Patadas por todos lados
Según el color del cristal con que se mire es indiferente en este caso. Patadas son patadas, desde que alguien le soltó la primera al otro, como venganza por su inferioridad.
Artur Mas (junto con su equipo) deben estar entrenando (bajo la batuta de algún entrenador de fútbol ¿francés?) para ver como sacudírsela, en todo el trasero, a España. Se verá.
Por otro lado, al corredor de motos Valentino Rossi le cuesta reconocer haberle arreado a Marc Márquez otra patadita de libro, en la carrera que disputaron en el Gran Premio de Malasia. Pero él dice que no le obedeció el pie. ¡De risa!
La última patada, y esta sí que es buena, se la han dado al sector cárnico (fabricantes y establecimientos de carne). Ahora, parece ser, que la carne que pasa por un proceso de elaboración: chorizos, morcillas, hamburguesas, embutidos puede ser cancerígena, si se consume a lo bestia. Ya sabemos que para los bestias no hay normas, por lo tanto, no sean tan alarmistas, por favor. Seguramente que los que han creado la alarman (desde sus yates) se nos han vuelto vegetarianos.
Al final de la historia es lo de siempre: unos sacan tajada y los otros a comer verduras.
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