La Nueva España » Cartas de los lectores » La broma de la toponimia de Boal

La broma de la toponimia de Boal

26 de Febrero del 2014 - Natalia Jardón Pérez (Boal)

Los asturianos sabemos mejor que nadie el valor de las raíces: las mías están en un pequeño concejo del marginado Occidente, antes conocido como Boal, y de cuyo nuevo nombre no quiero acordarme.

Acostumbrados como estamos los vecinos de Boal a no figurar en los archivos de Oviedo (salvo para la puesta en marcha de algún centro de interpretación del carro del país), la publicación del BOPA del pasado 20 de febrero en la que se recogen los cambios en la toponimia oficial del municipio no deja de ser una broma de mal gusto y un ejemplo más del despropósito político que acelera la ruina del ámbito rural en Asturias.

Mi denuncia pretende ir más allá de la repentina imposición de un topónimo fruto de una política lingüística voraz, decisión tomada sin un debate previo y sin tener en cuenta los intereses de los vecinos; en resumidas cuentas, un abuso de poder que, al igual que un iceberg, deja parcialmente oculta su verdadera extensión. Si seguimos ignorando la desacertada actuación política con respecto a las zonas rurales, no tardaremos en ver nuestros pueblos convertidos en una mezcla de vida natural (lobos, osos y otras fieras) e impenetrables áreas de monte tras el éxodo forzado de todo aquel que un día pensó en hacer algo por la tierra que nos vio nacer.

En manos de las pequeñas comunidades está la posibilidad de revertir esta deriva político-social: me dirijo especialmente a aquellos jóvenes que, como yo, han crecido conforme a los valores de una sociedad rural y perciben ahora la apatía general y el desinterés de la Administración por estas áreas.

Hay asuntos que requieren legislación urgente: un proyecto que impulse de una vez por todas la ganadería y la agricultura, y que permita controlar la población de lobos; más recursos para la escuela rural, y con ello no me refiero a imponer más clases de fala o talleres artesanos. Una asignatura esencial en las escuelas de países como Finlandia es el mostrar a los niños cómo aprovechar los recursos naturales de los que dispone su comunidad, para que en un futuro ellos puedan hacer uso de las posibilidades que ofrece el medio. Si no se fomentan la creatividad ni la iniciativa en jóvenes que serían excelentes ganaderos, madereros o ingenieros forestales, es, en gran medida, porque no interesa que las haya.

Eso sí, la política lingüística que no falte. En cierto pasaje del maravilloso libro de Brian O'Nolan "La boca pobre", escrito durante la época de fiebre por la revitalización del gaélico irlandés, muchos estudiosos llegaban de Dublín a los pequeños pueblos para grabar y recoger el habla de los paisanos, y dado que estos a menudo eran parcos en palabras, los enviados solían pagar cervezas hasta que sus informantes abandonaban todo reparo. Un estudioso, algo corto de vista, salía satisfecho del bar tras grabar una hora completa de conversación. "¡Vaya! -pensaba-, esto tiene que ser gaélico auténtico, pues apenas he entendido su discurso". Lo que nunca supo el desdichado es que lo que él llamaba discurso eran los gruñidos de un cerdo. Cuando Boal se quede sin gente, van ser os cochos os que falen.

Cartas

Número de cartas: 45133

Número de cartas en Abril: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2037

Número de tribunas en Abril: 6

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador