Fusión metropolitana
La localidad lugonina, que multiplicó por diez su población de mediados del siglo XX, tiene que seguir aprovechando su función de nudo de engarce entre Oviedo y el creciente metropolitano
Lugones emerge, primero en el ciclo industrial y después en el de difusión metropolitana, como apéndice de Oviedo, que une la capital con el arco de expansión Posada-Pola de Siero. Su crecimiento está basado también en la red de comunicaciones. Así que el Lugones actual se ha reconstruido siguiendo pautas de fusión metropolitana con el viejo tejido industrial.
Está situada en la cercanía de una ciudad a la que sirve de válvula reguladora; entre un mallazo de grandes viales de función metropolitana, en medio de los cuales ocupa un espacio cuadrangular, cercado por autovías, enlaces y vías de ferrocarril; en la contigüidad a viejos y nuevos espacios industriosos. Entre todo ello el resultado podría ser muy distinto.
Lugones intenta aparecer como una villa amable, escondida tras la fachada tradicional, la que, proveniente del pasado, es familiar al viajero de la antigua carretera del distrito industrial, que antes lo reconocía como poblado lineal y hoy se sorprende al adquirir conciencia de la profundidad que ha conseguido la entidad, que quiere ser villa y mientras tanto se integra en una nueva forma urbana, asentada en uno de los ventrículos del corazón astur. Fondo, volumen y densidad urbana para una nueva localidad con vida propia. Separada de la ciudad de Oviedo y de su mayor área de expansión urbana, La Corredoria, únicamente por el cauce del río Nora, que sirve de límite municipal entre los concejos de Oviedo y Siero, en cuyo término se localiza Lugones. Se produce así una continuidad del suelo urbanizado para diversos usos entre la capital y Lugones. Y entre ésta y otras localidades de Siero (Viella, La Fresneda, Bobes, San Miguel de la Barreda, Granda) y Llanera (Cayés, Lugo). Lugones viene a ser así el eslabón fundamental que une la ciudad de Oviedo con el creciente metropolitano, el de mayor dinamismo y que se extiende desde Posada y Lugo de Llanera hasta Noreña y Pola de Siero.
Lugones es nodo urbano en crecimiento, el séptimo en población de Asturias, tras las cinco ciudades principales y La Corredoria. Une su historia a la industrialización asturiana y a sus ejes de comunicación de finales del siglo XIX, cuando los espacios llanos del valle del Nora y sus afluentes fueron utilizados para la localización de plantas fabriles. La construcción del ferrocarril y de la carretera entre Oviedo, Gijón y Avilés concedió su posición favorable a Lugones, situado en el concejo de Siero pero más próximo a Oviedo que a la Pola. Esa localización ventajosa atrajo a empresas y a trabajadores industriales y de actividades logísticas y de servicios. El cruce de carreteras y el ferrocarril dieron sentido y ventaja a Lugones para crecer, en empresas, residentes y hostelería, aunque en situación de neta desventaja en equipamientos y servicios respecto a los centros urbanos principales. Situación que caracterizó, negativamente y durante décadas, el paisaje urbano de Lugones; en particular durante el crecimiento industrial de la segunda mitad del siglo XX.
Las huellas de este pasado quedan impresas en su planta y en su perfil aparente. Por detrás, la localidad se ha remocicado y crecido, acercándose hoy a los 13.000 habitantes, y cuenta con suelo y posibilidades para seguir haciéndolo con un modelo de vivienda colectiva y densidad urbana. Crecimiento que debe aprovechar para mejorar el paisaje de sus bordes, integrándolos, que no quiere decir homogeneizándolos, definitivamente con la ciudad de Oviedo, que se ha ido acercando a medida que ocupa el suelo de La Corredoria y de la que sólo el curso del río Nora establece una separación clara en el continuo urbano. Cesura natural que debe ser protegida y ampliada para mejorar la respiración de esta nueva urbe y sus valores paisajísticos. Urbe que aspira a compatibilizar armónicamente usos industriales y residenciales y a definir los rasgos que perfilan su atractivo urbano en medio de las turbulencias de un territorio en rápida reconstrucción. Como prueban las cifras: un crecimiento de un 10 por ciento en la primera década del siglo XXI, en la que pasa de 11.435 a 12.625 residentes, y una población que multiplica por diez la de mediados del siglo XX.
Lugones ha visto también cómo crece la ocupación del suelo llano en la parroquia de Viella, en la urbanización de nuevo cuño de La Fresneda y en otros espacios de tradición rural, muy transformados por el impulso metropolitano. Aquí, fuera del casco de Lugones, estamos en el país de las plataformas, en cuyos intersticios brotan formas de actividad y residencia diversas. La red de autovías ha servido de límite al casco urbano que, ante la lentitud en el desarrollo de la trama urbana, ha tenido que pegarse al eje de las carreteras tradicionales, congestionadas y degradadas por el impacto del tráfico. Es el caso de las carreteras de Oviedo a Gijón y Avilés, pero también de la de Viella, que comunica con la de Santander. La continuidad urbana se produce también hacia Llanera, a través de los polígonos empresariales, parque tecnológico y otros equipamientos. Guirnaldas de áreas empresariales, comerciales y residenciales, que dejan perplejo y desorientado al explorador que se interna en tal maraña y que pondrán a prueba al facultativo que intente su necesaria ordenación. En la que habrá que contar con la creación de atractivas zonas verdes, parques urbanos y metropolitanos y con la protección de enclaves de tradición rural. Destacan, en este sentido, El Carbayu, y las posibilidades de áreas como El Cuetu, las riberas del Nora y la base del Naranco.
Lugones creció en función de su proximidad a la capital y a las áreas empresariales. También se benefició de las dudas y del atasco de la política urbanística de Oviedo durante la década de 1980, que desvió importantes contingentes de población hacia nodos metropolitanos secundarios. Puede seguir aprovechando, en el futuro inmediato, su función de nodo de engarce entre la ciudad de Oviedo y el creciente metropolitano. Para ello persevera en la mejora de su paisaje urbano y de los servicios a su población, aumentando el valor de la función residencial, que cuenta además con el apoyo del precio de la vivienda y de la proximidad a algunas de las mayores áreas empresariales de la región.
Reconstruyéndose como ciudad
Rodeada de autovías y líneas férreas, Lugones sigue el patrón metropolitano español de crecimiento, que desarrolla nuevas áreas urbanas en espacios compartimentados por la red de comunicaciones. De lejano origen industrial, asentada sobre el cruce de carreteras y al pie del ferrocarril, se ha visto convertida en las últimas décadas en una entidad metropolitana a partir de la difusión urbana de la capital regional. Su paisaje urbano en recuperación necesita apostar por la reordenación de usos, ya que está en el ámbito metropolitano de mayor crecimiento. Persigue una identidad diferenciada para no dejarse arrastrar por la fuerte ola homogeneizadora metropolitana y está empeñada en definir mejor la relación entre su función residencial y empresarial.
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