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Defensores de lobos

6 de Agosto del 2013 - César José Llanes (Cabruñana, Grado)

Últimamente son muchas las personas que, bien a título individual o colectivo, nos dicen al resto de los mortales lo que tenemos que hacer y lo que tenemos que pensar.

En este caso son los expertos en el medio ambiente y benefactores de ciertos animales salvajes (aunque ellos luego no tengan ni un perro porque les molesta) generalmente viven en la ciudad y en algunos casos son desertores del medio rural, es decir, no predican con el ejemplo, el jardín del parque se lo cuidan desde el Ayuntamiento.

Estas personas se proyectan ante la sociedad como los grandes benefactores de aquellos animales, que por el daño que hacen a una determinada población no son bien vistos, quedando para el resto de la población una postura mas poética.

En definitiva, la opinión de estas personas siempre es la opinión de personas no afectadas por los daños de estos animales. Hacen historia y algunos demonizan a los humildes pobladores de las zonas rurales de principio del siglo veinte, por matar de diferentes maneras a los animales salvajes, simplemente porque les comían unas ovejas, burros o cabras. Estas personas, consciente o inconscientemente, no se paran a pensar (yo creo que inconscientemente) que una oveja significaba un litro más de leche al día para alimentar a sus hijos, el burro significaba quedarse si la posibilidad de trabajar la tierra, por lo tanto pura subsistencia. Posiblemente esas circunstancias par ellos no tengan importancia.

Esa poética admiración por estos animales sólo pone de manifiesto la ignorancia de la realidad de aquellos momentos por parte de los que hablan así, y en cierta manera de estos momentos también. Porque proteger excesivamente a este animal es despoblar de animales domésticos en Asturias, con todo lo que esto significa.

Hace unos días leí en LA NUEVA ESPAÑA algunas opiniones del señor Polledo en las que aseguraba que las muertes de las ovejas en una finca de Cabruñana no habían sido producidas por lobos sino por perros. Me doy por aludido al ser el único en Cabruñana que, desgraciadamente, tuve, por tres veces, que enfrentarme al dantesco espectáculo de ver una verdadera carnicería alrededor de la casa. En total fueron 35 reses entre ovejas y corderos y además estaban haciendo una labor muy importante, conservar Asturias sin bardón, que es para que yo las quiero, pero también considero que tienen derecho a la vida por lo menos tanto como el lobo.

Naturalmente esta persona, o es un ignorante atrevido sobre la materia, o es un superdotado que sin estar aquí es capaz de hacer tal aseveración. Esta persona no necesita ver los cadáveres de las ovejas, ni las huellas de los animales que las mataron, ni la forma en que fueron degolladas, de ver restos de sus pelos en los alambres, ni de ver por dónde entraron, ni por dónde salieron. Esta persona tiene mucho mérito: desde Oviedo, en su casa, durmiendo, es capaz de asegurar que a mis ovejas las mataron perros.

En su escrito pone de manifiesto el más absoluto desprecio a las personas que sufrimos el daño de estos animales, que somos las que les damos de comer, porque con la comida que les dan sus defensores se morirían de hambre. Además se atreve a decir que el lobo es un animal maltratado y que los ganaderos son unos mentirosos; o sea, estamos manteniendo a los lobos y encima tenemos que aguantar a personas como usted. Deplorable.

Para que en lo sucesivo tenga más elementos de juicio y no vuelva a faltar a nadie, le voy a decir lo siguiente: 1) hay muchas formas de saber si son lobos: en primer lugar viéndolos (yo al final de la matanza los he visto, porque vivo allí y estuvieron a 10 metros de la casa). 2) Los lobos, cuando tienen comida, son capaces de comer hasta 5 kilogramos de carne, y luego, cuando llegan a su guarida, la devuelven para comerla más adelante. En este caso, para salir, lo mismo que para entrar, tenían que saltar una valla y, como llevaban mucho peso, vomitaron parte de la carne hasta que pudieron saltar. Estos trozos de carne junto a la valla delatan que salieron por allí; además se sabe aproximadamente cuántos eran. Mataron la primera vez 17 ovejas y corderos, comieron oveja y media, unos 15 a 20 kilogramos, con lo cual podrían ser unos tres lobos.

No obstante, si para usted esto no es suficiente, para demostrarle que hay lobos por aquí le invito a venir por la noche, esconderse cerca de la valla y, si viene unas cuantas noches, seguro que los va a ver. En ese momento puede usted salir fuera de la valla y mirarlos a los ojos como dice que hizo una vez. Los ojos de los lobos por la noche se ven muy bien. Esperemos que no tengan mucha hambre.

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