El lat. CANDIDUS, A, UM ‘de color blanco’ (OLD) pudo tener, en su paso al asturiano, un doble comportamiento; de un lado el más general con matenimiento de la postónica dando lugar a resultados del tipo *candiu, *candia que pervivirían en el adj. candial ‘de buena calidad (especialmente el pan, el trigo)’, ‘cariñoso (un individuo)’. Toponímicamente se manifestaría en Candial (Pz), Candiales (Ce).
Pero, al mismo tiempo, debió de haberse producido la tendencia a la pérdida de la postónica dando lugar a realizaciones CAND(I)DUM > *candu que perviviría en el también adjetival Candal (Lln).
Sobre el ast. *candu seguido de un sufijo átono, el prerromano átono -ANU con las variantes -ALU, -ARU, el apelativo cándanu, cándalu o cándaru ‘rama seca y blanquecina’ y por extensión ‘persona alta y delgada’. De igual modo, el femenino cándana ‘caña grande y seca especialmente cuando queda algo blanca por haberse quemado’.
Con esta propuesta no creemos que sea necesario, para justificar los topónimos que siguen, acudir a una explicación céltica (DCECH s.v. cándano), aunque en este idioma es posible *KANDO- ‘blanco’ (TLG 41) palabra emparentada no sólo con la latina candere ‘arder’ sino con otras de raíz también indoeuropea (45 p. 14; 4, p. 18).
En nuestros nombres de lugar aparece:
El Cándanu (Po, Sl), Cándanu (Ce), La Cándana (Sl, Vd), La Cándama (Ra), Los Cándanos (Lln), Candanín (Vd), etc.
Los colectivos adoptan la expresión: Candanal (Vv, Xx, Mi), El Candanal (Sr, Ce). Probablemente debamos añadir El Candal (Ef, Ei, Cs), con pérdida esperable de -N-.
También son abundativos Candanéu (Pi, Md, Ti), Candaneo (Llg), La Candanosa (Vd). Con pérdida de -N- encontramos en la región occidental asturiana limítrofe con Galicia: A Candaosa (Vy), As Candaosas (Vy), Candosa (Cs).
Topónimos como Candanunegru (Sl), El Cándanu Blancu (Vd) admiten una variante disimilada cándalu, cosa que explicaría, tal vez, la expresión Candalina (Ce) y, a lo que parece, un abundativo La Candaliega (Pm, Ct), a no ser que se trate de una formación en relación con escanda como veremos un poco más adelante.
El conocido Candamu, nombre de un concejo48, así como Candamín (Cd) y Candamo (Cr), parece que presentan el mismo primer elemento CAND- que los topónimos citados anteriormente (112 p. 35) pero ofrecen una incrementación diferente responsable del cambio de acentuación. Ignoro si el mismo origen se puede postular para Can dones (Cb) y Candín (Si) aunque entendemos que podría ser aconsejable considerarlos entre los continuadores de antropónimos (cap. 9). A un antropónimo en genitivo -ASII debe adscribirse, como diremos más adelante, Candás, capital del concejo de Carreño (cap. 9).
Por otra parte no resulta fácil ver la misma base CAND- en la serie de topónimos del tipo Penaquende recogidos en la toponimia menor de llena y por eso consideramos más aceptable explicarlos desde aquende ‘de la parte de acá’ (263 p. 125) que relacionarlos con CANDIDAM que seguiría unos pasos no inusitados pero menos frecuentes cand(i)da > canda > cande > *candi > quende ‘blanca’, con metafonía por (-e >) -i. Su explicación nada tendría que ver tampoco con Penaurme (Ll) que interpretamos no como ‘peña enorme’ (263 p. 131) sino como PINNAM ULTIMAM ‘la peña última’ (p. 76).