Ser o no ser...
Decididamente, ser o no ser, es la cuestión. Para ser, hay que existir. Para existir, hay que estar. Para estar, hay que hacerse notar. ¿De qué nos sirve estar, pero no ser?
La impotencia que padecemos los ciudadanos de segunda clase, tiene que ver con cuestiones de valoración personal, muy necesarias para nuestras aspiraciones. Hacerse notar es muy importante. Podrían pensar: ya lo hacemos en las urnas. Pues se ha demostrado que, quién se hacen notar bajo este sistema, son los elegidos; aplicando medidas restrictivas y basadas en la insolente prepotencia de los ciudadanos de primera clase. Para ser, hay que hacerse notar, y no solo votar.
Revolución es una palabra un tanto incómoda, reaccionaria, que proviene de las capas socialmente menos engreídas. Pues es hora de participar en la solución de los acuciantes problemas que ya están, y que todavía vendrán, luchando juntos por una democracia pasada por el crisol de la justicia.
Si el número de pobres ha sufrido un incremento indeseado, no les quepa duda que ha sido por haber tomado medidas beneficiosas para los ricos. Ya no queda margen de confianza en nuestros representantes políticos, pues esta, ha sido inversamente proporcional a la de sus promesas. Debemos cambiar nuestra forma de pensar, para exigir un cambio de rumbo en los principales sistemas, que nos han convertido en ciudadanos de segunda.
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