El caruezu y la carueza tienen el significado de manzana silvestre y, también en algunas partes, aluden a su árbol productor. Este último también se conoce como carozal. Emparentado con lo que antecede es carrucina ‘manzana silvestre’, lo mismo que carrucín ‘manzano que produce manzanas silvestres’.
Para caruezu suele suponerse un étimo *CARUDIUM (DCECH s.v. carozo) que no resulta plenamente satisfactorio desde el punto de vista del vocalismo, por culpa de un diptongo secundario inesperado, aunque puede justificarse analógicamente. Desde el punto de vista del consonantismo los resultados con -rr- como carruezu ‘manzano silvestre’ han de considerarse debidos al influjo de etimologías populares constatadas ya en algunos documentos que escriben “un manzanal carruezo” junto a “la mitad del caruezo de la rebolla” (9, n. 18, 29).
Los lugares donde los caruezos abundaban podrían, quizá, mantenerse hoy en el nombre de algunos pueblos con sufijo colectivo como:
Carroceda (Gr), Carro cera (Sr, Ay), Carroceiru (St, Pr), El Caroceiro (Ef), Carro céu (Co), quizá en La Carre zal, que admite la variante La Carrozal, barrio de Carrea (Tb), etc.
Pero no resulta fácil, valiéndonos exclusivamente de argumentos fónicos, saber si algunos ejemplos como La Carrizal (Ti), El Carrizal (Pa, Ll), La Carizal (Si), Carricéu (Md), La Carricera (Ca), han de considerarse lugares poblados de caruezos o carueces o más bien sitios abundantes en carrizu ‘Calluna vulgaris’ (un tipo de planta).
En este último caso se habrían formado sobre la palabra de origen latino carix, -icis ‘hierba de marisma’ (EM), tal vez desde el acusativo CARICEM > *cariz —> *carizu con el influjo del sufijo -¯ICEUM > -izu, en una alternancia similar a la de gorbiz - gorbizu. La generalización de carrizu ‘Callu na vulgaris’ frente a *cariz se debe, acaso, al intento de diferenciar la terminología botániza de su cuasi homónimo ast. carís - cariz ‘cariz’.
Los colectivos que siguen a continua ción, donde se pierde la consonante intertónica, parece que guardan parecido con los citados pero acaso algunos se puedan explicar como continuadores del lat. QUERC¯ETUM ‘bosque de robles’ (EM). Son ejemplos como:
Carceo (Xx, Ct), Carcéu (Co, St, An, Vd), Carcedo (An), Carceda (Pr, Cn), y el incrementado con un diminutivo Carcediel (Ti), etc.
No ha de olvidarse tampoco que, a lo mejor, Carceo puede deberse, aunque poco probablemente, a un antropónimo CARCILIUS (Solin), y que no es impensable que hayan podido darse trueques entre Carceo y Cardeo, aunque los de este último tipo, aparentemente al menos, parecen explicables desde CAR DU¯E TUM (EM) ‘lugar abundante en cardos’.
Por si fuera poco el latín contaba con otro término fitonímico que no deja de llamarnos la atención porque podría guardar alguna relación con lo que venimos diciendo; nos referimos a CALC¯ETUM nombre de una planta medicinal no identificada (OLD).
