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L’Agua

El latín AQUAM ‘agua’ (EM) deja en asturiano el resultado agua y augua, término genérico que tanto significa ‘agua’ como ‘lluvia’ y frecuentemente en toponimia, según se constata ampliamente en nuestra documentación medieval, ‘corriente, río’ { “aqua de Prescuuia” (SV p. 173, a. 1086)} . Así aparece en:

Auguasmestas (Sm)84 AQUAS MIXTAS ‘aguas mezcladas’, ‘con fluencia de aguas’.

Auguamaroza (Vy) AQUAM AMARAM + -¯OSAM (EM) ‘agua muy amarga’.

Agualestro (Mi) ‘agua (donde hay) maleza para mullido’.

L’Aguañaz (Lln, Co) ‘(donde) nace el agua’.

L’Aguañaciu (On) ‘el nacimiento del agua’85.

Aguabierta (Go) ‘agua sin estancar’.

Aguaduz (Ce) ‘agua dulce’ construcción documentada “per riuulu Aqua dulce” (DCO p. 62, a. 905, c. XII).

Más evolu cionado y primitivo podrían haber evolucionado AQUAM en realizaciones del tipo aba- a las que ya nos hemos referido más arriba; con una metátesis, podría aparecer AQUAM en algún topónimo como Abiouga (Ib) que acaso deba entenderse como fusión de dos elementos hidronímicos, uno prerromano *APIA- y otro latino, AQUAM, aunque también sería posible entenderlo como *A Biouga traduciéndolo como ‘la (corriente) de las dos aguas’86.

Frente a los derivados de AQUAM > agua tenemos Agues (Sb) que entendemos como un continuador de ablativo, AQUIS, para poder justificar la pérdida del wau ante palatal, cosa que no ocurriría si se tratara de un acu sativo donde se daría otro contexto fónico AQUAS > agües (318 p. 148).

Un posible paso evolutivo arcaico para el latín AQUAM lo hemos visto más arriba al tratar de los hidrónimos de tipo *APIA (s.v. Pravia) a los que podemos añadir:

Oubona (Ti)87 admite una interpretación AQUAM BONAM ‘agua buena’ por el prestigio que tienen estas aguas (cf. 139), y que debieron de tener en la antigüedad a juzgar por el monasterio medieval allí levantado, quizá en un intento de cristianizar un posible y viejo culto a las aguas. El segundo elemento de esta composición puede ser el femenino de BONUS, A, UM ‘bueno’ pero no ha de olvidarse que puede haber estado mediatizado por otra palabra previa de origen céltico (140 p. 324), *BONU- ‘base’, ‘fundación’ (TLG 31).

Oseya *AQUAM SALIAM ‘agua del Seya’.

El cierre fonético de la tónica debido a la velar de AQUAM, visto también más arriba (s.v. Pravia), vemos que subsiste en algunos topónimos menores donde se produjo la evolución AQUAM —> egua con ejemplos diseminados por todo el territorio asturiano e incluso al sur de nuestro dominio; son muestras como:

El Cabezu l’Egua (Pm), El Paré l’Egua (Cl), Les Egües (Ay), Llandelesegües (Po), Vallinesegües (Llv), Bustieuguas (Dg), Maleguas (Tp), etc.

Un topónimo como La Llegua (Go) podría entenderse así como resultado de una etapa previa con artículo palatalizado *lla egua con el significado de ‘el agua’ sin relación alguna con ninguna medida de longitud.

Han querido algunos relacionar topónimos de este tipo con zoónimos como la yegua (lat. EQUAM) pero, en nuestra opinión, han de verse como continuadores del latín AQUAM ‘agua’, evolución posible cuando una á se encuentra ante vocal cerrada seguida de -a (255 p. 25; 460 p. 57)88.

Esto no es obstáculo para que haya habido alguna posible confusión entre topónimos derivados de AQUAM —> egua con el apelativo yegua o egua (< EQUAM) como pone de mani fiesto el tebergano Fosdelayegua (también Fuesdelayegua, Freisdelayegua) nombre del Puertu Marabiu, que interpreto como ‘fosa del agua’.

Nos da la impresión de que así podría entenderse algún tipo de creencias que relaciona los límites de tierras con la presencia en ellas de una yegua muerta y enterrada. En realidad creemos que ha de tratarse, en muchos casos, no de EQUAS sino de simples AQUAS o corrientes de agua que servían de línea divisoria. Podríamos estar ante una mera confusión de EQUAM y AQUAM. Acaso algún antiguo *equoranda, *equaranda (cf. 5 I1 p. 96; 11 p. 232-234) podría entenderse desde esta perspectiva también.

Es aventurado ver en La Manigua (Llg) una doble metafonía *’donde mana el agua’ pero no debería renunciarse a conocer la zona para encuestar debidamente a sus habitantes (254 p. 59)89.

Esa propuesta no resulta exagerada dado que más arriba hemos citado topónimos donde parece que se da ese doble fenómeno, así Iguanzo (Llv), Inguanzo (Cl), L’Inguanzu (Rs) que debemos entender como ‘agua del anzo’, ‘agua del río’.

Un derivado de agua es aguada ‘crecida del río’, ‘desborda miento’, ‘gran avenida de aguas’. Un diminutivo podría haber pervivido en L’Aguadina (Qu). Es posible que Aguaín (Mi) sea algo por el estilo pero acaso se explique como antroponímico.

Esto último parece Aguanes (An) quizá formado sobre AQUANA presen te en nuestra epigrafía (268 p. 190). Aguinu (Sm) parece que podría explicarse por un antropónimo AQUINUS (Solin), pero El Ríu Ruaguín (Po) aconseja pensar en un construcción tautológica.