Los topónimos de este tipo podríamos intentar entenderlos desde diversos frentes:
1. Quizá desde el latín HORREUM ‘granero’ (EM) pueda explicarse el asturiano horru, horro, hurru y, acaso, horriu aunque se plantean algunas dificultades que afectan al vocalismo tónico y a la suerte seguida por la yod (460 p. 84)82. El nombre de algunos pueblos se explica fácilmente desde el apelativo actual, así L’Horrón (Llv) y probablemente el diminutivo L’Ho rrín (Pi) pueden estar justificados por referencia a algún horru concreto83 de la misma manera que Veigadorriu (Cn).
Quizá en este sentido pueda explicarse, desde un plural analógico en -AS o desde un ablativo en -IS, Güerres, pueblo de Colunga situado a la orilla del mar y documentado ya des de el siglo X84.
2. Pero hay una serie de topónimos en que parece obligado entenderlos no por su referencia al hórreo sino desde lo que parece otro término oronímico responsable del ast. orru ‘peñasco saliente o aislado en el mar’, sinónimo del asturiano castru, y que podría aparecer toponímicamente como Pi cu l’Urru (Md), Pena l’Orru (Ay), Picu l’Orrín (Ca), Isla del Orro (Tp), Os Urrios, islotes de El Franco (EPA), etc.
No es fácil, etimológicamente hablando, adscribir este término y topónimos a una lengua prerromana pero es cierto que podríamos pensar en su ascendencia indoeuropea dado que presenta un cierto aire de familia con el ´???? ‘monte’, con parentesco en topónimos peninsulares (59 p. 460 p. 480) que se refieren a lugares elevados. No sabemos si ha de pensarse en un parentesco con algún elemento prerromano indoeuropeo como el nombre de la tribu ástur de los GIGURRI, quizá asentada en torno a Valdeorras, actual provincia de Ourense, en cuyo caso no se trataría propiamente de un sufijo como pensaba Schulten (426 p. 111).
3. Pero otros lugares de similar expresión o bien sin sufijo como L’Orru, etc. pueden deberse simplemente a una traslación metafórica por la semejanza que una determinada elevación puede tener con un horru para los hablantes. En algunos casos la referencia figurativa parece evidente etc.
4. En este contexto no resulta fácil adivinar si algunos topónimos del tipo Orru tienen en su origen la materialidad de un hórreo, una traslación metafórica del mismo (un lugar se llama así porque semeja un hórreo) o una referencia a una elevación del terreno.
Quizá un topónimo como el Picu Urriellu sólo sea eso, o un diminutivo de horru porque desde lejos a algunos hablantes les ofrecía un cierto parecido con nuestra construcción tradicional o una elevación rocosa que en una lengua prerromana iba asociada al apelativo *ORRU85. En cualquiera de los casos parece que debió de haberse dado a lo largo de la historia una notable influencia mutua de HORREUM y *ORRU.
5. Más difícil es explicar Órrea (Ti), La Horria (Si). También resulta dificultoso hallar interpretación para Urria, nombre de dos pueblos, uno en Teberga y otro en Somiedu aunque, en principio, podríamos considerarlos simples variantes femeninas de antiguos neutros plurales de los elementos que anteceden.
Sin embargo, esto parece complicarse más porque en zonas sureñas de nuestro dominio lingüístico lo que parece un diminutivo, urrieta, se define como ‘valle’ (Aliste), tal vez un diminutivo de *orra que podría pervivir en el apellido “Trasorras”.
6. Pero, también con esta perspectiva, vemos que en la zona extrema de nuestro dominio lingüístico, en mirandés, se documenta ampliamente el apelativo urrieta (con las variantes urrita, urreta, ourrieta, ourrita, ourreta) y reta (junto a rita, ruta) pero con el significado de ‘nacimiento de agua a flor de tierra’, ‘fuente’ (463 p. 517).
7. Es posible que la acepción oronímica de ‘valle’ (&3) y la hidronímica de ‘agua’, ‘fuente’ (&4) sean mutuamente reducibles, pues a la acepción de ‘valle’ se ha podido llegar, por su proximidad en el espacio, desde el prerromano *UR ‘agua’ (p. 212).
8. En principio todo lo que antecede resulta más aceptable que ver en esos lugares una relación directa con el vasco urra ‘avellana’ (241 p. 119). No obstante, si el parentesco con el vascuence en el que inciden algunos (390 p. 131; 392 p. 125)86 se logra establecer parece que ha de lograrse, quizá, por la vía hidronímica (cf. &5).