Más reciclar y menos incinerar
Tras sólo 30 años, el valle donde se encuentra el vertedero central de Asturias está prácticamente lleno. No es sorprendente: según Cogersa, de las 490.000 toneladas/año de residuos urbanos, sólo se composta un 4%, y un 23% (sobre todo papel) se envía para su reciclaje a los SIG –sobre los cuales se ha demostrado que inflan las cifras de reciclaje, pues al ser éstos los mismos fabricantes de envases, les conviene no reciclar y quedarse con la tasa que para ello pagamos al comprar el producto.
Llegado este momento, se lanza el Plan de Residuos de Asturias 2014-2024. Pudiera ser el momento en que Asturias comience una etapa más positiva en materia de reciclaje. El PERPA nos reconforta reiterando la jerarquía que dice defender: 1.º la prevención del residuo, 2.º la reutilización, 3.º el reciclaje y 4.º la revalorización energética (incineración) 5.º la eliminación; siempre según los principios de precaución, sostenibilidad, viabilidad económica, protección de recursos, la transparencia y la participación y apoyo ciudadano.
¡Qué gran sorpresa cuando se descubre maquillada tras palabrejas y cientos de páginas que la prioridad del PERPA es construcción de una incineradora que quemará 340.000 toneladas de CSR –nombre bonito para referirse a la combustión de residuos varios, sobre todo plásticos– que pagaremos íntegramente ciudadanos y ayuntamientos con una subida de tasas del 400%.
Si la prioridad es alcanzar las cifras de reciclaje acordadas por la UE, ¿por qué invertir tanto dinero en una incineradora con capacidad para quemar la mayoría de los residuos urbanos? ¿Acaso no ha estudiado la señora consejera casos ejemplares de reciclaje como Flandes o Treviso? ¿Acaso ignora que hay una activa asociación de ganaderos, agricultores, vecinos y ecologistas que se oponen a tal proyecto desde hace más de tres años?
Con el nuevo modelo no sólo las cifras de reciclaje seguirán siendo las mismas, o peores, si no que además vamos a pagar con nuestros bolsillos, nuestra salud –y ganaderos y agricultores con su trabajo– la chapuza de la Consejería de Medio Ambiente. Son bien conocidos tanto los efectos nocivos de las dioxinas como su influencia de largo alcance por bioacumulación a través del agua, ingesta de lácteos, carne y leche materna; también sabemos que lideramos en España los índices de cáncer. O bien la señora consejera es la de Anti-Medio Ambiente, o mejor se dedica a otras cosas, pues se me ocurre que con el dinero de la incineradora casi cualquier otra opción es mejor que la propuesta por el PERPA.
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