Tarde de abono
Encima de la mesa del gobierno están los recortes que han de sufrir la Sanidad y la Educación en nuestro apaleado país.
Sabemos que el morlaco está en el ruedo, y además es del tamaño de un poderoso Miura. Claro, ahora hay que saber lidiarlo. Para ello, maestría y temple maestro. Hay que tener en cuenta que, los espectadores entienden mucho de cuernos, y saben cuándo un toro está afeitado. La faena pierde mucho, cuando los pitones en vez de saetas, parecen brotes de bambú. El riesgo de la intervención vendrá después en forma de pitos, broncas y abucheos.
En los objetivos de cualquier sociedad que presume de avanzada tiene preferencia, poder ofrecer calidad a la vida de sus ciudadanos. Es entonces cuando hay que dar prioridad a los recursos de los que se disponen en sus presupuestos. Si empezamos a recortar en orden inverso, lo primero que nos cargamos es el objetivo principal de la sociedad soñada.
Este gobierno por encima de otros recortes posibles, apuesta por hacerlo en Sanidad y Educación.
Para qué una Sanidad gratuita con lo desagradecidos que somos. Somos demasiado quejicas. Por lo tanto, los que se quejan sin razón por blandos, a pagar. Paralíticos que tendrán que volver a andar, porque las ambulancias serán de pago. Enfermos terminales que terminarán antes su vida, porque ya no podrán recibir los tratamientos adecuados de hemodiálisis, radioterapia, quimioterapia, etcétera.
Para qué I+D. Investigar y desarrollar no está de moda. Cuanto más se investigue, más culta se vuelve la sociedad, y más opciones para abordar problemas de envergadura. Pero esto no interesa a las altas esferas que rigen esta sinrazón.
Los investigadores emigrarán a los países donde apuesten por una digna sociedad de consumo. Eso si, luego con el paso de los años, los recibiremos con todos los honores. A eso no nos gana nadie.
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