Contaminación
El sentido de la huelga se podría comparar con la explosión que se produce en el reactor de una central nuclear. Este accidente viene producido como consecuencia de una cadena de errores en la gestión de los sistemas de control, que regulan las temperaturas alcanzadas por su reactor principal. Aunque los muros del tanque estén diseñados para resistir grandes explosiones, hay veces que nada se puede hacer para su contención. La radioactividad se escapa y se produce el fatal desenlace.
El tejido trabajador de este país, no se merece de ninguna de las maneras, los recortes que están sufriendo en detrimento de sus intereses más legítimos. Las medidas adoptadas para paliar la triste realidad económica, más bien parecen medidas vengativas, que correctoras del sistema. Todos aquellos avances, que suponen una mejora sustancial en la calidad de vida de las personas trabajadoras (o que trabajarán), han sido vengados en favor de una mediocre gestión de nuestra clase política. No han sabido refrigerar bien el reactor principal de las medidas, y el resultado ha sido evidente. Han avivado el fuego, y en vez de agua han utilizado: recortes y congelaciones salariales, despidos injustos y despiadados, supresión de muchos de los derechos adquiridos tras largos años de lucha... La explosión ha sido inevitable, desmoronándose el muro de contención de la paciencia de, trabajadores y trabajadoras que se han visto sometidos al expolio de su patrimonio laboral. La contaminación por indignidad ya no puede ser atajada, pues está extendida por toda la geografía nacional.
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