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Marta Renedo inició «la trama delictiva» en 2004 en la Consejería de Cultura

El hilo de la investigación llevó a los agentes a concluir que la funcionaria se apropió de dinero público durante 7 años - La Policía descubrió en su despacho del Principado pruebas de sus falsificaciones de cuentas y facturas

Jueves 5 de Mayo de 2011
Marta Renedo inició «la trama delictiva» en 2004 en la Consejería de Cultura
Marta Renedo /

Oviedo, J. A. ARDURA

La alta funcionaria Marta Renedo inició «sus manejos» para apropiarse de dinero del Principado en el año 2004, cuando trabajaba en la Consejería de Cultura como jefa del servicio de Promoción Cultural y Bibliotecas. Ésta es una de las conclusiones a las que ha llegado la investigación sobre la «operación Marea», que no se puso en marcha hasta febrero de 2010. Es decir, Marta Renedo ingresó dinero de las arcas regionales de manera fraudulenta durante seis años y cayó prácticamente por casualidad, por un error: abrió una cuenta bancaria a nombre de una cajera de Gijón, controlada por la Agencia Tributaria. A esas alturas había recibido ingresos millonarios de dinero público, y también de empresas como Igrafo y Asac Comunicaciones, en otras dos cuentas abiertas a nombre de mujeres de avanzada edad que no tenían la obligación de tributar.

«Estalló todo», contó Marta Renedo a su asesor jurídico en Implans Mounts, J. J. I., a las 16.43 horas del 12 de febrero del pasado año. «Las facturas que buscaban eran las de Implans, me han cesado en mi puesto y va a haber un escándalo bestial», relató en esa misma conversación telefónica. Atrás quedaban casi seis años en los que, según la investigación, había recurrido siempre al mismo procedimiento: «Abrió al menos tres cuentas bancarias a nombre de terceras personas sin éstas ser conocedoras de ello, cuentas que manejó personalmente y donde se ingresaron importantes cantidades de dinero procedentes tanto de la Administración del Principado como de las empresas adjudicatarias de contratos con la misma, casos de Almacenes Pumarín, Igrafo, Asac Comunicaciones, Publidisa y Edicom», relata el informe policial.

El sumario revela que esa fecha, el 12 de febrero, fue clave para la investigación. La funcionaria Marta Renedo mantuvo ese día numerosas conversaciones telefónicas. Las primeras, aparentemente comprometedoras, con Víctor Manuel Muñiz, uno de los propietarios de Igrafo, quien le advirtió de que ha recibido una información problemática para ella, de un director de Bankinter que «sabe un poco de la historia nuestra». El apoderado de Igrafo le recomienda que justifique con facturas reales alguno de los ingresos en esa cuenta y también advierte a la funcionaria de que «no es bueno que hable por teléfono móvil porque se trata de un asunto serio». Marta Renedo, al final de esa conversación le pregunta al apoderado de Igrafo: «Respecto al otro tema ¿cómo va ?». La funcionaria se refería a una petición de 36.000 euros. La respuesta de Víctor Manuel Muñiz prueba la conexión con la funcionaria investigada: «Fatal, fatal, porque aparte de que es una cantidad de dinero que yo no tenía disponible en B, pues al llegar todo esto, pues de cara a la sociedad lo paré, porque... a ver si tengo algún problema, porque yo soy una parte importante de Igrafo pero no el único...». Esta conversación resulta clave para establecer la supuesta existencia de una trama en la que estarían implicados Renedo y el apoderado de Igrafo. Diez días después, Marta Renedo confirma a Víctor Manuel Muñiz que la han cesado en su puesto en la Consejería de Administraciones Públicas, pero «eso tengo que seguir haciéndolo, pero como tú veas, porque yo ya no puedo exigirte nada ni te puedo pedir nada». La conversación deja entrever que Marta Renedo le ha estado exigiendo dinero por «algo» que podía hacer en su calidad de funcionaria. El empresario le dice que «no hay problema, lo tenemos aquí, son seis millones de pesetas, todo lo que he podido reunir durante el fin de semana». Tras finalizar esta conversación, la funcionaria llama a su marido para decirle que le ingresará el dinero pero «parece ser que le oculta las cantidades reales».

El registro policial en el despacho de Marta Renedo, realizado el día 25 de febrero, tres días después de estas llamadas, permitió localizar talonarios a nombre de A. V. F. y documentos a nombre de P. F., dos personas de las que utilizó su identidad para abrir cuentas en las que recibía el dinero del Principado y de otras empresas. Una práctica que también siguió con M. S. B., años antes, cuando era jefa del Servicio de Promoción Cultural y Bibliotecas. Y es que el hilo del que tiró la Policía en febrero de 2010 llevó hasta el año 2004. En aquella época, otra de las cuentas que Renedo abrió, en este caso a nombre de P. F., ingresó 182.482 euros procedentes de pagos del Principado que justificó mediante «exposiciones y eventos patrocinados por la Consejería de Cultura para realizar algún tipo de facturación particular a esta cuenta en pago de lo que, presumiblemente, pudieran ser trabajos ficticios».

¿Y por qué estos «manejos» de Marta Renedo salieron a la luz, seis años después? La Policía apunta una explicación en el sumario: «En los casos de P. F y M. S. B. se trata de dos personas de la tercera edad, sin obligaciones fiscales; en cambio, el caso de A. V. F. es diferente ya que sí tiene la obligación de tributar y ése fue precisamente el detonante de que las actividades de Marta Renedo quedaran al descubierto». ¿Por qué la funcionaria cayó en ese error, cuando debía contar con que la Agencia Tributaria pidiera cuentas a A. V. F.? En realidad pensaba que no iba a ser así. Este curioso detalle se explica en el sumario: «En Asturias existe otra mujer con idéntico nombre, de avanzada edad».

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