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La masonería y Dios

31 de Marzo del 2013 - Víctor Guerra (Gijón)

Realmente cuando se leen este tipo de titulares uno no sabe si es que el profano periodista ha cogido el rábano por las hojas o ha sido una astuta maniobra de entregarle de esa manera el rábano esperando que ello contribuya de manera efectiva a eso de barrer para casa.

Y es que el titular que se dio o se escribió en una entrevista en la sección «Conversaciones en Primavera» con el francmasón Jesús Soriano, Soberano Gran Comendador General del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, vinculado a la Gran Logia de España, padece de una miope mirada; por un lado, porque a estas alturas de la historia no se puede hablar de Masonería, sino de Masonerías, y no se puede poner de pronto a primeras eso de entrar en masonería es la creencia en un Dios, porque la masonería es además otros muchos, una sociedad fraternal donde se pueden hacer buenos amigos, y ejercitar la beneficencia, puede ser todo ello..., pero lo que sí es seguro es que es un fuerte compromiso intelectual.

Pero para explicar el porqué de ese titular habría que decir que:

Hay un masonería llamada «regular y dogmática» en la cual es condición «sine qua non» ser «creyente y por tanto tener un Dios» entre otras cuestiones que se exigen y que rigen los distintos landmars que demandan algo más que una simple creencia y que a nivel mundial representa la Gran Logia de Inglaterra; y luego hay otra gran familia masónica, la denominada «liberal ya dogmática», en la que no es necesario la creencia; es más, llega a tanto el respeto, que a nadie que entre en esa masonería se le preguntará si cree o dejar de creer, ya que ello compete al ámbito personal del individuo, esta masonería en el continente europeo estaría representada por el Gran Oriente de Francia.

Decir que casi siempre con este tipo de entrevistas pasa lo mismo, y al final cuando uno lee el resto de las afirmaciones del entrevistado uno se da cuenta de que no ha sido un desliz del periodista, sino que hay un pretendido deseo de patrimonializar el hecho masónico para su propio lindero.

Y digo esto porque en España la mayoría de los masones pertenecen a la rama «creyente», o sea, a la llamada «regular dogmática» que capitaliza casi en solitario una sola Obediencia la Gran Logia de España; pero en el otro lado de la balanza, hay otra masonería más estratificada en distintas Obediencias, en la que no es necesario ser «creyente» y se denomina: «Masonería liberal y adogmática», y si quitamos los Hermanos ingleses y alemanes bajo el auspicio de la Gran Logia de España, pues digamos que esa masonería liberal adogmática, que no exige la creencia, casi que podemos decir que es mayoritaria, aunque más estatificada.

Pero no sólo es eso, sino que esa masonería que se presenta como «cenital» por parte de Jesús Soriano no es precisamente la que se enraíza, al menos en la masonería azul, con la tradición masónica española y asturiana de nuestra historia hiramista más inclinada hacia las tesis liberales, y que durante el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX digamos que mayoritariamente era más tendente hacia un claro anticlericalismo, que hacia la creencia en «divinidades» tal y como Jesús Soriano, que además se contradice con lo que fueron manifestando las distintas logias en sus aposturamientos, y hasta sus grandes maestres, como el caso de Alberto de Lera, o personajes masones como Melquíades Álvarez, mientras estuvo en masonería, de huir de esa «divinización masónica».

No se puede negar que el tema de la deidad, y del GADU, es un tema central, como así vengo exponiendo en los blogs que edito, «Masonería Siglo XXI», en los cuales queda patente que hay muchas estructuras masónicas que han obviado ese tema del GADU ya desde 1877; es más, en estos momentos en el blog «Rito Francés», estoy publicando «El GADU en la tradición masónica francesa, problemas históricos y malentendidos», pero aunque la masonería «regular» se empeña en poner ahí el acento, éste está por encima de todo en el compromiso intelectual que se le pide al profano cuando entra en masonería, y además ese quehacer y preocupación luego van a tener ese respaldo en las temáticas que se tratan en las tenidas, y que el propio entrevistado apuntaba de compromiso social.

Víctor Guerra,

maestro masón e historiador del CEHME, Gijón

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