La Nueva España » Cartas de los lectores » Javier Fernández y la vuelta al socialismo

Javier Fernández y la vuelta al socialismo

18 de Febrero del 2017 - Antonio García de Tuñón (Oviedo)

Decía Hannah Arendt que el nacionalismo es la reacción impotente frente a la revolución. Si trasladamos esta afirmación a nuestros días, podríamos decir que el populismo es la reacción impotente frente a la globalización. No obstante, esta reacción ha venido a desbaratar las predicciones de Fukuyama; la democracia liberal y la economía de mercado no son "el fin de la historia".

En el caso de España, podríamos decir que esta vuelta a la tribu presenta matices propios.

Por un lado, estaría el independentismo catalán, que ha capitalizado el descontento de la sociedad catalana con una explicación muy simple, el problema es España.

Y por otro lado, a nivel nacional estaría Podemos, cuya narrativa también tiende a la simplificación, el enemigo del pueblo es la casta y la solución a los problemas es más democracia. Sin embargo, las fronteras de estos conceptos estarían por definir.

No definen la casta, ni el pueblo, ni siquiera qué entienden por democracia; son significantes vacíos en disputa. Lo único que sabemos es que niegan la soberanía del pueblo español en favor de la soberanía catalana, la aragonesa o la gallega.

Pese a las enormes contradicciones podríamos suponer que a nivel estatal defienden una especie de federalismo revolucionario artificial, al modo de la primera República. Aunque no queda claro si el "derecho a decidir" es un instrumento para romper "el candado del 78" y conquistar el poder central, como pretende Iglesias, o un fin en sí mismo, como pretenden los nacionalistas catalanes.

Los continuos equilibrios y complejos del líder de la formación morada para abordar la cuestión nacional son una de sus grandes debilidades; las otras dos grandes debilidades son su escasa influencia en el mundo del trabajo y su reducida penetración en el mundo rural y los pensionistas.

Son estas debilidades las que mantienen a Rajoy en el poder, que se beneficia de la falta de discurso del PSOE y su incapacidad de presentar una alternativa fiable de Gobierno al PP.

El único discurso sólido en torno a estas cuestiones dentro del PSOE ha sido el de Javier Fernández, presidente asturiano. No sólo no ha evitado la confrontación al hablar de las pensiones, el separatismo o los derechos laborales, sino que le ha cogido la medida a Iglesias, al que tachó de Caifás.

Es interesante la analogía con el personaje bíblico, pues más allá de representar el arquetipo de hipócrita o de puritanismo exagerado, convendría recordar sus palabras ante el Sanedrín sobre Jesús antes de ser crucificado: "No os dais cuenta de que os conviene que un solo hombre muera en el interés de un pueblo y para evitar que perezca toda la nación". Iglesias, al igual que Caifás, sostiene que la existencia del pueblo depende de la designación de un enemigo y su posterior sacrificio. La política, para Podemos, es la definición del amigo y del enemigo.

En cuanto al discurso, no presenta ninguna novedad, sino que pide una vuelta a los orígenes del socialismo, ésa es su fortaleza. Retoma la idea de España a través de Azaña, desmonta con argumentos prácticos las soflamas independentistas, califica el derecho a decidir como lo que es, el derecho a dividir y no sólo la patria, sino también la caja de la Seguridad Social, la educación y la sanidad pública, las pensiones y un largo etcétera. Opone la racionalidad al sentimentalismo pueril de Iglesias cargado de filias y fobias. Y reivindica las raíces del socialismo en el movimiento obrero y no en los cómodos claustros universitarios.

En definitiva, sería un candidato idóneo para arrebatarle la Presidencia a Rajoy y enfrentarse al nacionalismo separatista y al populismo de Podemos sin polarizar en exceso al país, siempre que contase con una leal oposición a la derecha. A su vez, esto posibilitaría el rearme ideológico y moral de una derecha cada vez más corrupta y acomplejada.

En conclusión, sólo un liderazgo de peso en el Partido Socialista, con un discurso coherente, podría a día de hoy presentarse como alternativa a Rajoy y enfrentarse a los dos desafíos que España debe afrontar a medio plazo: el separatismo y el populismo. Además, esto abriría la posibilidad de una regeneración en la derecha, cada vez más huérfana de ideas y de proyecto, que ha abandonado paulatinamente el liberalismo y el humanismo cristiano en el que decía basarse, convirtiéndose en meros gestores de la burocracia estatal y renunciando a cualquier batalla cultural que no sea la puramente económica.

Cartas

Número de cartas: 45133

Número de cartas en Abril: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2036

Número de tribunas en Abril: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador