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Círculo Cultural de Valdediós, algunas consideraciones sobre su existencia

15 de Junio del 2009 - Marilde García

En la «Memoria de actividades 1998 del Círculo Cultural de Valdediós», la primera de una serie de diez, el profesor Juan Ignacio Ruiz de la Peña iniciaba su escrito de colaboración con las siguientes palabras: «El monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós constituye en la Edad Media una de las instituciones eclesiásticas de mayor influencia social y proyección espiritual, cultural y económica en la sociedad asturiana».

El padre Jorge Gibert, prior del monasterio de Santa María de Valdediós desde el 29 de julio de 1992 hasta el 10 de diciembre de 2008, escribiría en la misma memoria: «Un monasterio como Valdediós, con antiguos y sobrios edificios, en un valle tranquilo, alejado de las ciudades, fue construido para acoger a hombres que deseaban solamente servir a Cristo; hombres que, llenos de buena voluntad, escogieron vivir los principios del Evangelio según una regla y bajo un abad… Pero el monasterio ha sido, en épocas pasadas, centro de vida cultural y de otras muchas actividades temporales que incidieron en la vida del pueblo. Aún hoy, entre los monjes, la erudición y la investigación encuentran un ambiente apropiado. Esto supone que mucha gente espera y pide que el monasterio ofrezca actividades concretas que enriquezcan la vida y la espiritualidad del mundo de hoy».

La aportación del padre Gibert a las diez memorias anuales del Círculo (las editadas hasta junio de 2008) se convertiría en un ingrediente indispensable de las mismas porque, además de enriquecer con sus reflexiones (siempre relacionadas con el monasterio y sus circunstancias) el contenido de nuestros anuarios, avalaba la integración del Círculo en el contexto de la recuperación del emblemático lugar de Valdediós.

Si a finales de enero reflexionaba en mi artículo «Valdediós, una hermosa realidad que se quiebra» acerca de la por entonces inminente marcha de la comunidad cisterciense, en esta ocasión mis reflexiones van dirigidas al Círculo Cultural de Valdediós, asociación que inició su andadura el 8 de febrero de 1998 con una asamblea celebrada en el salón de actos del monasterio. El Círculo no nació como una asociación cultural más, sino que adoptó como signo distintivo y condicionante organizador de sus actividades su vinculación, casi se puede decir que integración, al lugar de Valdediós, con todo lo que éste comportaba, es decir, la restauración de su vida monástica, espiritual y cultural representada en la orden cisterciense.

Lo expresó muy claro Juan Benito Argüelles, cofundador de la asociación y primer presidente de la misma, en las páginas que daban entrada al referido Anuario de actividades 1998: «… La llegada en las mismas fechas de una comunidad cisterciense al monasterio de Santa María de Valdediós… nos llevó a sentirnos implicados en el proyecto de completar aquel primer impulso que llevó a las instituciones del Principado a ocuparse de Valdediós… Se trataba de recuperar todas las significaciones y el legado sociocultural que aquel enclave había tenido a lo largo de la historia de Asturias». En líneas posteriores diría: «El apoyo y el talante de la comunidad cisterciense, representada por su prior, reverendo padre Jordi Gibert, que ofreció de forma desinteresada el uso del salón de actos del monasterio, hizo posible que el proyecto se tornara más relevante, al contar con una plataforma fundamental para su desarrollo». Y termino la referencia a las palabras de Juan Benito con lo siguiente: «Se había encontrado un lugar emblemático, en el centro de Asturias, ajeno a cualquier tipo de prejuicio o sectarismo que, desde el sosiego y la responsabilidad, propiciaba un espacio para la reflexión, el debate y el intercambio de ideas y sugerencias creativas».

Componente esencial del Círculo fue siempre su condición de asociación ciudadana democrática e integradora, característica esta que encontró adecuada respuesta en el talante tolerante y abierto de la comunidad cisterciense de Valdediós, dispuesta a facilitar la realización de las actividades que el Círculo realizaba en el salón de actos del monasterio y, en ocasiones, también a prestar su colaboración: así fue, por ejemplo, cuando el padre Gibert hizo de intermediario entre el Círculo y el ex president de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol para su intervención en nuestro foro en julio de 2005. En otro orden de cosas, la presencia física del prior Gibert, de los padres Máximo y Lawrence y del hermano Francisco Javier a la salida de nuestros actos, prestándose a conversar con los asistentes (ellos mismos, en ocasiones, lo eran) contribuía a reforzar la esencia y la existencia del Círculo.

Subtítulo: Repaso a la vida religiosa y cultural del monasterio de Santa María desde la reapertura en julio de 1992

Destacado: Por lealtad a la comunidad cisterciense y a lo que constituyó la esencia del Círculo Cultural Valdediós, este asociación debería plantearse su continuidad

Destacado: El Círculo puede atribuirse el mérito de haber dado a conocer el lugar de Valdediós, no sólo a escala regional, sino también nacional

En el Círculo Cultural de Valdediós se han celebrado conversaciones, conferencias, seminarios, mesas redondas, presentaciones de libros, lecturas poéticas, recitales musicales, visitas a exposiciones y a monumentos históricos, excursiones y conciertos. Por su foro han pasado representantes del mundo de la comunicación, de la literatura, de las artes plásticas, del cine, diseñadores, virtuosos de la música y del canto; pensadores, científicos, políticos, sociólogos, economistas, empresarios, arquitectos, urbanistas, demógrafos, geógrafos, representantes de los distintos niveles de la educación, de diversos campos de la medicina, de los diversos ámbitos de la realidad asturiana y nacional. Personalidades asturianas y foráneas.

El Círculo puede atribuirse el mérito de haber dado a conocer el lugar de Valdediós, no sólo a escala regional, sino también nacional. Hasta 2008 el recorrido por el monasterio de Santa María formaba parte del «ritual» de las actividades culturales que realizaba la Asociación, nuestros conferenciantes y colaboradores diversos tenían así la oportunidad de conocer este lugar cargado de historia, y lo hacían guiados por su mejor conocedor y más apasionado defensor: el padre Jorge Gibert mostraba con satisfacción y orgullo el monasterio, los avances de su restauración y la biblioteca (los 20.000 volúmenes que los monjes cistercienses habían logrado reunir la habían convertido en lugar de estudiosos e investigadores), aderezando sus explicaciones con comentarios sobre la historia del monasterio maliayo.

Una de las actividades fijas del Círculo era la jira de San Juan, el último sábado de junio. Abriendo el programa figuraba la misa mozárabe que se celebraba en el Conventín los últimos sábados de cada mes. El rito mozárabe, según información que el padre Gibert me facilitó en mayo de 2005, atendiendo a una petición que le hice con vistas a ilustrar a los socios del Círculo, es un «antiguo rito hispánico que nace en la península Ibérica y forma parte del grupo de liturgias de lengua latina que, entre los siglos V y VIII, se constituyen en Occidente… La invasión musulmana… ahogó el normal desarrollo de esta liturgia hispánica... En el Reino de Asturias… se mantuvo y esto explica que este rito haya sido el de nuestros orígenes, el que se celebró en nuestras antiguas iglesias y con el que se consagró esta Iglesia de San Salvador de Valdediós».

La llegada de la Comunidad Cisterciense había supuesto la instauración en Valdediós del rito mozárabe –compartido únicamente con Toledo–, otro elemento cultural, no sólo espiritual, del que ahora, lamentablemente, también se ve privado el valle de Boiges. Y Asturias.

El proyecto del Círculo Cultural de Valdediós me «enganchó» desde sus inicios. Atendiendo a la petición de Juan Benito y Lola Lucio, ya colaboré en las «Conversaciones en Valdediós», iniciativa que arrancó en febrero de 1996 y que serviría de preámbulo al Círculo. Constituido éste, mi implicación fue total: no me limité a mi condición de socia número tres, sino que fui tesorera de la asociación entre 1998 y 2001 y en febrero de 2005 (nuestro proyecto pasaba por un momento difícil) opté a la presidencia del mismo. Inicié mi cometido con ilusión, apoyada por una junta directiva que se volcó en la tarea, lo que redundó en una fructífera actividad del Círculo. Finalizado mi mandato en febrero de 2008, decidí no presentarme a la reelección (soy de la opinión de que en este tipo de empresas los cargos deben rotar).

Empezaban a parecer nubarrones en el horizonte de Valdediós, confiaba –como otros muchos– en que la intensa respuesta popular haría que las autoridades eclesiásticas reconsideraran el gran error que, lamentablemente, acabarían consumando. De aquella hermosa realidad en que había devenido la restauración íntegra de Valdediós, la de su realidad física, monástica, espiritual y cultural, hoy, tras la marcha de la comunidad cisterciense, sólo queda la primera; respecto a la restauración cultural, desapareció el núcleo esencial de la misma, la razón de ser del Círculo Cultural de Valdediós era contribuir a esa restauración.

Suscribo las declaraciones de Lola Lucio a este periódico el 24 de enero último: «Si no hubiera venido el Císter, el Círculo no habría nacido. Yo no soy partidaria de seguir si no hay monjes medievales, pero habrá que consultar a los socios». Tal consulta no llegó a realizarse. Es de valorar que la actual junta directiva quiera seguir organizando actividades culturales en Valdediós, pero por lealtad a la comunidad cisterciense y por lealtad a lo que constituyó la esencia del Círculo Cultural Valdediós, en mi opinión, esta asociación debería plantearse su continuidad.

Marilde García, Socia promotora del Círculo Cultural de Valdediós y presidenta entre 2005 y 2008

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