La encrucijada comarcal y temporal
Arriondas, cruce de caminos y centro de referencia en el Oriente, necesita aumentar su valor como villa residencial para mantener su poder de atracción de población y actividad económica
Villa de encrucijada y rótula sobre la que giró en los últimos años la comarca del oriente interior asturiano, como muchas otras polas Arriondas ocupa un emplazamiento estratégico, pues se localiza en un ribazo de la vega que forman los ríos Sella y Piloña cuando amestan sus aguas. El primero viene del Sur y el segundo del Oeste. Cuando alcanzan Les Arriondes, ambos se enroscan y después toman rumbo al Norte. Entre vueltas y revueltas ambos crean Arriondas.
Por su emplazamiento, la villa ocupa un lugar central y ejerce una elevada centralidad. El Sella es la guía hacia Castilla y la mar. El Piloña, hacia Oviedo. Estas condiciones naturales de encrucijada de caminos se han visto reforzadas en los últimos años con la atribución de nuevas funciones como centro comarcal de referencia y otras las ha conseguido con su propia dinámica creativa. Estos tres potenciales los aprovecha Arriondas para emerger como villa dinámica, en un territorio que, en su escala, constituye uno de los vectores de dinamismo del país, con una población y un empleo al alza, así como un número de residentes extranjeros superior a la media regional.
Se apoya en una base económica diversificada, en la que el turismo juega un papel importante y, más aún, los equipamientos de influencia comarcal, como el hospital. Arriondas gana población, a ritmo lento, y frena, sobre un ámbito de influencia cada vez mayor, los procesos de declive propios de las áreas exteriores de Asturias. Todo apunta a que Arriondas avanza en buena dirección. Perseverar en lo ya hecho, consolidando su carácter de cabecera comarcal, cooperando en el refuerzo de las villas que la engarzan con el centro y el exterior, manteniendo su diversidad productiva y su cuidada imagen residencial, apreciando el paisaje y el poblamiento rural circundante, parece la vía requerida para impulsar el desarrollo de la villa y su concejo.
Arriondas parte de una condición de villa modesta, en un concejo de unos 6.000 habitantes, que cuenta con una población más joven de lo habitual en Asturias. Hoy sigue afirmando su peso, no sólo en el municipio de Parres, sino en toda la comarca oriental. Si Cangas de Onís ejerce como puerta de entrada a los Picos de Europa, y Llanes y Ribadesella como centros turísticos y de veraneo, Arriondas los complementa como punto de referencia funcional en el mundo oriental.
La villa de Arriondas se presenta como un elegante núcleo urbano de 3.000 habitantes y se extiende, englobando, a los núcleos adyacentes, que ya forman parte del casco urbano: Castañera, Santianes del Terrón y también Cuadroveña, que da nombre a la parroquia. El Sella sirve a la vez de frontera y de unión con los concejos vecinos, con los que Parres comparte parroquias y la expansión urbana. Mucho ha tenido que ver en ésta la decisión de la Administración asturiana de elegir a Arriondas como centro funcional de la comarca oriental, lo que se materializó en las Directrices Regionales de Ordenación del Territorio de 1991. La consecuente localización de equipamientos comarcales está en la base del cambio de tendencia hacia el crecimiento, que se ha visto espoleado por esta decisión y que ha convertido a la villa en un centro urbano de referencia, papel que no empezó a ejercer hasta mediada la década de 1980. Desde entonces muchas cosas han cambiado, y no sólo el perfil de la villa sino que ha surgido una nueva realidad urbana y funcional, en un espacio antes rural, al enlazarse Arriondas y Cangas de Onís, para configurar un polo de dinamismo con forma de mancuerna. Dos potentes núcleos urbanos complementarios unidos por un segmento de actividad que han hecho del valle medio del Sella una referencia comarcal y un lugar de inversión de las tendencias declinantes del mundo rural asturiano.
El crecimiento urbano de la capital justifica el incremento del empleo, a partir de la mejora de la oferta comercial, de servicios y de la construcción de equipamientos supramunicipales. La ganadería sigue activa y la industria mantiene dos centenares de empleos, de los que la mitad corresponden al sector lácteo. La construcción ha vivido un fuerte impulso en los últimos años, paralelo al crecimiento urbano. El sector terciario es netamente dominante en el empleo.
Los indicadores demográficos positivos se apoyan en la atracción ejercida por el aumento de la valoración residencial de la villa, que acoge nuevos efectivos procedentes del mundo rural, de los concejos vecinos y de otros países y regiones. De todos modos, la natalidad es insuficiente para equilibrar el número de defunciones y parar el proceso de envejecimiento de la población. Para mantener una dinámica positiva necesita insistir en la senda del aumento del valor residencial y así poder seguir atrayendo población y actividad. Ha de cuidar los factores que posibilitan una diversidad de actividades, evitando depender en demasía de los grandes equipamientos de servicios. También deberá aumentar la oferta de suelo empresarial y urbano, y ordenar la expansión de la villa, cuidando el paisaje urbano y mejorando y renovando los equipamientos, las infraestructuras y los servicios.
Si Arriondas ha sido capaz de instalarse en una posición de ventaja y ejemplo para la red de villas, ahora debe afrontar la continuidad del esfuerzo, haciendo frente al riesgo de que el eje costero asuma un protagonismo cada vez mayor, que pueda marginar, en algún modo, a Parres y al eje interior.
Un núcleo de comercio y servicios que ha salido de su estancamiento
Arriondas es una pola de atractivo paisaje urbano. La villa tradicional de buenas casas que viera Camilo José Cela en su viaje «Del Miño al Bidasoa», en 1952, ha evolucionado a centro comarcal de comercio, equipamientos y servicios que mantiene un apreciable crecimiento y ha conseguido sacar al casco urbano de su estancamiento anterior de la mano de las políticas de ordenación del territorio y asignación de funciones de la Administración regional.
En todo caso, el basculamiento del eje de gravedad del eje cantábrico hacia los municipios pegados a la costa supone un reto de futuro para poder continuar las actuales tendencias positivas en la capital parraguesa.
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