Un topónimo de gran interés en este contexto es Noreña, nom bre de una villa y concejo del centro de Asturias, a orillas del río Noreña7 y próxima al Ñora que viene desde Sariegu. A simple vista parece que tiene que haber algún tipo de relación entre Noreña (que debería ser *Ñoreña con ulterior disimilación de palatales) y Ñora pero la cosa es más compleja cuando advertimos que NORENUS (268 p. 140) es antropónimo documentado en la época romana en Sotu Cangues, unos cuantos kilóme tros al oriente y que, stricto sensu, podría justificar adecuadamente la evolución fónica desde una *(VILLA) NORENIA. Podríamos, entonces, estar ante una antigua *(VILLAM) NORENIAM ‘casería de Noreno’ pero incluso sería admisible pensar que NORENUS pudo recibir el nombre indígena por ser ribereño de algún río Nora, o incluso que Noreña no sea sino un *NORA ENNA ‘el río nora’.
Con esta perspectiva epigráfica parece que no resul ta fácil ver en nuestros topónimos una interpretación que avale el origen árabe de Nora, pero tampoco es aconsejable intentar interpretarlo al margen del citado apelativo que pervive en nuestra lengua donde nora o ñora tiene la acepción de ‘ace quia’.
Por comparación con Noreña encontramos su diminutivo en términos de Siero en una heredad documentada en la Edad Media como “Norenniella” que, en nuestra opinión, ha de entenderse como origen del actual apellido “Norniella” (cf. 382). Se trata, sin duda, de una formación por comparación al estilo de la que encontramos en Proaza y Proacina, Maeza y Maecina, Brez y Brecín, Arangu y Aranguín, etc.