Foto: Ana Paz Paredes

Soto deLuiña
Cadavéu

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Concha
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Camino de la Costa

Etapa 8
(Por Las Ballotas)

Caminos de Santiago del Norte

Concha Camino de la Costa

Soto de Luiña - Cadavéu

Etapa 8 (Por Las Ballotas)

Baja que sube y sube que baja de ballota en ballota, así hasta siete, franqueando uno a uno los arroyos que, resueltos, se precipitan en su corto recorrido para dejarse morir en las bellas y silvestres playas de la costa occidental. De Albuerne a Cadavéu, el camino de Las Ballotas, Camino Real y único itinerario que rebasaba las gargantas de la rasa costera antes de la construcción de la carretera, fue escenario de las andanzas de célebres viajeros y peregrinos, realzadas con pluma y tinta en guías y novelas.

Etapa 8 (Por Las Ballotas)

Distancia de la etapa

19,7 kilómetros

Concejos por los que transcurre
  • Cudillero
  • Valdés
km 0

Soto de Luiña

  • Todos los servicios excepto taller de bicicletas

El albergue de peregrinos de Soto de Luiña se convierte en la casilla de inicio de esta nueva jornada, otra de las memorables en esta peregrinación por los Caminos de Santiago del Norte. Salimos a la N-632a, cruzándola para arrimarnos al hotel Valle de las Luiñas, donde entre casas diseminadas avanzamos a la vera del arroyo de Pico y Medio. Trescientos metros más arriba confluimos nuevamente con la antigua nacional, que seguimos durante otros cientos de metros para tomar un camino que surge del arcén derecho, la llamada cuesta de la Torre, que asciende ferozmente entre los eucaliptos. Al final de la trepada giramos a mano izquierda, tomando una pista más ancha que va al encuentro de la carretera, que cruzamos para aproximarnos al cementerio y salir de nuevo al asfalto de la N-632a en Las Chabolas, donde se encuentra el hotel Cabo Vidío. Junto a éste, hallamos el preciado mojón de doble azulejo que, como los demás, ya se ha convertido en un patrimonio material más de la ruta jacobea, al menos para los peregrinos, que encuentran en ellos un compañero de aventuras y un guía infalible en las encrucijadas y en los parajes más solitarios, donde el viajero se encuentra a un ápice de perder la fe.

km 1,3

Las Chabolas. Bifurcación Las Palancas / Las Ballotas

Este recorrido transcurre por la rasa costera occidental y aún no tiene carácter de oficial, a pesar de ser el que ha seguido casi el cien por cien de los peregrinos durante al menos la última década. Por esta razón, no veremos mojones jalonando el Camino, sólo flechas amarillas, tablillas ocasionales y azulejos dispersos; eso sí, no podemos poner ningún pero, la señalización es más que correcta. Aunque discurre aparentemente por una planicie, tiene un desnivel acumulado muy similar al de la sierra de Las Palancas, ya que el supuesto rellano esconde, en palabras del historiador Uría Ríu, “siete colinas o pequeñas montañas que los naturales llaman Las Ballotas”. En efecto, la ruta debe remontar hasta siete de estos valles abruptos, moldeados por los regueros que caen en picado al mar. El perfil altimétrico es tremendamente visual y atractivo.

La travesía por Las Ballotas protagonizó más de una referencia en las crónicas y libros de viaje de diferentes épocas. Antonio de Lalaing, señor de Montigny y chambelán de Felipe el Hermoso, narra que “el lunes veinte y ocho de febrero del año 1501 pasaron siete malas montañas, nombradas las siete hermanas”. Además, en alusión al “puente que tiembla”, por el cual pasaremos, situado sobre el río Cabo entre Ballota y Tablizo en el antiguo Camino Real de Cudillero a Luarca/L.luarca, se compuso más de una canción de peregrinos que fue publicada en diferentes ediciones. En esta ocasión no hace falta portar víveres, hay de sobra oportunidades para picar algo e incluso alojarse, así que sin más dilación nos ponemos en marcha.

Dejamos atrás el hotel-restaurante, encaminándonos por el arcén de la N-632a, que señala 1,5 kilómetros a Valdredo y el doble hasta Albuerne. Flanqueada la carretera por una tupida vegetación de helechos, pinos y el omnipresente eucalipto, dejamos partir a mano izquierda el desvío hacia una empresa de prefabricados. Sin detenernos, seguimos por la nacional, pasando bajo la autovía y remontando una ligera cuesta a la vera del polígono industrial Valdredo, que expone al Camino una nave de viveros de marisco y un taller de forja. Mientras la A-8 avanza rauda a nuestro flanco izquierdo, pasamos de largo el desvío a Valdredo y progresamos hasta la entrada de Albuerne. En el punto kilométrico 135 nos metemos en dicha localidad, perteneciente aún a la parroquia de Soto de Luiña. Junto a la pista deportiva encontramos una fuente, dirigiéndonos ahora, entre unifamiliares con sus setos y frutales, hasta la capilla de Santa Eulalia, en el barrio llamado expresamente Junto a la Capilla, dedicada a la patrona de esta localidad que celebra sus fi estas a finales de agosto.

¡Atención, ciclista!

Partiendo de Soto de Luiña hay que realizar el ascenso hasta Las Chabolas por la misma carretera, desechando la cuesta de La Torre que trepa por un empinado camino de tierra hasta el cementerio.
A la salida de Albuerne comienzan los repetidos descensos con sus correspondientes subidas a los angostos valles conocidos como Las Ballotas. Sobre todo en los ascensos, dependiendo de si es época de lluvias frecuentes o no, hay momentos donde habrá que echar pie a tierra. Entre algunas localidades el desnivel es muy acusado y mantenerse sobre la bici se convierte incluso en una proeza. Los que no quieran complicarse pueden cubrir toda la etapa por la carretera, desviándose si quieren hacia alguna playa por las pistas habilitadas en cada población.
km 3,6

Albuerne

Apenas a doscientos metros, junto a Casa Ofelia y Casa Palín, acompañada de un hórreo, dejamos la pista vecinal para conquistar el parterre salpicado de hortensias, que no es sino el inicio del camino por el que caeremos a la primera de las ballotas, perdiendo hasta 70 metros de desnivel en la confluencia con el arroyo de Lindebarcas, que un kilómetro más abajo en línea recta desembocará en la playa de Saliencia. Vadeando el cauce sobre unas piedras toca recobrar el desnivel perdido, de nuevo por el espectacular bosque mixto que nos trajo hasta aquí, que alcanza el barrio El Cabo de Novellana, población de la parroquia del mismo nombre, antes de confluir en la N-632a. Transitaremos medio kilómetro por la vieja nacional, atravesando la localidad a escasos metros de la porticada iglesia de Santiago, levantada a finales del XVIII.

km 5,2

Novellana

Delante del templo hay una pista deportiva y el bar El Roxu, y a la otra orilla de la carretera una tiendina de toda la vida que abre de lunes a domingo. Al otro extremo de la población, pegada a la autovía y apartada del itinerario, hay una gasolinera que también dispone de bar y un pequeño supermercado. Abandonaremos la compañía de la N-632a 200 metros más adelante, cuando ésta describe una ligera curva a mano izquierda. Bajamos por una pista asfaltada, girando a mano izquierda en la inmediata bifurcación y pasando por La Fontica, con una fuente junto a la ruta. De nuevo, por otro espeso bosque en el que distinguimos castaños y abedules, bajamos en picado hasta otro arroyo menor, franqueando pronto un árbol caído y estupefactos ante la fuerte presencia de una planta cuyos rasgos parecen indicar que es bambú, con sus ramificaciones cayendo como espumillones sobre la corriente. Salvado el reguero del Prao Llagón repetiremos el guion subiendo hasta la carretera para entrar en Castañeras, población sin servicios de la parroquia de Novellana, donde recibe Casa Ramiro.

No tardaremos en dejar el asfalto, tomando el desvío a la playa de Gavieiru, también conocida con el apelativo del Silencio, de cantos rodados y protegida por los agrestes acantilados. Pertenece al Paisaje Protegido de la Costa Occidental. Más de un peregrino termina bajando a visitar la playa, de verdad lo merece, aunque el Camino de la Costa no lo hace, desviándose mucho antes a mano izquierda para enfrentarse, cómo no, a un nuevo descenso hacia otra de las ballotas. Tomando los versos de un romancillo, a estas alturas ya podemos definir la etapa como un “baja que sube y sube que baja”. Esta tercera vez nos precipitamos hasta el arroyo de Cándano, que vadeamos en su curso hacia la playa la Ribera del Molín. La carretera aguarda 600 metros más arriba y con paciencia, como el agua que erosiona la roca, este trazado de montaña rusa va fatigando el músculo. A la misma entrada de Santa Marina, núcleo de la parroquia de Ballota, nos apartamos de la N-632a por la derecha, progresando por el interior de la población.

km 8,7

Santa Marina

Retornamos a la carretera 300 metros después, tocando al bar Gayo, con hospedaje para peregrinos. Aún seguiremos otro trecho sobre la nacional, saliendo por la derecha antes de llegar al cartel de fin de población. Tomamos la pista vecinal que se dirige al norte hacia el barrio de casas apodado Portugal, saliendo de ella por la izquierda y compareciendo poco más adelante ante una encrucijada, debiendo reanudar por la izquierda hacia Las Camponas. En liza está la cuarta de las ballotas, a las que el autor inglés George Borrow denominó bellotas en su novela La Biblia en España. Los restos de empedrado y la robusta factura del puente que salva el arroyo de San Roque evidencian que no estamos ante un camino cualquiera, sino sobre otro viejo camino real, que junto al anteriormente descrito por la sierra de Las Palancas, se convertía en la única vía de comunicación para superar las gargantas de la rasa costera y relacionarse con las poblaciones vecinas. Medio kilómetro de ascenso media entre el paso sobre la segunda corriente de agua y las primeras casas de Ballota, que conducen unos minutos más tarde a la carretera.

km 11,6

Ballota

Aguarda por delante un trecho de asfalto de 800 metros. A la salida de Ballota se encuentra el bar-restaurante y hotel Fernando, ya última oportunidad de refrigerio antes de Cadavéu. Iniciamos la bajada por la nacional, abandonándola más tarde por un camino que nace a mano derecha. Es ancho y prosigue el descenso bajo un robledal hasta el río Cabo. El Camino franquea el cauce por el célebre “puente que tiembla”, a escasos metros de la playa. Hoy de piedra de un solo arco, el pontón fue en su día de madera y protagonizó no pocas canciones de peregrinos, ya que en días de temporal el mar se adentraba hasta el lecho del río y balanceaba el puente, causando no poco pavor a su paso.

En un mundo tan local, donde pocos viajaban y algunos menos los que vivían para contarlo, una guía era poco menos que palabra de Dios, y la simple lectura de este pasaje por quien emprendía el viaje desde su hogar, iría generándole un desasosiego alimentado cruelmente por su imaginación, que recrearía una sobria estructura de tablas y cuerdas agrietadas y envejecidas por el salitre y dispuestas de torpe manera, bamboleadas por la bravura del mar en el fondo de un abismo negro y sombrío vetado para el sol. Cruzar el río Cabo, que separa los concejos de Cudillero y Valdés, es un mero trámite para el viajero moderno que, eso sí, al igual que antaño, tiene que ganar más de cien metros de altitud hasta la siguiente población, una hazaña tratándose de la quinta ascensión.

km 13,8

Tablizo

Acariciamos el extremo de Tablizo, ya que los principales barrios que lo conforman se encuentran en torno a la carretera. Una senda herbosa entre helechos, lindante con algunas fincas, lleva a bajar inicialmente a la vaguada del arroyo Vabliz, remontando los metros perdidos para lanzarse con determinación hasta la cuenca del arroyo Busmarzu. Impasibles ante lo que se avecina, accionamos el piloto automático para subir a bajas revoluciones a El Ribón.

km 15,8

El Ribón

Aquí giramos a mano izquierda y salimos a la N-632a, compañera una vez más por espacio de 1,3 kilómetros. Antes del punto kilométrico 153 dejamos el asfalto por la margen derecha, bajando a la séptima de las ballotas, formada por el arroyo Retuerto que se posa junto a la finca La Figal. Finalmente, a través de los barrios periféricos que abrazan el corazón de Cadavéu, como Lumbiel.lu y Los Campos, donde vemos el desvío a la ermita de la Regalina, logramos acceder a la carretera. El albergue de peregrinos municipal se instala aún a 600 metros, a la salida de Cadavéu, aunque la oferta es amplia y suma otro albergue, casas de aldea, apartamentos y hoteles.

Camino de la Costa Etapa 8 (Por Las Ballotas): Soto de Luiña - Cadavéu

Direcciones y datos de interés

Información turística

Cudillero

Ayuntamiento de Cudillero
Plaza de San Pedro, s/n
Cudillero
Oficina de turismo de Cudillero
Puerto del Oeste, s/n
Cudillero

Valdés

Ayuntamiento de Valdés
Plaza de Alfonso X el Sabio, s/n
Luarca/L.luarca
Oficina de turismo de Valdés
Palacio Marqués de Gamoneda
Plaza Alfonso X el Sabio, s/n
Luarca/L.luarca

Gastronomía de la zona

Valdés

El queso valdesano
En la zona se elabora el queso valdesano, elaborado con leche de vaca y una untuosidad cremosa con corte consistente de blanco marfil.
La alfilada
La alfilada es un bollo hecho con manteca, huevo y harina que tan sólo se elabora durante la Pascua y la Regalina, propio de Cadavéu y de toda la zona valdesana.

Oviñana

Las bollinas
En Oviñana son típicas las bollinas, que es como se conoce en la zona a las casadiellas rellenas de crema.