El Camino de la Costa se divide y los grupos de peregrinos se despiden, quizás ya con un hasta siempre definitivo, atraídos unos por las reliquias de la Sancta Ovetensis y otros por los cantos de sirena del Cantábrico. El alto de La Campa, límite entre los concejos de Villaviciosa y Sariego, se interpone en la primera de las dos jornadas que conducen a Oviedo/Uviéu, planteando un par de alternativas de ascenso, por Arbazal o por Valdediós.
Etapa 3 (II - Hacia Oviedo)
Situándonos en la plaza del Ayuntamiento, seguimos unos metros al borde de la carretera y entramos en la peatonal Valle Ballina y Fernández, girando en la calle Sol, la primera a la derecha. Pasamos entre los hoteles Casa España (la casa del Arcediano, que fue fábrica de chocolate y después hojalatería) y Carlos I (casona- palacio del siglo XVII), saliendo a la plaza donde se sitúa el Teatro Riera y la querida escultura La Manzanera, que contemplan la iglesia de Santa María de la Oliva, frente a la que existió el hospital del Sancti Spiritus, que albergó a pobres y a peregrinos. Viramos justo después a la izquierda por la calle Cabanilles, que cruza la AS-267 y continúa recto para conectar con Maximino Miyar, coincidente con la AS-255 que va a L'Infiestu, pasando junto a la fábrica de sidra El Escanciador. A menos de 200 metros seguimos a la derecha en paralelo a la carretera, donde se encuentra el Instituto de Productos Lácteos, iniciando un apacible paseo que atraviesa el parque de la Alameda, a la ribera del río Linares.
El trasiego de la AS-255 nos despereza unos minutos más tarde y por ella entramos en la parroquia de Amandi (alojamiento, bar-restaurante), donde es obligado desviarse 100 metros del itinerario para visitar la iglesia de San Juan de Amandi, románica del XIII. Soltamos la carretera al pie de la sidrería La Regatina, llegando por el vecindario a la porticada capilla de San Juan, de cuya cabecera mana una fuente. Siguiendo a la izquierda se llega al albergue La Ferrería, mientras que el Camino continúa a la derecha, arrimado al hotel La Casona de Amandi. No tardamos en pasar el puente medieval y entroncar con la AS-267 en La Parra (bar-restaurante), carretera con la que sólo coincidimos 150 metros, ya que tomamos la VV-10 que marcha hacia Grases y Niévares. La estrenamos junto a la fuente del Peregrino y en 10 minutos nos presentamos en la capilla de San Blas, lugar de Casquita, parroquia de Grases.
En esta encrucijada se separan el Camino de la Costa que se dirige a Gijón/Xixón y el que conduce a Oviedo/Uviéu, al que optaban muchos peregrinos atraídos por las reliquias de la Cámara Santa de la Sancta Ovetentis, que convirtió la capital asturiana en uno de los destinos de la cristiandad. Durante las próximas dos entregas nos encaminaremos hacia el interior fijando rumbo suroeste, retomando en los siguientes fascículos el itinerario que va a Gijón/Xixón. Atendiendo a la indicación “Camoca”, reemprendemos los pasos junto a Sidra El Traviesu. En la primera curva salvamos por carretera el río Valdediós, al que acompañaremos hasta las inmediaciones del alto La Campa. A continuación, entramos en El Ronzón, en términos de la parroquia de Camoca, dejando momentáneamente la carretera hacia La Cuesta Valle, un buen atajo que evita una curva de herradura.
De nuevo sobre el asfalto en El Pulu Baxu, dejando a mano derecha La Felguera, seguimos adentrándonos en el valle por La Fontana y El Campu, donde se encuentra el cruce a la iglesia de San Juan Evangelista del siglo XIII, a tan sólo 150 metros y un buen lugar para descansar cuando ya llevamos más de una hora de caminata. A un lado se queda el cruce a La Piñera y continuamos por El Pulu Riba, siguiendo la carretera principal 100 metros y, ¡atención al desvío!, partiendo por la derecha hacia La Riega y Vega. Ascendemos levemente a La Cruz y Vega para bajar a La Riega, superar un afluente del río Valdediós y salir de la hondonada. Disponemos de 700 metros para decidir si continuar por el designado como itinerario oficial, que sube por San Pedru Ambás y Arbazal, o por Valdediós, que también debiera serlo. En la bifurcación, una mesa dispuesta bajo un nogal parece dispuesta a propósito para los más indecisos.
Por Ambás y Arbazal se recorre medio kilómetro menos, encontrándose en este último lugar de la parroquia de Pueyes el Mesón de los Cistercienses, edificado por los monjes de Valdediós para asistencia de los peregrinos y transeúntes y la iglesia prerrománica de Santa María de Arzabal unida al templo barroco. Por Valdediós, los metros extra se compensan con la oportunidad de visitar con un guía el monasterio cisterciense y el Conventín, otro tesoro del Prerrománico asturiano consagrado en el 893. En las dependencias monásticas, habitadas desde hace poquito por una congregación de Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús, se encuentra el albergue de peregrinos que prorroga la hospitalidad en este paraje que fue conocido como valle de Boiges.
El oficial, a nuestra izquierda, señalizado con los mojones propios del Camino de Santiago, se dirige por estas carreteras vecinales de la parroquia de Ambás, pasando La Casona y La Quintana y arribando a La Brimera para enlazar justo después con una senda que sube a La Venta. Regresamos al asfalto, bajo el cementerio, para encontrarnos en breve con la AS-267 y la iglesia de San Pedro, que ya habíamos visto con anterioridad cuando discurríamos por la parroquia de Camoca. Otra buena ocasión para recuperar fuerzas y disfrutar de las magníficas vistas que nos brinda este otero. Volvemos unos metros a la AS-267 y la abandonamos por la margen izquierda antes del punto kilométrico 13 (las bicis continúan por carretera hasta Arbazal). Si continuásemos por la carretera 350 metros más, podríamos tomar el cruce que baja a Valdediós, a kilómetro y medio, aunque llegados hasta aquí nuestra intención es seguir a Arbazal. Nos internamos por los núcleos de Villabona y Lloses, sobre la carretera, y no tardaremos en vernos rodeados de vegetación, ¡con algún trecho muy enredado que dificulta el paso!, a la vez que las curvas de nivel se aprietan, ganando altura con rapidez. Le sigue una parte despejada, bajo la cima del monte Lloses (454 m) y al borde de una excelsa panorámica que nos deja a las puertas de Arbazal, en la parroquia de Pueyes. Junto al Mesón de los Cistercienses, nos saluda la iglesia de Santa María, barroca, que tiene como cabecera al templo prerrománico. Con casi todo el ascenso metido en el bolsillo, peregrinos de a pie y en bici rebasan con facilidad por un camino asfaltado los casi dos kilómetros que separan de La Campa, donde se junta el camino que viene de Valdediós, que describimos a continuación.
Situándonos de nuevo en la bifurcación, tiramos a la derecha para entrar en Castiellu, con una capilla particular al borde del Camino, aprovechando después un tramo de bajada que nos planta en un cruce, donde dejamos la carretera principal, por así decirlo, reanudando el paso por la izquierda en dirección a La Rivera. Recordad que al no ser el recorrido oficial carece de mojones, y serán las flechas amarillas y unas tablillas de madera las que nos guíen, aunque ya no hay pérdida alguna. La pista asfaltada va remontando suavemente el curso del río de Valdediós, en terrenos de la parroquia maliaya de Pueyes, saludando en primer lugar a La Rivera, donde una casona roja por nombre El Carbayal luce una inscripción del año 1256. La plazoleta bautizada como El Diablu y un hórreo restaurado por Benjamín Sánchez, el fíu Tista -maestro artesano-, llevan a la fuente de La Rivera y a El Peredal con sus molinos. En menos de medio kilómetro desembocamos en la carretera que baja de Ambás a Valdediós, por la que entramos al recinto monacal.
Nos concienciamos para superar los 280 metros de desnivel que nos distancian del alto de La Campa, más de un 9 % de pendiente media que confirmamos de camino a Santi, que acoge el edificio de las escuelas públicas. Rumbo a Vallinaoscura, distante medio kilómetro por pista hormigonada, continuamos el ascenso hasta Villarrica, compensado por algunos rellanos y ligeros descensos que permiten recrearnos en la foto que dejamos a nuestros pies. En tan poco trecho el monasterio más bien parece una miniatura que emerge de las profundidades del valle. A partir de Villarrica, otro pintoresco conjunto realzado por la soledad, ya no hay tregua. Es en estos trances cuando el peregrino se encuentra a sí mismo, frágil y al mismo tiempo invencible. El Camino y él, un binomio sin fisuras en el que ninguno de los dos se entiende sin el otro. Exhaustos, confluimos finalmente en la AS-267 en La Campa, parroquia de San Román, Concejo de Sariego, al cierre de la edición sin servicios. En este lugar el Camino vuelve a ser uno solo. La comunidad vecinal de Sariego fue galardonada en 2006 con el premio Pueblo Ejemplar de Asturias.
Cruzamos la carretera, cogiendo de manera escueta el desvío a Nava por la AS-357 para seguir inmediatamente la Caleya de la Campa, paralela a la AS-267. Por este corto tramo rebasamos el alto de La Campa y volvemos a atravesar la carretera para coger el Camín del Monte, desviándonos en 80 metros por la izquierda, aplaudiendo hallar una superficie que no esté pavimentada. Emprendemos el descenso hacia el gran valle de Sariego, un reino de suaves montañas que caen a la vega nutrida por el río Nora, el paso hacia el interior de la Comunidad desde el que alcanzamos a divisar la sierra del Aramo y los Picos de Europa. Un camino herboso bajo las laderas de La Llomba muere en la carretera, que cruzaremos para entrar en Figares, lugar donde abundan los higos, como puede leerse en los carteles informativos que ha colocado el Concejo, una apuesta genial que deseamos que cale en otros municipios, porque peregrinar no es sólo andar, es sobre todo aprender y respetar. El Camín de la Platería, donde podemos atender a la flecha aunque no coincida con la dirección apuntada por el mojón, nos traslada a la carretera SR-1, el antiguo Camino Real que recorre Pedrosa, parroquia de Santiago.
Paramos a beber en la fuente situada en la orilla de la carretera y más adelante del cartel de fin de población proseguimos a la izquierda por el Camín de la Carcabá, encontrándonos con la AS-267 y el bar La Carcabada, nombre también de la aldea. Franqueamos la carretera comarcal y retomamos la SR-1 para dirigirnos a Vega. Una hermosa panera de seis pegollos, bien rehabilitada y decorada aún mejor, dirige al Pozu Saláu, una fuente milagrosa de agua salada. Dejando a mano derecha La Cuesta, llegaremos a Vega de Sariego, que hasta 2010, cuando se inauguró el de La Pola Siero, fue la única población con albergue de peregrinos de camino a Oviedo/Uviéu. Por supuesto, la capital del concejo saregano sigue siendo parada y fonda para muchos.
Si nuestro destino hoy es La Pola Siero, sabedores de que restan 10 kilómetros, podemos comer y reposar merecidamente en Vega para culminar la jornada por la tarde. A espaldas de la capilla de Nuestra Señora del Carmen trasponemos la plaza para seguir los pasos de la SR-1, el que fue Camino Real, circulando siempre por el arcén izquierdo, divisando en todo momento el tráfico que circula de frente. Dejando atrás una incorporación que viene por la izquierda y cruzando el arroyo Rauxuán entramos en Barbechu, primer lugar de la parroquia de Narzana, protegido al sur por el modesto monte de La Berruga, a una altitud de 356 metros. Por su barrio de La Felguera vamos a cruzar por debajo la autovía A-64 Oviedo/Uviéu-Villaviciosa. Una cuesta leve nos acerca hasta La Venta y El Barracu, con fuente y lavadero a la salida. A poco llegamos al cruce que lleva a la iglesia de Santa María de Narzana, de origen románico y emplazada sobre un collado. El Camino continúa su andadura por la SR-1, bajando suavemente hasta Piensos Vigil, en La Pedrosa, y acto seguido pasando a La Torre.
Un paseo elevado sobre el arcén nos aporta más confianza, dejando a mano derecha el cruce a Sidra Riestra, lagar fundado en Gijón en 1906 que se trasladó a Sariego en 1929. Superando otro tobogán nos plantamos en Aramanti, en el lugar de Les Llenderes. Impulsados por el cambio de rasante pasamos el área recreativa La Serruca junto al cruce a Castañera, que dejamos a un lado. Nuestro destino continúa al frente, divisando con claridad la sierra de Fariu (737 metros), de cresta arbolada y, en contraste, a su izquierda a menor altura, la caliza Peña Careses, con sus 552 metros, a la que seguiremos de cerca. Unifamiliares rodeados de bellas y cuidadas parcelas escoltan ambos lados de la carretera, encauzándonos a la vaguada de un arroyo en El Romeru para remontar los metros perdidos y pisar El Castru. Estamos en el Concejo de Siero. Pronto conectaremos con la AS-331, donde como viene siendo habitual se nos ofrece un par de alternativas para reanudar la etapa.
El Camino de Santiago oficial continúa por la carretera hasta La Pola Siero sin salirse de ella ni un ápice. Hasta el mismo albergue de Siero suma 6,6 kilómetros. El camino alternativo, que evita casi todo el asfalto y conecta con el oficial en El Rayu, añade 800 metros más. Tenemos que destacar que tanto el perfil como las distancias refl ejadas en esta entrega atienden al itinerario oficial.
Junto a la parada del autobús, profusamente pintado de flechas amarillas, nace este recorrido trazado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego. A la entrada, un pormenorizado cartel nos informa del itinerario. En su primer tramo discurre más al norte, apartándose de la AS-331, con vistas impagables de Peña Castañera y de Peña Careses, y en un entorno de prados con algunas vaquerías y magníficos robles que intermitentemente dan sombra al camino. Conducidos por los setos y vallas que delimitan las fincas, agradecemos en cada cruce la señalización, bien sea con flechas o con postes, alcanzando Aveno al kilómetro de partir. Toman la palabra las pistas vecinales y, al llegar a una encrucijada de hasta tres variantes, giramos 90º a la derecha para iniciar una plácida senda a resguardo, que pasa junto a una fuente y va dibujando un arco para salir a la AS-331. Conectamos con el trazado oficial menos de 200 metros y dejamos la carretera por la izquierda para acercarnos al río Recuna, que salvamos por un puente de madera.
A partir de aquí, sumidos en la otra margen del río, avanzaremos por un tramo mucho más boscoso y umbrío, escandalosamente bello, que a la vez que se distancia del cauce va ganando altura hasta la ermita de Nuestra Señora de Bienvenida, en un claro entre castaños, a la que se acude en romería cada último domingo de mayo. Tras casi 4 kilómetros desde que iniciamos esta variante, es buen momento para el asueto. Toca descender rápidamente entre un par de portillas para desembocar en una pista asfaltada y visitar El Caleru, donde hay una casa rural. Regresan los prados, el paisaje respira y nos permite ver al otro lado del río Vega de Poja, con su iglesia parroquial de San Martín, y El Llugarín, por donde discurre el Camino oficial. Encontramos otra oportunidad de volver a los senderos, y no la desperdiciamos, yendo al encuentro del puente medieval de Recuna, por el que también se accedía a la leprosería de Marcenao. Le sucede un área recreativa en un paraje envidiable que invita a otro descanso. Menos de diez minutos nos separan de El Rayu y de la AS-331, punto de unión de ambas rutas.
Partiendo de El Castru, extremando las precauciones, ya que la carretera soporta tráfico, oteando al fondo la figura del Picu Castiellu (439 metros), pasamos a Aveno, en la parroquia de Samartino. El trayecto atraviesa el llano regado por el río Recuna, también conocido como Secu, que fluye a pocos metros de la carretera. Tras más de un kilómetro, un exceso de flechas amarillas delatan el camino alternativo, que se junta unos metros con el oficial para alejarse por la margen izquierda y cruzar el río. Lo dejamos ir y proseguimos sobre la AS-331 para entrar en la aldea de Careses. Bosquetes trazan la linde a prados y manzanales en esta vega feraz. El inicio de Vega no tarda en llegar, el núcleo se extiende y pasamos junto a una nave comercial, alcanzando el barrio principal de Vega, donde se encuentra la parada del autobús.
La señal de fin de población se encuentra con la del inicio a El Llugarín. En esta casería toparemos a mano derecha el cruce que sube hasta la iglesia de San Martín (bar-restaurante unos metros más allá del templo), que el Camino no visita. Ya documentada en el siglo XII, aún preserva algunos elementos de su románico avanzado. Caemos en ligera pendiente hasta tocar casi el río Recuna, sombreado por el bosque galería, y ganamos desnivel hacia El Rayu. A la altura de la parada del autobús se une el trazado alternativo, que aparece por la izquierda, transitando ya por un único camino que tras un pequeño esfuerzo entra en La Pola Siero. El albergue se encuentra en el extremo occidental, así que aún deberemos atravesar toda la población. Abandonamos la AS-331 por la derecha, escogiendo la tranquila calle del Rebollar, que se prolonga un buen trecho hasta la calle San Antonio, al lado de la escultura en bronce de Carmen Castillo titulada A dos músicos de La Pola Siero. Bajamos a la plaza de Argüelles y enlazamos de frente con la calle Celleruelo, a la vera de la iglesia de San Pedro, que en unos cientos de metros nos deja junto a la Casona de San Miguel, albergue de peregrinos desde el año 2010, rodeada de una finca con capilla de ánimas incluida.
