Vesuvius, una vida paralela y corta
Desde hace diecinueve años trabajo en Vesuvius. Me paro a pensarlo una y otra vez y me doy cuenta de que estos años han transcurrido muy rápido, o quizá no.
Y es que yo, como muchos de mis compañeros, he crecido paralelamente a Vesuvius, nos hemos formado en la vida con Vesuvius y nos hicimos mayores junto a Vesuvius.
Llegué siendo un chaval, en el apogeo de la juventud, y me encontré con una nueva empresa que nadie, fuera de su ámbito, conocía ni sabía a qué se dedicaba; no era fácil explicar a mi familia y amigos qué era lo que allí se hacía; con el paso del tiempo fueron comprendiendo que hiciésemos lo que hiciésemos era algo importante. ¿Cómo llegaron a esa conclusión?, es sencillo: yo era feliz allí y eso era suficiente.
Los primeros años los recuerdo especialmente gratos; trabajábamos duro, apenas seríamos una docena de personas y había muy buena armonía. Dentro del proceso productivo hacíamos cosas relativamente sencillas no exentas de ser una novedad para nosotros y eso nos incentivaba aún más, teníamos ganas de aprender y de hacer las cosas bien.
Con el paso del tiempo aumentaron el trabajo y, consecuentemente, la plantilla.
¡Ya se trabajaba a dos turnos! ¿Seríamos capaces de asumir este nuevo reto? La respuesta nos llegó con la Certificación de Calidad ISO 9000, y premios a la «Calidad empresarial».
Se hicieron importantes inversiones en la empresa de manera que se aumentó su capacidad, crecíamos y empezamos a trabajar a tres turnos, ya éramos unos cincuenta. Se conseguían nuevas certificaciones en Medio Ambiente ISO 14000 y en Seguridad OSHAS 18000. Éramos la primera empresa asturiana en obtener todo esto y nosotros mismos nos dedicábamos orgullosamente a pregonarlo en todos los ámbitos. Mientras tanto, por supuesto, seguíamos con nuestro buen hacer y trabajo.
Durante este tiempo, unos hemos creado nuestra propia familia, otros se han retirado, y alguno, desgraciadamente, ha fallecido; todos hemos sido parte de Vesuvius y Vesuvius ha sido una parte muy importante de nuestra vida.
Nuestra gran duda, de cumplirse los malos augurios que nos rodean, es ¿cómo será «todo» ahora?
Juntos hemos envejecido, nadie lo cuestiona, pero ¿19 años de existencia son suficientes para finalizar una vida? No, rotundamente no. En ningún caso.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo