1914-2014. De las trincheras a las urnas
Llegan las próximas elecciones al Parlamento europeo en un momento en el que está bajo mínimos el entusiasmo de los ciudadanos por la Unión Europea. La gravedad de la crisis, la desafección por la política, la falta de un norte o un liderazgo claro en Europa, y la visión de ésta como madrastra que sólo exige recortes, parecen haberse llevado la ilusión y el orgullo de ingresar en su seno.
No corren buenos tiempos para quienes defienden la causa europea. Gana terreno el discurso siempre fácil y atractivo del no, todo está mal, esto no sirve... que encuentra un aliado en el vuelo rasante que suele ser nuestra política nacional, tan necesitada hoy de consensos básicos como de nuevas ideas que ilusionen.
Y, sin embargo, mirando con perspectiva histórica, cuando pronto se cumplen cien años de aquella monstruosa I Guerra Mundial, en la que una Europa enloquecida sembró de muerte los campos de Flandes y Francia, no puede por menos que agradecer lo que supone estar participando del milagro que significa la Unión Europea.
Éste es el mensaje básico que quisiera transmitir con los alumnos de cuarto de la ESO y primero de Bachillerato del IES Leopoldo Alas «Clarín» de Oviedo, que participamos por estas fechas en el concurso Euroscola organizado por el Parlamento Europeo con el fin de difundir su realidad y los valores de la Unión Europea. Un mensaje que podría concluirse en tres palabras: conocer, valorar, participar.
La importancia de conocer la realidad de la UE, sus países e instituciones, su significado histórico, sus valores y principios, sus logros, retos, fracasos... Tengamos, por ejemplo, en la memoria a aquellos jóvenes que en 1914 acudían con entusiasmo a la guerra, pobres víctimas de un tiempo que los educó en el fervor patriótico frente al vecino, y comprendamos cómo el mismo lema oficial de la UE, «Unidos en la diversidad», explica el porqué de estas seis décadas de paz y prosperidad en Europa que le valieron el año pasado el premio Nobel de la Paz.
Y conocer para saber valorar lo que tenemos. El aprendizaje ha sido muy costoso. De aquella Europa atrincherada a nuestra Europa sin fronteras. De la crueldad del gas venenoso en la batalla, a la Europa de la Carta de los Derechos Fundamentales. Del horror del Somme, Verdún, Marne, Ypres... a los acuerdos en Roma, Maastricht, Schengen y Lisboa. Del desarrollo tecnológico para la guerra, al estudio compartido del acelerador de partículas. Y, en especial, del revanchismo del fin de la Gran Guerra, que alimentó la catástrofe del nazismo y acabó haciéndola pequeña, al convencimiento de que el futuro pasa por construirnos juntos, como proclamó el entonces ministro francés de Exteriores Robert Schuman en su célebre declaración del 9 de mayo de 1950, abriendo el camino a una nueva Europa.
Por lo demás, no nos equivoquemos. Con todas sus imperfecciones y contradicciones, Europa es seguramente el lugar del mundo donde se ha logrado la mejor suma de derechos, libertades y bienestar social para una mayor población. El mejor futuro, empezando por los propios europeos, pasa por más Europa.
Pero todo ello exige participar. Sin los ciudadanos, la Unión Europea es un espejismo. Y es quizás en estos momentos de crisis y escepticismo, donde es crucial la participación ciudadana. Hay que implicarse, ejercitar el voto, pedir explicaciones, defender los fundamentos de la Unión Europea, arriesgarse a proponer cambios, opinar sobre la Europa que queremos... La Unión Europea es un buen invento, una idea que hay que defender. No cabe dejarse llevar por la pasividad o resignarse a vivir desde la queja.
La pequeña experiencia que comparto con mis alumnos en el programa Euroscola nos ha permitido contactar y conocer un poco más de cerca a algunos eurodiputados. Tenemos buena gente en nuestros políticos. El sistema necesita mejoras, pero merece y necesita nuestro apoyo.
Aprendamos, en todo caso, a reconocer, como decía Marie Curie, que el progreso nunca es algo fácil ni rápido. Y en este año 2014 de recuerdo necesario a quienes ya no pertenecen a ningún bando, sino que son víctimas de todos, rindámosles honor de la mejor manera: in memoriam, vota Europa.
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