La luz y el túnel
Por más que algunos se empeñen en querer ver la luz al final del túnel, no es así. Es justo, todo lo contrario. La oscuridad y las sombras nos acompañan como posesas. Todos aquellos conceptos que nos aseguraban un acercamiento al progreso, resultaron ser ilusas sombras que emulaban a una falsa realidad. Se inventaron un sistema para sacarnos de la ilusión, y así mostrarnos la evidencia de lo auténtico, pero en los cálculos han debido errar la fórmula, porque nos encontramos en el lado opuesto de ese ambicioso proyecto económico y social. Seguimos en la caverna de Platón; viviendo de la ilusión de las sombras. Para todos aquellos que creyeron haber encontrado la libertad, de nuevo les espera su grillete en el fondo de la cueva. Hemos sufrido un fugaz y cegador relámpago de luminosidad, que ha durado un abrir y cerrar de ojos, y cuya carga, convertida cual rayo, ha sido capaz de chamuscar todos y cada uno de los avances económicos y sociales, tan costosos de alcanzar. Lo ideal sería que, en el túnel nunca desapareciera la luz por completo; al margen de su intensidad.
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