Visitas guiadas
Como generalizar casi nunca es acertado, incurriría en un grave error si dijera que las visitas guiadas no cumplen correctamente con el objetivo esperado pero, lamentablemente, en función del número de personas que se apunten, del nivel de competitividad existente de las mismas para situarse en primera fila, de las condiciones físicas del lugar o de los decibelios a los que se transmite la información la experiencia puede ser muy poco recomendable. Las variables con sabor amargo imputables a los visitantes como, por ejemplo, las carreras o los empujones para estar bien situado son responsabilidad directa de los mismos, aunque si lugar a dudas, si el número de personas permitidas en las visitas guardara armonía con los aspectos técnicos que sí son competencia de la organización, incluso hasta nuestros comportamientos primarios quedarían muy reducidos. Recaudar sí, pero un mínimo de calidad también.
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