Traspasado el cauce del Nora, las puertas de Oviedo/Uviéu se abrirán, permitiendo divisar desde varios kilómetros la torre gótica de la Sancta Ovetensis, majestuosa sobre la capital que vio crecer, custodia del Arca Santa y destino de peregrinaciones a lo largo de los siglos. La plaza de la Catedral supondrá el fin del viaje para algunos y una estación más para muchos otros que no cejarán hasta poner un pie en Compostela.
Etapa 3 (III - Hacia Oviedo)
La paciencia será la mejor arma para solventar esta jornada. Poco agraciada desde el punto de vista paisajístico, muchos caminantes la recorren en autobús, poco dispuestos a atravesar barrios residenciales, polígonos industriales y nudos de carreteras atestados de tráfico y aire contaminante. La realidad es que el león no es tan fiero como lo pintan y un gran error de partida es creer que el Camino de Santiago debe ser siempre un paraje natural de primer orden, pero no, para eso ya están los Picos de Europa, los Pirineos o los Alpes, por ejemplo. Una ruta de peregrinación que atraviesa tantos kilómetros tiene sus luces y sus sombras, y es el todo el que da sentido a esta experiencia única.
Partimos desde la misma Casona de San Miguel, sita en la calle Celleruelo, hasta la salida de La Pola Siero, que hoy ganaremos inmediatamente. Accedemos a La Carrera, la primera de las parroquias de Siero que visitaremos hoy, dejando atrás el cruce al campo municipal El Fonganón, y progresamos de frente por una pista vecinal que atraviesa los barrios residenciales. Saldrán al paso un par de bifurcaciones, siguiendo en ambas por la izquierda, mientras se muestra al Camino la silueta gallarda y acechante de un toro de Osborne que otea sobre la N-634, uno de los cuatro que campan en el Principado. Con los cinco sentidos en cada encrucijada que nos asalta, proseguiremos a mano derecha junto a la vivienda número 23 E, cruzando por un puente la autovía minera AS-I. ¡Ojo, a la salida giramos a mano izquierda! Un trecho nos llevará a la calle El Morralín, por la que descendemos hasta El Berrón. Giramos a la izquierda, sin atender a la señal viaria que indica Oviedo/Uviéu, franqueando la N-634 y siguiendo de frente 150 metros en dirección Gargantada. Viraremos entonces a la derecha para embocar la avenida de Oviedo.
Esta arteria comercial, con no pocos bares para desayunar si no tuvimos oportunidad en La Pola, luce algunas conchas de bronce que, como en otras ocasiones, pasarán desapercibidas para el peregrino que atraviesa las zonas urbanas, repletas de señales, semáforos y elementos que distraen al caminante, más acostumbrado a transitar por caminos y núcleos rurales. Pasamos pegados a la escultura homenaje al ferrocarril y a los ferroviarios, obra en bronce a tamaño natural del escultor asturiano José Luis Iglesias, que escenifica la relación tan estrecha de la población con el mundo de los trenes, al ser un destacado nudo de vías y un centro logístico y de mantenimiento. La avenida de Oviedo conecta con la avenida de los Campones, parroquia de Hevia. El pabellón polideportivo, que algunos foráneos confunden con el Ayuntamiento, nos lleva a cruzar la SI-6 y proseguir en dirección a Carbayal. La casería de Buenavista toma entonces el testigo. En Asturias, dentro de cada parroquia se distinguen principalmente las aldeas, los lugares y las caserías, y éstas últimas se defi nen como grupo de dos o más edifi cios que no forman calle alguna. Salvamos las vías del ferrocarril y la autovía del Cantábrico A-8, que se pega a nuestra mochila como una lapa. Traspasamos Carbayal y cruzamos bajo la AS-17 para girar en breve a mano izquierda y entrar en Fonciello.
Tramos de arbolado nos guarecen en este núcleo de la parroquia de Tiñana. Surcando pistas estrechas llegamos a una bifurcación donde hay flechas tanto a izquierda como derecha, otro dilema. En estos puntos debería haber algún panel explicativo que informara sobre las bondades o inconvenientes de tomar una opción u otra. Sin llegar a lanzar una moneda escogeremos el de la derecha, el que se supone oficial, que se acerca a la urbanización Huerta de Meres, otro lugar de la parroquia de Tiñana. Giraremos a la derecha en el primer cruce y a la izquierda en el segundo, rodeando las instalaciones del Centro de Apoyo a la Integración La Arboleya. Viramos a mano izquierda junto a una de las entradas de éste, avanzando por un breve tramo de tierra que actúa como un bálsamo, resarciéndonos del trayecto pavimentado. Nos deja junto al palacio de Meres, cuya fábrica del siglo XVII siguió el esquema del barroco rural. Dos tejos, macho y hembra, que se profesan amor incondicional desde hace varios cientos de años, custodian la capilla de Santa Ana, del mismo siglo. El conjunto palaciego sirve hoy de escenario a bodas, exposiciones, rodajes y un sinfín de eventos.
Cruzamos la SI-6 y continuamos de frente en dirección a Granda junto al bosque de ribera del río Nora. Franqueando un paso a nivel sin barreras que se interpone en el Camino, seguimos a la izquierda en la posterior bifurcación. Tras unas chabolas nos ponemos a cobijo de la arboleda de falsos plátanos, robles y fresnos. Momentos después, en fuerte contraste, las chimeneas de una central térmica disipan las siluetas de algunos picos de la sierra del Aramo, como La Gamonal. A la vera del bar Casa Evarista, entramos en El Campu, parroquia de Granda, a escasos metros ya de su iglesia de San Pedro, que todavía conserva algunos elementos románicos.
Dejamos el templo y tiramos de frente rumbo a Colloto/Cualloto, atravesando una zona un tanto degradada para alcanzar posteriormente el colegio Palacio de Granda y la urbanización Puente Romano, por la que desembocamos en la N-634. Entramos así en Colloto/Cualloto, repartido entre los concejos de Siero y Oviedo/Uviéu, y abandonamos la carretera nacional por la izquierda para cruzar el puente medieval sobre el río Nora, popularmente conocido como el puente romano de Colloto/Cualloto.
Sobre el trazado del Camino Real, el puente medieval de Colloto/Cualloto hace de frontera entre Siero y Oviedo/Uviéu. Regresamos momentáneamente a la nacional para volver a salir por el arcén izquierdo, entrando en la calle Luis Suárez Ximielga. Sobre 20 minutos nos llevará atravesar la población. Rebasando un paso a nivel con barrera, entre bloques de viviendas de varios pisos y algunas casas más pintorescas que lucen balcones de madera, salen al paso bares, tiendas y buenas sidrerías. Ya se respira el vaho de la ciudad, con sus parques y alamedas sosegando el ritmo frenético de los viandantes.
Suárez Ximielga enlaza con la calle Camino Real, que nos transporta de nuevo hasta la N-634, vieja conocida que peregrina a tramos por el Camino de la Costa desde San Sebastián. Hay que prestar atención, ya que es fácil despistarse entre el tráfico y la abundancia de señales. Cruzamos por el paso de peatones situado frente a la empresa Núter y avanzamos por el arcén derecho para refugiarnos en un tramo de acera. A continuación tomamos el acceso al polígono industrial Espíritu Santo y, ¡ojo!, en la rotonda de entrada torcemos a la izquierda para coger la calle Finlandia.
Al frente la A-66, un obstáculo que salvaremos bajo sus pilares para volver a la vera de la nacional, pasando el hotel Las Lomas y varios concesionarios. No tardaremos en divisar la torre de la catedral de Oviedo/Uviéu, sobresaliendo majestuosa sobre la ciudad que vio crecer. A partir de aquí, al cierre de la edición, la señalización era inexistente o muy difícil de apreciar, eso después de escudriñar cada rincón con ojos de peregrino, extremadamente sensibles a toda la gama posible de amarillos. Desde la primera rotonda de la Tenderina Baja aún median 2,5 kilómetros hasta la plaza de la catedral, una recta infinita que salva un desnivel de 54 metros y que se extiende por la Tenderina Alta hasta la plaza del Campo de La Vega. Cruzamos por uno de los pasos de peatones existentes y subimos por la calle Azcárraga, situada a la derecha del hotel Astures. Tendremos ocasión de ver un buen tramo de la muralla medieval en la calle Paraíso, pero continuaremos de frente para tomar la siguiente a la izquierda, la calle San Vicente con su monasterio de San Pelayo. Atravesando la plaza de Feijoo pasamos bajo un arco y giramos posteriormente a la derecha en la plaza Corrada del Obispo, yendo hasta el rincón donde inicia el Tránsito de Santa Bárbara, una calleja que nos planta frente a la puerta de la Perdonanza, en bronce, bajo la torre románica, también conocida como torre vieja, a secas, para distinguirla de la gótica.
La Perdonanza hace referencia al jubileo de la Santa Cruz, que entre el 14 y el 21 de septiembre, festividad de San Mateo, permite ganar el perdón de los pecados cumpliendo una serie de requisitos, como son la visita piadosa a la catedral, la confesión, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa. No pocos peregrinos se darían cita en Oviedo/Uviéu a finales del verano con el objetivo de venerar las reliquias alojadas en la Cámara Santa; desde Francia, Alemania, Holanda… siguiendo la costa o separándose del Camino Francés en León para subir por el montuoso de San Salvador. Al igual que hoy en día, se alojaban en albergues, como el de San Juan, que estaba situado en la actual calle Schultz, y eran disputados por los albergueros para que pernoctasen en sus hosterías. Muchos siglos separan unos acontecimientos de otros, pero gran parte de la esencia del peregrinaje sigue intacta.
Desde la explanada de la Sancta Ovetensis, los peregrinos reanudan la marcha a Santiago por el Camino Primitivo o retoman el Camino de la Costa dirigiéndose a Avilés. Tras abordar en los dos últimos fascículos las etapas que desde el Camino de la Costa enlazan con Oviedo/Uviéu, regresaremos en la próxima entrega al cruce de caminos existente en el lugar de Casquita, Concejo de Villaviciosa, para reanudar el itinerario costero que nos llevará a Gijón/Xixón.
