Villa-vintage

Histórica población transformada en núcleo metropolitano en consolidación, la Pola trata de fortalecer su desarrollo afianzando las ventajas comparativas de su calidad residencial

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) / La Pola de Siero (Siero)

Pola de Siero es «villa-vintage» que ahora se remocica por el impulso metropolitano. De dilatada historia, sigue pegada a su mercado, a sus ferias y fiestas, al discurrir de los hitos del calendario anual, que marcan el ciclo temporal referencia de propios y extraños. Antigüedad que data de la concesión por Alfonso X, en el siglo XIII, de la carta puebla que da nombre a la villa y distingue a las principales, las veteranas. Es pola de alta densidad desde tiempo inmemorial, el que lleva siendo centro comercial para un extenso territorio, complejo y con diversas orientaciones productivas. Estuvo siempre cercana a la capital y últimamente al eje carbonero, el que dio el impulso definitivo a la industrialización asturiana. La centralidad entre las minas del Nalón y sus afluentes, la capital regional y el puerto de Gijón, hizo participar a Siero activamente en la industrialización asturiana, hilvanando sus actividades tradicionales, con minería e industria. Como en cualquier villa de renombre los caminos son fundamentales, y a los nuevos ejes de comunicación se pegaron las empresas y establecimientos, que llenaron el centro de Asturias de  comunicaciones para la civilización del automóvil y la movilidad metropolitana.

Cerrado el ciclo industrial, hoy Pola de Siero tiene que afrontar la administración de un concejo-comarca, organizado en múltiples burbujas locales diferenciadas, que tienen que ver con la organización del suelo empresarial, las infraestructuras básicas, las áreas comerciales y de ocio y, también, con lo que queda de la actividad minera, ya que Siero forma parte importante de la cuenca minera central. Y como tal jugó un papel destacado en la explotación del yacimiento hullero.

Desde 1980 la Pola se fue transformando. Al principio lentamente, siguiendo el compás de la reconversión minera, y a medida que nos adentramos en el siglo XXI más rápidamente por la reestructuración metropolitana, que la hace pasar de centro comarcal a nodo metropolitano. Este cambio reciente, en el que la Pola da el paso de villa a ciudad metropolitana, es el que explica el rápido crecimiento de la población de una villa, que hace cincuenta años contaba con 2.400 residentes (1960), en una región estancada en lo demográfico. Y no es una cualquiera, sino que está entre las que más han cambiado demográficamente. Sus 12.363 habitantes de 2010, la colocan, junto a Lugones con 12.574, en el peldaño inmediatamente posterior a las cinco ciudades metropolitanas. Sólo La Corredoria cuenta con más residentes (14.511), pero éste es más un sector residencial de la ciudad de Oviedo que un núcleo individualizado.

La Pola se sitúa entre las poblaciones asturianas que más han crecido (un 13%) en la primera década del siglo XXI, pasando de 10.883 a los 12.363 integrantes de un concejo de más de 50.000, el cuarto en población de Asturias. Y crece no tanto por su papel de cabecera de un concejo extenso y muy activo, sino como núcleo urbano metropolitano en consolidación; secundario, pero con unas funciones cada vez más destacadas en el área metropolitana, que comparte con una nube de núcleos preexistentes que ahora se están amalgamando para crear una unidad diferenciada en el centro del centro.

Así, el paisaje urbano denso, de vivienda colectiva, ha ido extendiendo el casco tradicional, cuidándolo, abriendo nuevas perspectivas, mejorando sus equipamientos y servicios a la población, dando lugar a un zona atractiva para la vida y bien conectada.

Y crecerá aún más, en buena parte, si acierta a encabezar esa nube de tejido metropolitano de reciente creación que se extiende entre ella misma y Posada, y si es capaz de contrarrestar la oferta residencial de las ciudades mayores, manteniendo las ventajas comparativas (de precio, pero también de calidad residencial) que objetivamente posee y que le serán útiles en un ciclo de estancamiento. Pero la vida sigue para una villa que ha sabido mantener sus vinculaciones al mundo rural, contando con el principal mercado ganadero de la región y uno de los de referencia en España.

La Pola sabe que desarrollo tiene que ver con diversidad y ha venido apostando por mantener y afianzar la diversidad, explorando también nuevos campos, que tienen  que ver con su reciente urbanidad. Asturias y su área metropolitana necesitan de la Pola, porque es un ámbito de vida ya consolidado, que puede seguir su crecimiento sobre una base ya consolidada, evitando la creación de espacios segregados y mal dotados, que empobrecen los mundos metropolitanos y el propio paisaje de la región. Apostar por la Pola es apostar por Asturias. Y Siero tiene un papel destacado en el futuro de la región, como ámbito de complejidad territorial que es necesario saber gestionar desde las políticas de ordenación del territorio. Y desde la amplitud de miras y la innovación en el campo de una Administración local abierta a la cooperación metropolitana y regional.

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