Hasta siempre, Emilio Aragón; gracias, Miliki
¿Quién no se acuerda de aquella fantástica y mágica pregunta?
¿Cómo están ustedes?
Una generación entera creció con el inolvidable «Gran Circo de TVE».
Gaby, con su saxo tenor; Fofó, guitarra en mano y cantarín; Miliki y su acordeón, y Fofito, último en llegar a esa primera etapa televisiva en España, nos hicieron reír, cantar y disfrutar de lo lindo.
Fofó, repentinamente, nos dejaba en 1975, y un helado vacío ahogaba nuestros jóvenes corazones, sólo comparable, años después, a la muerte televisiva de Chanquete en «Verano azul», la serie de Antonio Mercero.
Aún me acuerdo de las palabras, llenas de lágrimas, de un emocionado Gaby anunciando que Alfonso Aragón Bermúdez, su hermano, había muerto.
Y pasaron los años, esos niños fueron creciendo, pero no olvidando. Entonces, llegó 1995 y, como rezaba el editorial de una conocida publicación, «Gaby se fue con los primeros fríos de enero». Gabriel Aragón dejó huérfano a su pequeño saxo.
Emilio Aragón continuó, con su hija Rita Irasema, haciendo lo que mejor sabía hacer: brindar felicidad y alegría a los pequeños y no tan pequeños con su grato y tierno humor.
Escritor, compositor, músico, prolífico en todas sus facetas... hasta el final.
En el cielo una puerta se abrió. Y tras ella unos sonrientes Gaby y Fofó con los brazos abiertos para abrazar a su hermano, que porta su inseparable acordeón.
Ya están juntos de nuevo, ya están tocando sus instrumentos y haciendo reír a todos los niños del cielo.
Miliki, hasta siempre, por siempre. Gracias por hacernos sentir un poco más felices.
Juan Ángel Moreno
Oviedo
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