TDAH agotador
Todos los días cuando me levanto pienso en lo mismo: "¿Qué me depara el día hoy? Y es que cuando se tiene un niño con déficit de atención tienes que estar preparada para todo. Hoy tiene Educación Física (me tengo que acordar de meterle la camiseta para cambiarse), también Lengua, Plástica, Inglés, a ver, sí, eso lo tiene dentro de la mochila; cariño, acuérdate de anotar en tu agenda, le digo; sí, mami, me contesta, y le doy su besito correspondiente cuando sale por la puerta para ir al cole, pero, como de costumbre, voy a su dormitorio para asegurarme de que no se haya dejado nada y... veo la agenda, puf, corro a llamar por teléfono a mi marido para que de la que sale del garaje pare y yo se la tiro por la ventana envuelta en un periódico y metida en una bolsa para que no se deteriore.
Hace unos días una conocida me preguntó cómo me iba, que tal mis hijos, y yo le contesté: bueno, los niños muy bien, pero yo... agotada psicológicamente, le dije. A esto, ella, que se supone que sabe con lo que yo vivo, me dice: ¿y eso? ¡Pero si tu hijo sólo tiene déficit de atención!
Esto es lo malo. Muchas personas piensan que es una invención farmacéutica, de los padres, psicólogos, y por eso nosotras, las familias de niños con TDAH, nos agotamos tanto. Porque siempre tenemos que ir disculpando los comportamientos de nuestros hijos y explicándolos una y otra vez. Tenemos que estar todo el día recordando que tienen un trastorno neurológico, un trastorno que les impide prestar atención, que les impide darse cuenta de muchas cosas, pero, a su vez, se dan cuenta de otras muchas que desde muy pequeños están sufriendo. Y es que todo lo que conlleva ese trastorno no sólo lo sufren ellos, sino todas sus familias.
¿Sabéis que es lo más difícil de todo? El poder responder a cada una de las preguntas que nuestros pequeños nos exponen día a día y, sobre todo, al final de cada día ver toda la presión a la que hemos sometido a nuestros hijos.
¿Cómo os sentiríais vosotros si vuestros jefes estuvieran todo el día encima vuestra de esta manera? Pepe, escribe esto; Pepe, no te muevas mientras lees eso; Pepe, no saltes; Pepe, no hables tanto; Pepe, no corras , Pepe come ,Pepe que te comas eso, Pepe que atiendas , Pepe atiende, Pepe mal; Pepe, qué mal; Pepe, vuelve a hacerlo; Pepe, por Dios, para ya, y así desde que os levantaseis hasta que os acostaseis, en casa, en el trabajo, en el gimnasio...
¡Puf! Tiene que ser un horror, y lo es.
Nuestros pequeños son mucho más que niños movidos, inatentos, impulsivos; son cariñosos, creativos, sensibles y, sobre todo, con un gran corazón.
¿Qué buscamos para nuestros hijos en la vida? Yo, personalmente, busco que sean personas respetuosas, humildes, honradas. Porque ¿qué más da si son exitosas en sus estudios y posteriormente en sus trabajos si al final de la jornada han sido personas irrespetuosas, egoístas?
En su día un buen maestro nos dijo a mi marido y a mí que no nos fijásemos tanto en los resultados académicos, que él lo que quería formar era una buena persona, y tenía razón. Desde ese día nosotros intentamos crear hábitos, rutinas y, sobre todo, buenos recuerdos.
Creo que nuestros niños con TDAH quizá parezcan, en ocasiones, ese segundo tipo de personas irrespetuosas, pero lo único que hace falta es que por parte de los profesionales, amistades, familiares y demás personas cercanas a ellos haya un poco más de interés por este tipo de trastorno que pasa muchas veces desapercibido o confundido con una mala educación y que es mucho más que eso. Porque si no es tratado, adaptado y, sobre todo, comprendido, puede llevar a desencadenar en nuestros hijos una baja autoestima, depresión, ansiedad, que con el paso del tiempo será muy difícil de mejorar.
Bueno, sólo creo que tendríamos que tener todos un poquito de comprensión con estas pequeñas grandes personas que si nos adentráramos en su vida podrían enseñarnos muchísimas cosas; y si no me creéis, leeros la vida de Albert Einstein.
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