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Llorío

El laurel es conocido en nuestra lengua con diversos nombres, entre ellos con el occitanismo moderno llaurel, pero también con expresiones autóctonas de origen latino, como LAURUM (EM) —> alloru, con diversas incrementaciones: lloreda o llorea ‘laurel’, lloreru ‘laurel’.

A veces con la misma palabra se alude tanto al árbol como a su conjunto: lloréu ‘laurel’, ‘sitio poblado de laureles’, alloral ‘laurel’, ‘terreno poblado de laureles’, etc. Por el contrario lloredal sólo se define como ‘terreno poblado de laureles’.

La palabra LAURUM es la que está siempre en la base de la serie de topónimos abundativos que sigue:

Lloral (Cñ), La Lloral (Uv), El Lloural (Cd), etc.

Colectivos en -ARIUM, -ARIAM: Llaureiru (Md), Loureiro (Cs), La Llorera (Mo), etc.

Colectivos en -¯ETUM como LAURETUM (que ya se constata en latín como topónimo) justifican los asturianos: Llouredo (Vy), llouréu (Vd), Lloreo (Llv, Mi), Lloréu (Pi, Md), La Pica Lloréu (Si), La Llorea (Xx), Llauréu (Gr), etc.

También los femeninos (u originariamente neutros plurales): Lloreda (Go, Cr), Llaureda (Sl).

Combinación de dos posibles abundativos la tenemos en: Louredal (Ss), El Llourdal (Ef), Llordal (Ct) (cf. p. 248).

También aparece, en el extremo occidental, un sufijo colectivo en Lourido (Ss, Tr), acaso resto de una vieja metafonía. Ha de considerarse si Llorío (Llv), documentado en el siglo XII como “Dominico Periz de Lorio” (SV p. 553, a. 1192), presenta una misma génesis (lo que llevaría a hablar de la pérdida de la intervocálica en el siglo XII) (cf. 460 p.163), o si se trata de un derivado de LAURUM + suf. diminutivo -¯ICULUM (94 p. 97).

La Lloraza (Vv) también se remonta al mismo término latino combinado con el sufijo -ACEUS, A, UM que podría ser aumentativo o hipercaracterizador, como en Xinestaza formado de xinesta.

Podríamos preguntarnos por qué si el asturiano disponía de un término autóctono, derivado de LAURUM, para referirse al laurel admitió un occitanismo llaurel. Nuestra respuesta diría que debido al intento de mantener diferenciados al menos dos signos lingüísticos, uno de tipo fitonímico (‘laurel’), el otro cromático (‘oscuro’)77, que confluían evolutivamente.