Foto: Miki López

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Soto deLuiña

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Camino de la Costa

Etapa 7

Caminos de Santiago del Norte

Concha Camino de la Costa

Muros de Nalón - Soto de Luiña

Etapa 7

Bajo el contraluz del sol que nace, la aún desierta plaza de Muros de Nalón despide a los peregrinos. Éstos se encaminan hacia un bosque que hunde sus raíces en la umbría, despertando a su paso la curiosidad de pequeños seres que habitan en el imaginario popular. La vaguada del río de Aguilar, linde con el Concejo de Cudillero, aúpa hasta El Pito, proyectado a imagen y semejanza de la familia Selgas, antes de internarse en la parroquia de San Juan de Piñera, a la sombra de Santa Ana de Montarés. Esta etapa comienza en Avilés y termina en Soto de Luiña, donde se encuentra el siguiente alojamiento público. No obstante, muchos peregrinos deciden hacer noche en Muros de Nalón (donde existen no existen albergues públicos pero sí tres alojamientos privados para peregrinos, que permanecen cerrados en invierno) porque la etapa hasta Soto de Luiña es muy larga (38 km).

Etapa 7

Distancia de la etapa

15,8 kilómetros

Concejos por los que transcurre
  • Muros
  • Pravia
  • Cudillero
km 0

Muros de Nalón

En la plaza del Marqués, escenario de planta irregular donde se celebra el mercado de los sábados, habíamos dejado al bueno de Walter Starkie (1894-1976), que encontraba en la villa distracción y holganza. De su estancia en Muros relata cómo localizó la posada donde pernoctó su predecesor George Borrow, filólogo y novelista que describe los fantásticos acontecimientos de aquella noche en su obra The Bible in Spain. Este hospedaje estaba en la cuesta de Arango y en 1857 era conocido como el Mesón. En las proximidades de la playa de Muros de Nalón también consta la presencia de un hospital para peregrinos, pobres y transeúntes, ya documentado en el 1631.

Citando una canción del músico gallego Xoel López, “partimos temprano a un mundo desconocido” y justo a nuestra espalda dejamos en contraluz la iglesia de Santa María, tirando de frente por la calle Don Gerardo González Menéndez, junto a la farmacia. Conectamos con la avenida de Galicia, pegados al Campo del Palacio, donde entre la arboleda se emplaza el palacio de Valdecarzana, que se distingue por su portada plateresca del XVI. Junto al perímetro fijado por la muralla pasamos el puente sobre las vías, tras el que torcemos noventa grados a la derecha para seguir la calle Francisco Cabal en dirección a la estación de FEVE. ¡Ojo!, porque al punto de la mañana hay peregrinos que pasan de largo este cruce, desembocan en la rotonda y toman allí la N-632 hasta El Pito, respaldados además por algunos vecinos que creen erróneamente que el Camino de Santiago discurre por esta carretera.

Atravesamos el barrio de Villar por Francisco Cabal, pasando junto a la estación. Atentos porque más adelante debemos girar a mano izquierda, a la vera de la vivienda número 29, y posteriormente a la derecha, donde inicia la calle Camino El Escorial. No tardaremos en enlazar con Camino El Salgueiro, cuyas quintas engalanan gustosamente la vía con toda suerte de magnolios, hortensias y geranios. El pavimento torna en tierra y una senda encauza a cruzar otro puente sobre las vías de FEVE, tras el que principia un bosque mixto que hunde sus raíces en la umbría. A lo largo de 800 metros, los que restan hasta el vado sobre el río de Aguilar, no es difícil que el pasajero imagine la presencia de xanas, duendes y trasgos. La ruta incurre un corto trecho en el Concejo de Pravia y, como hemos adelantado, desciende hasta la cárcava del arroyo de Santa Olaya, que desagua en el río de Aguilar, torrente que va a su vez a desembocar en la célebre playa del mismo nombre. Los ciclistas que se hayan acercado hasta aquí deberán tomar precauciones en el último tramo y bajarse de la bici si ven riesgo de caída.

¡Atención, ciclista!

A la salida de Muros de Nalón, tras cruzar las vías de FEVE, los ciclistas pueden continuar de frente y tomar en la posterior rotonda la N-632 hasta El Pito, donde conectan con el Camino. También cabe la opción de seguir el trazado oficial, torciendo a la derecha por la calle Francisco Cabal después de cruzar las vías. Eso sí, tendrán que descender con cuidado por la senda que conduce al río de Aguilar. En la posterior subida hay algún tramo fastidioso por la presencia de piedras grandes y barro.
km 2

Río del Aguilar

Accedemos al Concejo de Cudillero nada más salvar el cauce, donde se encuentra la estación de bombeo de agua potable de los Molinos. En tiempos, vecinas de ambos ayuntamientos bajarían hasta aquí para lavar la ropa, convirtiéndose el lecho en poco menos que la redacción de un periódico local, donde se ponían al tanto de lo que ocurría a uno y otro lado del río. Tras la bajada, el peregrino aguarda una fuerte subida, pero afortunadamente no es así y, salvo la parte inicial, que presenta piedras grandes y zonas de barro que pueden complicar a los bikers, el resto se solventa con cierta facilidad. Al norte, las copas de los árboles dibujan el contorno de un ave con sus alas extendidas, permitiéndonos ver entre ellas una porción del Cantábrico.

A más de un kilómetro del curso del Aguilar, el trazado aprovecha un puente del ferrocarril para franquear las vías por debajo y sale a la carretera vecinal que viene de Cuesta la Bana. La seguimos hacia la derecha encontrándonos con las primeras casas de El Pito, población de la parroquia de Piñera. Seguidamente dejaremos a mano derecha el barrio de Aroncés para salir a la carretera CU-2, donde se concentran los establecimientos hoteleros, incluido el albergue turístico Cudillero. En dirección a Cudillero vemos a mano derecha las escuelas Selgas, fundadas en 1915 a iniciativa de Fortunato de Selgas y Albuerne, que hoy acogen el Instituto de Cudillero. Esta fundación de beneficencia fue un referente en una época en la que el número de personas analfabetas rondaba el 45 %. Tras las escuelas, damos con la Quinta Selgas, palacio inspirado en la estética renacentista, levantado en el último cuarto del siglo XIX. Sus instalaciones, entre las que se cuentan una biblioteca, un vestíbulo, salones, alcobas y tocadores, sin olvidar los refinados jardines, albergan una pinacoteca que recoge lienzos de autores como Goya y el Greco.

km 4,2

El Pito

Sin tiempo para recuperarse ante tal legado, unos metros más adelante, un grupo de eucaliptos de gran porte nos empuja a entrar al recinto que rodea la iglesia-panteón de Jesús Nazareno, inaugurada en 1914 por Isabel de Borbón. Unos 200 metros más adelante abandonamos por la izquierda la carretera que se dirige a Cudillero, que protagoniza la sección “Un alto en el Camino”. De visita recomendada, la villa pixueta ha presenciado las andanzas de no pocos peregrinos a lo largo de la historia, como por ejemplo, Antonio de Lalaing y Guillermo Manier, quien pasó una noche de noviembre de 1726 en el hospital de Santiago.

Separándonos de la carretera tomamos así el Camino La Vallina, que revierte en una senda emboscada que baja hasta el río Piñera. Una pista vecinal toma las riendas 100 metros después para entrar en El Ventorrillo, palabra que la RAE define como ‘bodegón o casa de comidas a las afueras de una población’. De hecho, en este arrabal hubo una venta. El Camino desciende de nuevo buscando la fresca vaguada del arroyo San Roque, saliendo momentos después a una pista vecinal que asciende hacia los barrios de la parroquia de San Juan de Piñera. Tras la rampa inicial afrontaremos una recta, pasando bajo la línea de FEVE, y 200 metros más adelante giraremos a la derecha, dejando también a la diestra las casas de El Peñedo. A 100 metros torcemos a mano izquierda, prosiguiendo el ascenso hasta el cruce, ¡precaución!, con la N-632 en las inmediaciones de Belandres.

km 6,5

N-632

  • A 700 m, siguiendo la N-632 a la izquierda

Tras la intersección con la carretera nacional, situada en el punto kilométrico número 23, proseguimos hasta entrar en El Manto, bajo el monte de Santa Ana de Montarés, en cuyo alto destaca la ermita, a la que acuden muchos romeros del Concejo de Cudillero y también limítrofes cada 26 de julio. El barrio convida con una fuente, donde giramos a mano izquierda hasta acercarnos a la A-8, cuyas obras desdibujaron todo este tramo. Discurrimos en paralelo unos cientos de metros y franqueamos la autovía por un paso inferior, girando a la derecha por una pista ancha y asfaltada que continúa avanzando a su lado. Aún volveremos a salvar por debajo la A-8, pasando al borde del núcleo de El Rellayo, diseminado en los aledaños de la carretera nacional.

km 8,9

El Rellayo

Arranca el descenso hasta el lecho del río Uncín; nos hará perder más de 130 metros de altura que recuperaremos más tarde, pero ese cometido dará inicio unos párrafos más adelante. Mientras, caminaremos lentamente para escuchar el latido del Camino, profundizando en todo lo que ofrece y que pasará desapercibido a todos aquéllos que imiten al conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas, que se apresuraba al mirar su reloj de bolsillo. La senda cae hasta el ciclópeo viaducto de Artedo, el más alto de toda la autovía del Cantábrico con unos pilares que superan los 100 metros de altura. Inaugurado en 2013, se extiende por más de un kilómetro hacia el valle de las Luiñas, territorio vaqueiro hacia el que nos dirigimos por un itinerario un tanto distinto.

Bajo sus robustas extremidades de hormigón se cuela el Camino de la Costa, evitando más adelante la N-632 por un túnel. Salimos a la antigua, la N-632a, que cruzamos para pasar al lado del hotel Mariño (cerrado cuando se escribían estas líneas), bajando por el caserío hacia la capilla de la Magdalena, junto a la cual hubo una venta. Nos encontramos en la parroquia de San Martín de Luiña, que ocupa la parte central del Concejo de Cudillero. En pleno descenso, tenemos la oportunidad de presenciar una de las imágenes de la etapa, sin duda, la que nos ofrece la playa de la Concha de Artedo arenal de 760 metros de longitud, de cantos rodados y aguas turquesas, que forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Occidental. Cruzamos el acceso asfaltado a la playa, junto al aparcamiento, y posteriormente el truchero río Uncín, de corta longitud que va a desembocar a Artedo tras recibir el aporte del Ferrera.

km 10,4

Río Uncín

Tras el vado, giramos a mano izquierda, dejando ir a la derecha la senda costera que se encamina a la playa. Entre el surco del río y el declive de la montaña, parte la pendiente que sube hasta El Ribete, primero un camino de tierra al que da paso una superficie hormigonada. En el alto, junto a Casa Clarita, salimos a la derecha en dirección a Lamuño, aunque dejamos la carretera tras los primeros pasos, cogiendo una pista que nace a mano izquierda. Después de un repecho ligero, bajamos hacia los viaductos, sorteándolos por debajo para virar a la derecha y avanzar en paralelo a la autovía, un tramo del Camino que vino a sustituir al antiguo, desaparecido por la magna obra.

La pista de gravilla, codo con codo con la A-8, se prolonga en una recta de más de 600 metros que sube bajo las laderas del Pardín. Toma seguidamente un camino que se desliga por la izquierda y que sortea el arroyo del Abango para entrar en La Cebedal, en los prolegómenos de Mumayor, que carece de servicios, aunque tuvo durante años una tienda de alimentación. La población se asienta sobre la N-632a y, como indica su topónimo, bajo las laderas del pico Mayor. Dejando la población, ganaremos de nuevo altitud, saliendo a una carretera vecinal a la altura de Campo Bajo y haciendo un último esfuerzo hasta el vecino Campo Cima.

km 13,7

Campo Cima

Sobrepasado este barrio de casas, el Camino se desentiende de la carretera al llegar a la primera curva. Escapamos de ella por la margen izquierda y nos internamos en un paraje boscoso que nos tendrá entretenidos durante más de un kilómetro, compensándonos de alguna manera en los últimos compases de la jornada. El bosque mixto que pende del pico San Andrés atraviesa el paraje conocido como Xunglal y desciende a la N-632a. Soto de Luiña se encuentra a sólo unas zancadas y si queremos también podemos transitar por la senda artificial dispuesta sobre la carretera. Tras la curva, donde se asienta el barrio de El Cepedo, cruzamos el río Esqueiro para acceder al centro de esta población hospitalaria.

Con arreglo a sus crónicas y diarios, entre otros, por Soto pasaron en la antigüedad peregrinos y viajeros como el señor de Montigny, oficial de la casa de Felipe el Hermoso, y George Borrow, escritor, filólogo y viajero inglés. A escasos metros de la iglesia de Santa María, monumento histórico-artístico del siglo XVIII, aquéllos que vayan a pernoctar en el albergue se registran y sellan su credencial en el bar Ecu. Junto a la parroquial, parte la carretera a la playa de San Pedro, que seguimos unos pocos metros para dejarla por la izquierda en la primera bocacalle. Siguiendo la señalización nos aproximamos a las antiguas escuelas, hoy albergue de peregrinos que tuvo cerca de 4.800 pernoctas en 2015. En la población hubo un primer hospital que ya debió de acoger peregrinos antes de 1516 y perdió importancia al fundarse otro en 1713 bajo la protección de Nuestra Señora del Rosario.

Camino de la Costa Etapa 7: Muros de Nalón - Soto de Luiña

Direcciones y datos de interés

Información turística

Muros de Nalón

Ayuntamiento de Muros de Nalón
Plaza Marqués de Muros, s/n
Muros de Nalón
Oficina de turismo de Muros de Nalón
C/ Campo Palacio, s/n
Muros de Nalón
Horario: martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 20:00. sábados, de 11:00 a 14:00
Oficina de turismo de San Esteban
C/ Castro Plasencia, s/n
San Esteban
Horario: sábados de 16:30 a 20:00. Domingo de 11:00 a 14:00

Cudillero

Ayuntamiento de Cudillero
Plaza de San Pedro, s/n
Cudillero
Oficina de turismo de Cudillero
Puerto del Oeste, s/n
Cudillero
Horario: junio, septiembre, Navidad y puentes, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00. Julio, agosto y Semana Santa, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:30. Resto del año, de lunes a sábado, de 10:00 a 15:00 (lunes a viernes, en los bajos del ayuntamiento; y sábados, oficina de turismo).

Gastronomía de la zona

Cudillero

El curadillo
El plato más típico de Cudillero es el curadillo, que se elabora con pequeños tiburones (gatas, toucas, glayos y lijas), cuyo fin era extraer el aceite de sus hígados. Una vez secos, se guisan con patatas.
El queso batido
Un postre típico de la zona es el queso batido, similar al requesón, obtenido a partir del afuega’l pitu blanco.
Las pulientas
En la zona interior de Cudillero, la cultura vaqueira está muy arraigada. Las pulientas son unas gachas hechas con harina de maíz, sal y agua que se cocían y comían con leche. En ocasiones se les añadía un refrito de grasa de cerdo y tocino, plato conocido como gurupu.