La tertulia de la cárcel

El ex consejero se reunió con sus amigos y les contó «historias de prisión» en el mismo restaurante en el que suele comer con ellos cada miércoles

Miércoles 9 de Marzo de 2011
La tertulia de la cárcel
Por la izquierda, Arturo Verano, Marino Artos, Iglesias Riopedre y Francisco Macías, ayer, en Oviedo. / Nacho Orejas

Oviedo,

J. A. O. / A. R. / J. E. M.

-¿Qué tal? ¿Cómo habéis encontrado a José Luis? ¿Qué os cuenta?

La pregunta sirve a la periodista para abrir conversación con Marino Artos a la puerta de La Barrica de Roble, el restaurante ovetense elegido por José Luis Iglesias Riopedre para llevar a cabo su primera comparecencia pública tras salir de la cárcel. El ex consejo de Educación permaneció ingresado en Villabona cuarenta y un días acusado de formar parte, junto a políticos, funcionarios y empresarios, de una trama corrupta que supuestamente llevó a cabo contrataciones irregulares en el Principado. Tras la cárcel, Riopedre quiso jugar en casa, en el comedor del restaurante en el que solía reunirse con sus amigos cada miércoles para hablar de política. Muchos de estos amigos han sido los que acaban de liderar la recogida de dinero para reunir los cien mil euros de fianza que le exigía la justicia para poder volver a pisar la calle.

La rueda de prensa «sin preguntas» había acabado. Riopedre seguía en el comedor del local acompañado por un grupo de amigos y varios familiares, entre los que se encontraban su mujer, Teresa González, y algunos parientes llegados de Galicia. Langreano, jubilado, ex líder sindical de CC OO y destacado activista del arecismo en los inicios de la corriente política, Artos había salido a la terraza a respirar un poco de mañana soleada. En la calle aún esperaban redactores de varios medios de comunicación.

«Nada en especial, está contándonos historias de la cárcel», respondió Artos a la periodista. La frase parecía sacada de contexto. No pegaba con el escenario -un coqueto restaurante en una calle peatonal paralela a Valentín Masip-, ni con el actor -vestido de chaqueta, zapatos castellanos y amplia sonrisa-, y mucho menos con el contenido semántico: el ex consejero de Educación estaba contando a su amigos historias de la cárcel.

Así estuvieron unas dos horas. Incluso pidieron algo de pinchar. «Nos explicó en qué consiste la unidad terapéutica y educativa en la que estuvo ingresado», corroboró más tarde Francisco Macías, otro de los compañeros de tertulia de Riopedre y miembro del grupo de amigos que ha recolectado la fianza. La tertulia de Riopedre celebra sus reuniones en Oviedo, pero perfectamente podría hacerlo en Langreo. Buena parte de sus miembros son de este concejo. Macías, de origen gallego y residente en la cuenca minera desde hace décadas, ha ejercido de portavoz de la plataforma de amigos de Riopedre, a quien conoce desde hace cuarenta años. Tanto Macías como Francisco Villar, otro de los miembros de la tertulia, también langreano, siempre han estado enrolados en el PSOE defendiendo posturas renovadoras o arecistas. Trabajadores de la Administración regional -han pasado por la Consejería de Cultura o el Consejo Económico y Social-, siempre han estado comprometidos con la dinamización de la vida cultural de las Cuencas. Otros langreanos que ayer arroparon a Iglesias Riopedre fueron Pedro González Sandoval, director del centro de profesores de las Cuencas; Alfonso Granda, director de la Escuela de Arte de Oviedo, y Manuel Antonio Ovies, jubilado. Todos comparten sensibilidad política e inquietudes culturales como integrantes del colectivo Cauce del Nalón.

Los miembros de la tertulia de La Barrica de Roble estaban ayer exultantes. Uno de los suyos acababa de salir de la cárcel. Habían logrado su objetivo, sonreían y abrazaban al ex consejero, le escuchaban atentamente. Estaban satisfechos porque hicieron todo lo que pudieron para que Iglesias Riopedre, de cuya inocencia están completamente seguros, recuperara la libertad cuanto antes. El 24 de febrero, la sección octava de la Audiencia Provincial dictaba la libertad bajo fianza. El 7 de marzo ingresaban los cien mil euros de la fianza y Riopedre salía libre. «Fue contrarreloj, fuimos corriendo por la calle, desde el banco hasta el Juzgado, para que no se nos escapara la juez; llegamos cuando faltaban cinco minutos para cerrar. Mereció la pena», contaba un jubiloso Marino Artos a la entrada de La Barrica de Roble. «Evitamos que pasara otro día entre rejas, porque hoy (por ayer) era fiesta en Gijón», añadió Artos, que incluso llegó a comparar algunas de las sensaciones vividas durante los últimos días con las que respiraba durante la clandestinidad sindical.

El grupo quiere seguir disfrutando de su amigo. Todos lo han encontrado «en plena forma», «con muy buen aspecto», y por este motivo esperan que hoy vuelva con ellos a la tertulia de La Barrica de Roble. Hoy es su día habitual de encuentro y Riopedre ya anunció que espera recuperar cuanto antes su vida normal. La de ayer fue una reunión excepcional. La ocasión lo merecía. ¿La nota triste? El recuerdo para María Jesús Otero. La que fuera «número dos» de Riopedre en Educación sigue en la cárcel de Villabona.

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