La Rampla, calzada romana en La Frecha

Estimado alcalde de Lena: como bien sabe, un mal día el Ayuntamiento que usted gobierna adoptó una medida innecesaria, y nada prioritaria, cual fue el hormigonado de la única parte conservada en buen estado de una desviación de la calzada romana conocida como "Vía Xuliana, el Camín de la Xuliana", a su paso por mi pueblo de La Frecha. Estamos hablando de mayo de 2014.

Desde entonces, he tenido con usted y técnicos municipales corteses entrevistas que de poco han servido, pues a esta fecha sigue sin ser restaurado a su estado primitivo el trecho de calzada romana, tapado de cemento sin justificación alguna, y contra las propias normativas municipales vigentes.

Ante la documentación aportada, ustedes solicitan "a posteriori" un informe a Patrimonio donde efectivamente le comunican que "no se incluye en el inventario arqueológico de Lena ninguna vía histórica con tal denominación". Pero que no se incluya entre lo excavado por los arqueólogos hasta la fecha no quiere decir que no exista, mejor dicho, que no existiese: ¡cuánto patrimonio lenense y asturiano no está inventariado, porque aún no está excavado!, y, por lo que veo, lleva el mismo camino, si los responsables municipales no le ponen remedio.

Paradójicamente, el ilustrísimo Ayuntamiento de Lena entra en contradicción consigo mismo, y debería haber sido más precavido en cuanto al hormigonado de tal trazado, pues en el BOPA n.º 12 de 24 de mayo de 1996, en su apartado VI, dentro de caminos y caleyas tradicionales, dice textualmente: "Posiblemente se trate de la antigua Vía Juliana"; así como informes de sus técnicos municipales, que, incluso por escrito, han manifestado la errónea decisión del hormigonado y el compromiso de restituir el empedrado a su estado original, por supuesto, sin cumplir.

Se le ha aportado a usted documentación suficiente para confirmar la aseveración de que se trata de un tramo de calzada romana, desviado por La Frecha, camino hacia Mamorana (la villa romana). Prestigiosos estudiosos de la Universidad de Oviedo, informes de filólogos e historiadores tratan este tema. Y lo atestigua la tradición oral: algo muy importante que usted y su equipo de gobierno desprecian en grado sumo, como es la historia que no está escrita, pero que existió para los nativos de los pueblos (y la famosa "intrahistoria", que decía Unamuno). El legado de nuestros mayores, que, como está por escribir y por inventariar, terminará bajo el cemento también. ¡Y luego quieren ustedes traer turistas! Será para pasearlos por autopistas, autovías y carreteras.

Lo mínimo que se puede esperar de una Corporación local es conservar el patrimonio de que dispone; sobre todo cuando ni siquiera cuesta dinero su conservación, como era una rampla empedrada desde tiempos centenarios que no molestaba a nadie. Ni siquiera su destrucción supuso alguna ventaja para el pueblo: sólo sirvió para desunirlo y enfrentarlo por algo tan importante para la convivencia vecinal, eso que ustedes tanto predican, sin dar ejemplo, y motivándola en los pueblos más pequeños, por si fuera poco.

Ante esta situación, lo mínimo que usted debiera hacer es promover "de oficio" el procedimiento de catalogación, antes de destruir sin prueba alguna una calzada empedrada, y antes de incumplir las propias normativas del BOPA sobre patrimonio lenense: algo muy impropio de una Corporación responsable (las normas que se exigen a los demás debe comenzar por aplicárselas el propio Ayuntamiento a sí mismo).

Como siempre he sido prudente y objetivo, no había querido interferir en los diversos procesos electorales del concejo; por ello, mantuve de forma privada este asunto con usted. Pero ha llegado el momento de dar público conocimiento a este asunto; entre otros, a los diversos grupos municipales, con la idea de conocer su posicionamiento al respecto. Sólo he encontrado una actitud receptiva, comprensiva y adecuada en el Grupo Socialista; al resto parece que también le importan muy poco la historia, la cultura y la normativa patrimonial de su concejo (muy lamentable y muy poco edificante).

También soy consciente de que el número de votos que esta decisión adoptada por ustedes políticamente no les preocupa en absoluto, dado la mínima población del pueblo de La Frecha, y más, si cabe, cuando esta reivindicación viene desde personas que residimos fuera por razones de trabajo. Es una señal de que a ustedes nada les importan tantos lenenses que volvemos a nuestros pueblos siempre que podemos (y somos muchos): nada les importa a ustedes la población del concejo (dentro o fuera, eso es lo de menos en estos tiempos de tantos y tantas jóvenes migrantes). ¡Vaya imagen que dan ustedes entre tantos que andamos fuera!

Nunca hubiese imaginado llegar a hacer público este hecho, pero desde luego me merecen más confianza la historia oral, los informes de la Universidad y la de prestigiosos filólogos e historiadores conocedores del terreno que la opinión de un desconocido arqueólogo que ni conoce ni investigó el lugar como debiera hacerlo antes de opinar: para hablar de arqueología, habrá que pisar el terreno y escarbarlo antes. Por cierto, usted se comprometió también a invitarme a esa visita, pero, una vez más, no cumplió su palabra.

Por todo ello, estimado Alcalde, no me quedan muchas vías amistosas de solucionar el asunto, y cuando menos, me gustaría incluyese en el orden del día del próximo Pleno este asunto y así conocer formalmente la posición de su Corporación sobre la Rampla de La Frecha, que se mantuvo tan bien empedrada por lo menos cientos de años. Hasta que ustedes se llevan el honor de terminar en unas horas con tantos siglos de historia y de viajeros, tirando por encima (basculando simplemente, de forma tan chapucera) unas cuantas cubas de hormigón.

Reciba un atento saludo y no dude que seguiré en el empeño.