Un pacto fructífero
Lógicamente, las ideas, reflexiones o propuestas acerca de qué se puede hacer para superar la crisis son variadas en formas y colores en función de los intereses considerados por cada uno de los protagonistas y, por tanto, susceptibles de ser calificadas de espurias, populistas u hostiles por cualquiera de las partes. Por ello, para alcanzar un pacto fructífero es necesario que exista una atmósfera común de pragmatismo, sensatez y empatía, pero velando por un claro objetivo: que las diferencias sociales no continúen pronunciándose, pues esto no es demagogia sino una realidad constatable que debe y puede aliviarse. La historia demuestra que, muchas de las aspiraciones y reivindicaciones sociales que un día fueron tildadas de inasumibles, fueron posibles y contribuyeron a extender el bienestar a estratos de la población que vivían en condiciones paupérrimas y a establecer derechos como, por ejemplo, la asistencia sanitaria o la regulación de la jornada laboral. ¿Por qué ahora no va a ser posible continuar avanzando en la misma dirección?
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