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El huevo o la gallina

27 de Marzo del 2014 - José Enrique Centén Martín (Sieteiglesias (Madrid))

Siempre el mismo dilema, los salvajes acontecimientos acaecidos tras las Marchas de la Dignidad hace que volvamos a preguntarnos qué fue primero, el huevo o la gallina.

Es reprobable la conducta de unos, como anteriormente la de los coeficiente cero en las distintas represiones de manifestaciones pacíficas, con un saldo abrumadoramente mayor de salvajismo de las fuerzas de orden, siempre justificadas y jaleadas por los voceros de amantes del palo y tente tieso seguidores de Maquiavelo cuando escribió: es mucho más seguro ser temido primero que amado, cando se tiene que carecer de una de las dos cosas, esos añoran la dictadura, están en contra de una democracia real y participativa, donde las fuerzas del orden sean parte de la ciudadanía para protegerlos de delincuentes habituales, y de los de cuello blanco que gobiernen. Creen poseer una Guardia de corps a su servicio, cuerpo de élite adiestrado siguiendo los cánones de antaño, aplauden cuando reprimen a los ciudadanos, pero críticos cuando son investigados. En España aún perdura en el subconsciente de la población el papel que representó la fuerzas policiales en el antiguo régimen, vemos con envidia como en otras naciones hay un respeto a ellas, respeto que se han ganado con los años y el trato a la ciudadanía, países que tienen fuerzas antidisturbios, y en contadísimas ocasiones actúan como aquí, están formados para ello, aquí se les adiestra de forma paramilitar, con la función de apalear, no es lo mismo formar que adiestrar; W. Benjamin lo definió perfectamente: el militarismo es la obligación del uso universal de la violencia como medio para los fines del Estado. La policía resulta particularmente arbitraria e instrumental, y por lo tanto extramoral, en las democracias, una vez liberada, quién sabe si contra natura, de la legitimación que el déspota ilustrado o el monarca absoluto le conferían.

Este gobierno jaleado por los intransigentes, pretenden la instauración del derecho, como una instauración del poder y, por tanto, es un acto de manifestación inmediata de violencia. Donde la violencia jurídica reproduce el modelo de los intransigentes, estos con la misma pasión que aplaude sus leyes, son capaces de admirar y aclamar al criminal que la ejecuta.

La represión ejercida por este gobierno, no es solo policial, sino social por la pérdida de derechos, el paro acuciante, la subida de impuestos, la ayuda a la banca y a la patronal, la corrupción, la privatización de lo público, los puestos de trabajo de políticos en empresas favorecidas por los corruptos Todo ha hecho que los ciudadanos salgan a la calle de forma masiva y pacífica, pero siempre existirán los desesperados, los que no tiene nada que perder, los que una y otra vez han visto personas como ellos, apaleados, torturados, incluso niños, ancianos, personas en silla de ruedas, otros con la pérdida de visión o de testículo por las pelotas de goma, cuando no muertos, y los culpables eximidos de responsabilidad. Por lo tanto no es extraño que se organicen para responder y liberar todo el odio hacia los gobernantes y políticos malhechores, enfrentándose a la carne de cañón de ellos que sufrieron las consecuencias, nadie dice de qué manera y donde se inició. Esa Guardia de corps se ha visto desbordada por las contradicciones de sus mandos, les han traicionado al dar orden de que se repriman, son unos hipócritas sin escrúpulos, los han utilizado como víctimas buscando mártires para exacerbar aun más el odio a cualquier tipo de manifestación, esa obediencia debida y ciega es la que deben de rehusar recapacitando y pidiendo explicaciones, están para proteger a los ciudadanos, no para servir a los carroñeros y corruptos.

Bibliografía:

Crítica de la violencia, Walter Benjamin, Edit. Biblioteca Nueva, 2010, pp 27, 31, 97

El Príncipe, Nicolás Maquiavelo, Edit. Alba Libros S.L., 2001, Capítulo IV página 256

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