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Feve: Don Erre que Erre

29 de Diciembre del 2014 - Carlos García Alcalde (Gijón)

La crisis de pasajeros que soporta actualmente Feve no se debe, como falsamente se afirma por algunos, a la crisis económica o al alejamiento de la estación del centro de Gijón. Esto último es un factor que ha influido, pero es uno más, no el fundamental de por qué la compañía no tiene clientes.

Hay una película, titulada “Don Erre que Erre”, una españolada, que protagoniza el fallecido actor Paco Martínez Soria. El personaje porfiaba y porfiaba, aunque no tuviese razón, pretendiendo tenerla, a pesar de los argumentos sensatos que se le daban, aunque para ello tuviese que agotar al más paciente de los mortales. Invitamos a la dirección de Feve (hoy integrada en Renfe), sindicatos y sus trabajadores a que la vean.

La caída de pasajeros de Feve se debe, fundamentalmente, a que da servicios con paradas y tiempos de la época del dictador Franco y no acordes al siglo XXI. La población del área central asturiana demanda que la compañía se amolde a los usuarios del ferrocarril, y no justo al revés, como sucede ahora.

En la línea Gijón-Laviana, hace cincuenta años, si un ciudadano se sentaba con el dictador Franco y hoy lo hace con el presidente del Principado, Javier Fernández, verá que el tren tarda exactamente lo mismo: una hora y quince minutos... Así, es imposible que Feve pueda remontar.

Vamos con un ejemplo de horario que supone un gasto en gestión y recursos totalmente inútil para captar pasajeros. Igual que Paco Martínez Soria en “Don Erre que Erre”, Feve mantiene contra viento y marea el tren que sale a las 06.25 de la mañana de Gijón y llega a Laviana a las 07.40. Ese mismo tren hace la vuelta a las 07.45.

Llevamos tiempo controlando ese tren concreto y, salvo en el punto de inicio, Gijón y Tremañes, no sube ni baja absolutamente nadie entre las estaciones de Sotiello y La Florida. A pesar de ello, Feve sigue con su absurda cabezonería –no cabe calificarla de otra manera, pues los datos son clarísimos– en hacer parar ese tren, sí o sí, con un horario totalmente irreal y fuera del mercado del transporte público.

El actual horario franquista de las 06.25 no beneficia absolutamente a nadie; es incompresible por qué Feve hace parar ese tren en todo ese montón de apeaderos inútiles en los que ni sube ni baja nadie desde hace años.

Desde Gijón el tren debería salir a las 06.55 o 07.00 de la mañana como semidirecto, con llegada a Laviana, a las 07.40. Esto supondría un ahorro del 47%. El tren sólo debería parar en Tremañes, Noreña, El Berrón, Carbayín, Tuilla, La Felguera, Sama, El Entrego y, desde Sotrondio, todas las paradas hasta Laviana.

La vuelta, a las 07.45, se mantendría tal cual, pues los datos que tenemos avalan que tiene pasajeros en los distintos apeaderos y estaciones.

¿Esta propuesta puede tener éxito? Hasta que no se pruebe no se sabrá, pero lo que es seguro, seguro que no atrae ningún cliente es el actual horario de las 06.25 de la mañana, y que el tren tarde la friolera de 75 minutos, lo mismo que cuando ¡vivía el dictador Franco!

Feve no puede alegar problemas de tráfico de trenes para modernizar el servicio, pues a esas horas hay un tráfico casi testimonial o nulo en la referida línea. No obstante, si sigue insistiendo en mantener el horario y servicio con las paradas actuales, debería explicar a la opinión pública asturiana cuáles son los motivos (sociales, desde luego, claramente no).

Vamos a analizar desde otro ángulo distinto la poca o nula visión comercial que tiene Feve para captar clientes.

Mientras mantiene una pérdida acusada de clientes generalistas, en cambio, cada vez más clientes ciclistas quieren usar el tren. ¿Qué hace para captar/cuidar este mercado? Nada, sólo poner trabas, normas absurdas e irreales, vistos las ratios de ocupación de sus trenes, y seguir diseñando éstos con una retahíla de asientos que si quitasen darían cabida a más clientes ciclistas. Esto no afectaría de ningún modo a la comodidad del resto de pasaje, más bien al contrario. Deberían desaparecer ocho asientos por unidad en los cercanías y dos asientos más en los regionales que van al Ferrol y a Santander. Sin ser tan grave la situación, lo mismo opinamos de las unidades de Renfe Cercanías: habría que eliminar dos asientos.

La absurda y restrictiva norma de cinco bicicletas por tren en Feve debe, lisa y llanamente, desaparecer e ir a hacia una nueva en la que se vea al cliente ciclista, no como un problema o un enemigo, sino como alguien que llena los trenes que otros clientes no usan. Hay que premiar a quien usa el tren, y ésos son, sobre todo los fines de semana, los clientes ciclistas (la Senda del Oso es un ejemplo clarísimo de la a-gu-da ce-gue-ra co-mer-cial que lleva practicando Feve desde hace veinte años).

Con datos en la mano, estamos con unidades más o menos estándar en cuanto asientos, unos 76. ¿Saben qué ocupación tienen estos trenes?... fuera de los de hora punta, no llega la media en ninguna línea más allá del 25%, y eso siendo extremadamente generosos, pues en fin de semana la ocupación cae todavía más en picado, salvo los meses de verano en alguna línea. Es decir, se va con 19 asientos ocupados y 57 criando telarañas. Toca luego las narices que al/la cliente ciclista, que es quien puede colaborar a paliar el severo déficit que Feve tiene, se le pongan zancadillas o se le trate de manera incorrecta. Para ello nos remitimos a la carta publicada en enero del 2014 en LA NUEVA ESPAÑA titulada “¿Odia Feve a los ciclistas?”, firmada por D. Jesús Gómez González, a quien no tenemos el gusto de conocer. Un despropósito por parte de la compañía y un ejemplo clarísimo y pésimo de lo que no hay que hacer; salvo que a Feve/Renfe le guste seguir llevando sus trenes vacíos, claro.

Queridos/as gestores/as de Feve/Renfe: ¿se quieren enterar ustedes de una vez por todas, o seguirán erre que erre como la película de Paco Martínez Soria, hasta que llegue el cierre?

Carlos García

Colectivo Asturias al Tren, Gijón

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