Aunque el citado documento de 857 (pág. 345) plantea el problema de la diptongación, el hecho de la temprana documentación “Meres” parece que, como acabamos de decir, no nos lleva a interpretar Mieres en relación a unas MILIARIAS (EM), esto es, *(‘tierras) dedicadas al cultivo del miyu54 o mijo’(lat. MILLIUM) o ‘(tierras con) cuscutas’ (EM).
Pero esto no quiere decir que algunos Miera o Mieres no admitan tal explicación. El mijo es un cereal que debió de estar ampliamente extendido en Asturias hasta que la introducción del maíz en el siglo XVII señala el inicio del declive de su cultivo, por más que todavía perdurara hasta años recientes (65 p. 369; 2, p. 334). Toponímicamente encontramos lugares que gracias a lo que parece ser un sufijo abundativo, pueden deber su nombre a antiguas plantaciones de este cereal:
Miyar (Co), La Miyar (Vv), Miyares (Am, Pi, Vv, Sg55), Miyeres (Lln, Vv), La Miariega (Ti), A Miyeira (Ve), Campu miyar (Mi), La Michariega (Ll, Tb).
Con esta perspectiva algunos de los topónimos del tipo Mi(y)ares —> Mi(y)eres —> Mieres ‘tierras abundantes en mijo’, una vez perdida la -y- , habrían confluido fonéticamente con los derivados del femenino plural del hidronímico MERUS, A, UM.
Sin embargo no sería imposible que alguno de los que anteceden provenga del lat. MILIA ‘miliario’ (EM) con incrementación sufijal en -ALEM. Parecido sería Millarado (Sa); podría haberse formado desde M¯ILLE ‘mil’ (EM) —> *amillar —> amillarar ‘medir fincas para registrarlas en el Catastro’, verbo que también admite la variante amiyarar formado ahora desde la variante latina MILIA ‘mil’ (EM). Estamos, en algún caso al menos, en relación con amojonamientos o mediciones más o menos antiguas, indicadas a veces con miliarios, según costumbre testificada ya en 906 referente a la “villam Sancti Martini de Quadros sicut ei possumus cotum uno miliario in circuito” (DCO p. 70, c. XIV).