El Belén de Navidad
El último libro del Papa, La infancia de Jesús, viene a descubrir que, donde dije digo, digo Diego. Ni el Niño Jesús nació en un portal, y menos que hubiese una mula y un buey. Lo de la estrella que alumbraba a los Reyes Magos, no fue dirigida adrede para anunciarles el camino. Hablan ahora que podría ser una supernova. O tal vez, se tratara del cometa Halley, todavía no identificado.
Nunca mejor dicho. De un plumazo, Joseph Ratzinger ha puesto en duda la escenografía de nuestro Belén; con lo que habrá que explicárselo a los niños y pensarse otra nueva configuración.
Bueno, como estamos en tiempos de crisis e imaginación, y sin paga extra. Con el permiso de su Santidad, cambiaremos el Nacimiento por un tablero de parchís. Al menos, es una opción para reunir a la familia en torno al hogar en estas fechas tan memorables. La cosa no da para más.
Sentimos no poder comprar el libro del Papa. Pero a la vez, también sentimos prescindir del turrón de todos los años, ya que la paga de Navidad, al igual que la mula y el buey, era apócrifa. ¡Ah! por cierto, tampoco ahora, vale la frase: como dice el evangelio.
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