Sus memorias
El último cartucho en la recámara que les queda a las celebridades de la Jet set como recurso final a su egocentrismo es escribir sus memorias. Dirigidas principalmente a esos que padecen exceso de interés por la vida de los demás. Qué casualidad que, en la mayoría de los casos se nos invita a leerlo (previo desembolso en euros, claro) solapado por el morbazo de lo que nunca se supo, ni se contó ¡Venga ya! Hemos de caer en la cuenta que, a este tipo de personas no les quedará mucho por contar, cuando parte de sus suculentos ingresos, han sido debidos a vilipendiar a todo bicho viviente que se interponía en su estrellato, largando (previo ajuste monetario) chisme tras chisme sin pudor alguno. Para acabar con todo este tipo de patrañas infumables, debería existir un registro de memorias tóxicas que, al igual que los residuos radioactivos, fueran enterradas con todas las medidas de precaución para no contaminar a posteriores lectores.
Parte de los fracasos humanos en este estrato social, son debidos a este tipo de personajes, que arrasan por donde pasan, como lo hacía Othar el caballo de Atila.
La susceptibilidad sobre esta cuestión no ha lugar, pues queda bien delimitado en este texto a quien me refiero.
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