«War Cry» y la atención debida
Una espera ver reflejadas en el periódico de su ciudad las circunstancias que acontecen en ésta. Es lo natural. Y cuando por alguna razón se siente parte de un determinado evento, suceso, acontecimiento, etcétera, suele acudir al día siguiente al periódico con la curiosidad de ver cómo éste refleja la realidad que una ha vivido en primera persona. Es muy lógico.
Pues, bien, el caso es que el pasado 21 de septiembre en la plaza de la Catedral de nuestra querida ciudad, abarrotada de público de muy variada procedencia, tuvo lugar un concierto que hizo vibrar a los miles de personas que allí nos encontrábamos. Doy fe de que durante casi tres horas el ambiente en la plaza fue estupendo, con el público vibrando con cada canción, disfrutando de un espectáculo que incluía una escenografía muy atractiva e innovadora y, sobre todo, una calidad musical que convenció a los admiradores y seguidores habituales del grupo que estaba en el escenario, pero también a los numerosos curiosos que no abandonaron el lugar hasta que el concierto terminó más allá de las dos y media de la madrugada. Lo cierto es que resultaba sencillo distinguir los fans habituales (indumentaria característica, conocimiento de las letras que se evidenciaba al corear cada canción) de los que se acercaron por la plaza a curiosear y se quedaron atrapados por la magia del espectáculo (no coreaban nada y sus pintas eran de lo más diverso, pero terminaron por dar palmas, solicitar bises y disfrutar tanto como los primeros). Vamos, que nos lo pasamos todos/as de maravilla.
Al día siguiente, como todos los días pero esta vez con un punto más de curiosidad, acudí a LA NUEVA ESPAÑA para ver la reseña del concierto. ¡Vaya, no dicen nada! No hay reseña, ni una foto, ni una mención. Sí aparece información acerca del grupo que actuó antes en la plaza («Maldita Nerea»), pero nada del concierto que yo presencié. Bueno, como era tarde, seguramente se cerró edición antes de que diese tiempo siquiera a tomar una foto, seguro que aparece algo en el periódico de mañana, nos decimos los ocho o diez decepcionados que intercambiamos llamadas de teléfono tras hojear el periódico. Y al día siguiente, volvemos a acudir a la sección de Oviedo, buscamos entre la información acerca de San Mateo y... ¡otra vez nada! Vemos amplios espacios dedicados a otros conciertos y artistas. Por supuesto, todos esos conciertos y artistas seguro que se merecían el espacio que se les dedicaba. De hecho, las entrevistas, fotos e informaciones varias que aparecieron durante esos días en LA NUEVA ESPAÑA, daban cuenta de esa realidad que uno busca ver reflejada en el periódico de su ciudad. Es lo natural. Pero lo que no resulta natural es ignorar un concierto que abarrotó la plaza de la Catedral, que atrajo a la ciudad a aficionados a la música de lugares como Cantabria, Huelva o Palma de Mallorca y en el que tocaba un grupo asturiano que levanta pasiones en países tan lejanos como México, Colombia o Chile (donde son adorados por miles de seguidores que esperan como agua de mayo sus giras por aquellos lares) y que el día de San Mateo triunfó plenamente ante un público agradecido que tiene pocas ocasiones de verlos actuar en su tierra. ¿Qué pasó para que su periódico no les prestara la más mínima atención? No se me ocurre ninguna respuesta satisfactoria. Lo que sí espero, y conmigo otros muchos con los que lo he comentado y me han animado a escribir esta carta, es que estas cosas no vuelvan a suceder. Que cuando una banda de la calidad y trayectoria de «War Cry» actúe aquí, se le preste la atención que se merece (y ya nos gustaría que un poco más por ser de casa, pero igual eso es mucho pedir...).
Rosa María Botello Maldonado
Oviedo
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