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Carta abierta de un sacerdote secularizado al señor arzobispo

6 de Diciembre del 2014 - Jesús González Lobo (Oviedo)

Querido don Jesús: en respuesta a la carta que le envié junto con el libro escrito por mí “Principales religiones del mundo y Vademecum de la religión cristiana” me remite usted otra que comienza con el siguiente encabezamiento: “Querido hermano D. Jesús”.

El encabezamiento no solo me ha gustado por lo que dice sino también por lo que puede suponer. En primer lugar, lo considero como reconocimiento de una verdad que ya aparece en la sagrada escritura: “Semel sacerdos, sempre sacerdos”, es decir, que me considera tan sacerdote como usted mismo.

En segundo lugar, porque creo que usted ya ha superado el pensamiento y el modo de actuar del Papa Pío XII: “Urantur” fue la palabra que dijo cuando le preguntaron cómo actuar con los sacerdotes secularizados: “que ardan”. Esta palabra también aparece en la escritura de San Pablo: “Melior est nubere quam uri”, es decir, “mejor casarse que abrasarse”. Pío XII, de la palabra “uri” sacó, inteligentemente, la palabra “urantur”. “Uri” significa “quemar” y “urantur” significa “que se quemen”.

Desde el tiempo en que yo era delegado de vocaciones, nunca me cayó bien el papa Pío XII, y nunca la iglesia se propuso proponerle para beato y, consecuentemente, tampoco para santo.

Completamente diferente habría sido la actitud de SanFrancisco, fundador de la congregación a la que vuestra ilustrísima pertenece, los franciscanos. En cierta ocasión le preguntaron qué actitud tomaría si se encontrara con un sacerdote pecador público. SanFrancisco dijo: “correría hacia él, me pondría de rodillas, cogería sus manos y las besaría”.

Don Jesús, en cierta ocasión, un sacerdote dominico, el señor Riopedre, fue enviado a prisión a consecuencia de un acto de corrupción que se cometió en la Consejería de Educación de Asturias. Usted fue a visitarlo y yo me alegré mucho, de tal manera que le envié unas letras de felicitación. Creía que usted lo hacía porque se trataba de un sacerdote secularizado. Al mismo tiempo me ofrecí a trabajar en favor de unos 200 sacerdotes secularizados. Usted me contesta muy diplomáticamente que rece por las vocaciones sacerdotales.

Luego sucedieron una cantidad de casos en los que usted empleó más el báculo que el evangelio, olvidándose de que “más vale una gota de miel que un barril de hiel”. El número de sacerdotes afectados fue incrementándose. El primero que entonces llamó la atención fue el caso del párroco de la Manjoya y así se sucedieron innumerables casos, llegando a ser trasladados de un sitio a otro hasta tres veces en el mismo año. Parece que usted juega con los sacerdotes como si se tratara de una partida de ajedrez. En este juego hay de todo: rey, reina, dama, alfil, caballo y peones, pero usted, poco a poco va perdiendo la partida. El último que yo conozco es el párroco de Moreda. Vamos de un Arturo de la Manjoya a otro Eduardo de Moreda. Con este conviví en el Instituto Galileo Galilei de Navia. Él era coadjutor de Boal y bajaba a dar clases de Navia donde yo daba clases de logopedia en el mismo instituto. Ahora lleva enMoreda unos veinte años. Usted le propuso cambió, él pidió tiempo para celebrar las bodas de plata en Moreda. Total, que no hay acuerdo. Otro sacerdote quasi-quemado “et sic de ceteris”.

Querido Don Jesús, para mí, los sacerdotes, como usted escribe en la tarjeta que me envió, son mis queridos hermanos, con todas las consecuencias que esto lleva consigo. Es una pena que tantos hermanos sacerdotes estén quemados, sufran ellos y sus familias. Esto perjudica a la Iglesia, perjudica a las vocaciones. Gran parte del clero diocesano está en tensión, con las espaldas abiertas.

Usted tiene consigo, como cooperadores, sacerdotes muy competentes, sabios y santos. La archidiócesis ha tenido como pastores a los arzobispos Lauzurica, donSegundo, arzobispo coadjutor, don Vicente Tarancón, donGabino Merchán y donCarlos Osoro. Yo he convivido con todos y de todos tengo un grato recuerdo. Siempre han sido con los sacerdotes no solo amigos, sino también padres.

Es una pena que ahora se respire un ambiente de angustia, preocupación, expectativa e incluso miedo. En algunas familias se respira una negativa posición al fomento de vocaciones. No quieren enviar a sus hijos al seminario, con el miedo de que sus hijos se encuentren el día de mañana no con un obispo padre y amigo, sino un obispo cuasi-dictador que le amargue la existencia.

DonJesús, en mi libro, aparece en algunos momentos –unas veces directa y otras indirectamente– una queja sobre este acuciante problema. Y como no quiero extenderme más, sólo le ofrezco estas ideas que no son propiamente mías: “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. Y recordando a Teresa de Calculta, estos pensamientos suyos: “El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz”.En resumen, silencio, oración, fe, amor, servicio y paz. La comunidad cristiana de Asturias, junto con sus sacerdotes, piden, esperan e incluso exigen de sus pastores obispos más comprensión y más amor.

Arturo García, el cura moscón, vuelve a decir misa.El arzobispo Jesús Sanz le retira la suspensión “a divinis” ¡Aleluya!

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