La Raposa (Llg, Ce), El Raposu (Pi) son testimonio de la pala bra asturiana con que se designa a la zorra, también llamada rapie ga. La Raposera (Sr) podría recordarnos la guarida de este animal.
Tales expresiones desplazaron en el léxico a las seguidoras de volpes ‘zorra’ (EM) hoy sólo presente en nuestra toponimia menor gracias al diminutivo en -ICULAM (243 p. 57; 351). Este término diminutivo, VOLP¯ECULAM (EM) pervive en topónimos menores como La Golpeya (Si, Ll), La Golpea (Ri) y en el diminutivo La Golpina (Si). Una variante masculina se constata en Galpechos (Tb). Lugares colectivos serían Golpecheras (Tb)8.
Combinado nuestro étimo con el suf. -¯ORIAM (o con su variante masculina de -¯ORIA) acaso se justifique Gulpiyuri, nombre de una playa de Llanes, desde*gulpiyoria ‘lu gar de zorros’ con un conocido proceso evolutivo -a > -e > -i y con un cierre metafonético de la tónica (318 p. 101).
Tanto raposa como rapiega presentan la misma raíz rap- que el latín RAPERE (27 p. 379; DCELC s.v. raposa, rapiña); es claro que, al ir intervocálica, el resultado que cabría esperar sería *rabosa por lo que parece que ha de buscarse el influjo de alguna otra palabra como puede ser la germánica *RAPPON > rapar (67 nº 5.432) para justificar la pre sencia de la -p- actual.
La raíz germánica la encontramos segura mente en Rapalcuarto (Tp) aunque ahora es probable que la acepción con veniente sea el de ‘tierra resbaladiza’ como ya han propuesto (27 p. 381) o mejor ‘campo limpio de vegetación’ (8 p. 30).
El asturiano también conoce el término zorra como apelativo pero ahora su uso es adjetivo y se aplica especialmente a la hembra que no queda preñada y de ahí deriva a ‘prostituta’ precisamente porque una de las características de la prostituta es la ausencia de fertilidad. Su origen etimológico, en consecuencia, nada tiene que ver con cuanto antecede sino con un arabismo que explica el término ast. zorra junto al cast. horra, cat. forra ‘estéril’ (DCECH s.v. horro), con una confusión de dentales.