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Una Nochevieja en el Hospital

6 de Enero del 2013 - Magdalena Carbajal Fernández (Oviedo)

Esta Noche Vieja he tenido la desgracia de tener que ir a urgencias por un fuerte dolor en el pecho. Pasé primero por el centro de salud de la Lila pensando en no entorpecer las urgencias del hospital por algo nimio. Después de atenderme y explorarme concienzudamente y con un trato modélico, me desviaron a urgencias del hospital de Oviedo, por precaución.

En el hospital me atendieron de inmediato. A pesar de ser una noche especial, en la que la mayoría de nosotros descansamos y estamos de fiesta, los profesionales que estaban allí trabajando lo hacían con eficiencia, alegría, con mimo y hasta con cariño. Me examinaron hasta que no les quedó ninguna duda de que no tenía ningún problema cardiaco. Y todo ello, repito, con cariño y dedicación.

Me estoy imaginando que estos profesionales tuvieran que estar sometidos, no a atender nuestra salud como creen más conveniente, sino a los designios de algún empresario de la eficiencia y la eficacia, con algún economista como gestor, para los que lo importante es que el gasto y el beneficio. Al ya estresante trabajo de cuidar de nosotros, les añadiríamos unos sueldos ridículos y unas condiciones de trabajo penosas en las que además deberían controlar las pruebas que nos hacen, porque igual resultan excesivamente costosas.

Gracias a todos por el sistema sanitario que tenemos, que hemos pagado y construido entre todos. Gracias al personal tan humano que trabaja en nuestros hospitales y centros de salud, profesionales que se rifan nuestros vecinos europeos por su gran competencia y sus conocimientos que la mayoría adquirió en nuestro sistema educativo público.

Gracias, una y mil veces, a nuestro personal médico, personal de enfermería, personal auxiliar, de limpieza y mantenimiento; por su cariño y su eficiencia, por su gran humanidad.

Nuestra vida importa, los seres humanos importamos y nuestra salud está en sus manos y nos tenemos que poner incondicionalmente en sus manos. No puedo pensar en que mi salud sea un negocio. ¿Cuánto me queda de vida en esas circunstancias?

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