próxima a la de la capital del Principado; quizá el más llamativo sea “Obiedo”, río de Jaén, del que poco podemos decir sin antes conocer la época de su documentación. Más notable es “Castiello de Peña Obiedo” en el macizo oriental de los Picos de Europa, elevación de unos 1.300 metros de altura, pero que aparece documentado en el Libro de la Montería en el siglo XIV como “Castiello de Vuodo” (432 p. 101; 433 p. 24) que, de ser aceptable, lo aleja bastante de nuestras perspectivas.